Las 5 entradas más populares de la semana

domingo, 13 de septiembre de 2015

Crítica de "In the Heights", de Quiara Hudes y Lin-Manuel Miranda

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de In the Heights
Libro: Quiara Alegría Hudes / Música y letras: Lin-Manuel Miranda
(Estrenada en Broadway en 2008)

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Teatro Del Globo)

Nivel: 7 /8


¿De qué se trata?: La obra retrata tres días en la vida de un grupo de personajes viviendo en Washington Heights, un barrio latino al norte de Manhattan. Los ritmos caribeños vibran y desbordan a los personajes, así como también los sueños de vivir una vida mejor, las preocupaciones por llegar a fin de mes y el calor insoportable en medio de un corte de luz.

El punto fuerte de la obra: Lucía Belén Pazos (Vanessa).


Son muchas las circunstancias en que las ansias de montar un gran musical se ven truncadas por las limitaciones presupuestarias. Para contrarrestar esta situación, la escena local a veces recurre al formato de cooperativa (ninguno de sus integrantes cobra dividendos fijos). Este es el caso de la puesta de In the Heights que se puede ver en el Teatro del Globo, gracias a la iniciativa de su director Gabriel López. La obra, originalmente estrenada en Broadway en 2008, presentó algo disruptivo en la meca teatral neoyorkina: una historia de personajes latinos viviendo en Manhattan, en el barrio Washington Heights, contada a través de canciones con ritmos poco escuchados en los teatros de esas latitudes (hip-hop, rap y salsa).


Al igual que el suceso Rent, se trata de un relato coral, donde no existe un conflicto único (y si hay alguno que por momentos sobresale, no es lo suficientemente fuerte como para traccionar todas las acciones de los personajes). Por esto, el desafío del director recae en que la obra no se convierta en la mera suma de sus partes, y Gabriel López estuvo a la altura de las circunstancias. Para entrar de lleno en la narración como espectador, hay que conectarse con la idea de “barrio”, es decir, creer que lo que sucede en los acotados metros cuadrados del escenario es parte de una estructura mayor, con su propia idiosincrasia. Es fundamental general la sensación de cotidianeidad y de vínculos afianzados, y en esto se percibe el trabajo en equipo del elenco.

Es cierto que a la pieza le lleva su tiempo presentar a todos los personajes y los elementos con los que se irán desarrollando las distintas situaciones, pero es consciente de que necesita esa base para que el público pueda prestarle atención a líneas argumentales paralelas. Por eso, es probable que la primera mitad del primer acto sea la más floja, puesto que carece del ritmo fluido que sí se logra más adelante (especialmente, después de un hecho que funciona como punto de quiebre para el destino de los protagonistas).


Los sonidos del barrio

A su vez, las canciones son indispensables para integrar los componentes de este barrio. El director musical Elías Cafiero debió lidiar con una partitura bastante compleja, por la forma particular en que las melodías se van insertando constantemente en el texto y la elaboración de ciertos juegos de voces. Los números musicales no están claramente delimitados, sino que se va estableciendo un código según el cual la música aparece como una forma innata de expresión de estos latinos. Da la impresión de que pueden pasar de la palabra al canto sin ningún sobresalto. Así, son varias las funciones que puede cumplir la música dentro de In the Heights: puede ser expositiva, favorecer el diálogo, brindar momentos de introspección o, fundamentalmente, servir como factor de unión entre todos los personajes. Le inyecta al barrio su personalidad, uniendo las diferentes culturas y conectando lo que sucede con los conceptos de hogar e identidad que son el trasfondo de todo el espectáculo. Por esta razón, esta obra no hubiese funcionado en un formato no musical. Se destacan los números “96,000” y “Carnaval del barrio” por su energía, propulsada por la coreografía de Marina Paiz. Sin embargo, es una pena que por las referidas restricciones presupuestarias esta producción no haya podido contar con músicos en vivo, que hubieran realzado muchas escenas.

Las letras originales son ingeniosas por la forma de rimar las palabras y los recursos para que las frases suenen muy rítmicas. Obviamente, estos detalles se pierden en cualquier adaptación, aunque la de esta versión resulta muy efectiva y es fiel a la forma de expresarse de cada personaje. Además, es cuidado el trabajo con el crisol de acentos que conviven en el barrio (mexicano, dominicano, cubano, puertorriqueño y estadounidense). En Broadway se recurría a la inclusión de palabras en castellano, y aquí se hace lo mismo con el inglés. El elenco es muy bueno vocalmente, y se circunscribe correctamente al difícil manejo de los tiempos musicales. Por momentos, tal vez sea necesario un ajuste de sonido para permitir que se pueda apreciar mejor la totalidad de las letras.


Latinos apasionados

Entre los intérpretes, se destaca principalmente Lucía Belén Pazos como Vanessa, un verdadero hallazgo. Con mucha gracia y naturalidad tanto para actuar como para cantar y bailar, maneja el devenir de la trama durante muchas de las escenas (incluso en algunas en las que no es el centro). Su personaje es caprichoso y querible a la vez, y en la interacción con el resto revela sus capas más interesantes. Otro talento joven para tener en cuenta es Mora Fernández (Nina), quien demuestra sensibilidad y canta con compromiso.
Por su parte, Nicolás Leguizamón (Benny) realiza la mejor composición actoral, poniendo atención a la forma de relacionarse con cada habitante del barrio y a su propio pasado en ese lugar. Nahuel Villareal (Usnavi) rapea sin fisuras y va guiando al espectador ocasionalmente, mientras que Martín Mazalán (Sonny) lo secunda con humor y frescura. La Abuela Claudia de Ninna Fernández es tierna y cariñosa, y en las antípodas se ubica Jimena Maiorano (Daniela), pura potencia vocal. Completan el elenco Agustina Baldi (Carla), Esteban Nieva (Kevin), María Barci (Camila) y el carismático Maximiliano Azambuya (Paragüero).

Esta es una de esas obras en las que la escenografía es un componente esencial. Ana Latini adaptó el diseño de Broadway para poder mostrar la misma multiplicidad de espacios que involucra la historia. El barrio conserva cierta dualidad: es entre acogedor y opresivo, según las circunstancias en las que se lo mire (esto es acompañado por la iluminación, que marca calidez o frialdad). En el fondo, el puente es central para situar el contexto geográfico. Por último, las variaciones del vestuario eminentemente urbano van siguiendo el paso de los días.

En síntesis, se trata de una buena oportunidad para ver en Argentina una obra ganadora del Tony al Mejor Musical y finalista del premio Pullitzer, con una producción que apostó por talentos jóvenes. Aunque no es apta para espectadores impacientes por su extensa duración, los fanáticos del musical disfrutarán de este pintoresco carnaval (…del barrio, por supuesto).


Más información:
Teatro: Del Globo (Marcelo T. de Alvear 1155) – Teléfono: 4816-3307
Funciones: sábados de septiembre a las 21 hs.
Duración: 2 horas 40 minutos (incluyendo intervalo de 15 minutos)
Precio de las entradas: $150, $230 y $300

Dirección general: Gabriel López
Dirección musical: Elías Cafiero
Elenco: Nahuel Quimey Villarreal (Usnavi), Ninna Fernández (Abuela Claudia), Lucía Belén Pazos (Vanessa), Mora Fernández (Nina Rosario), Nicolás Leguizamón (Benny), Martín Mazalán (Sonny), Jimena Maiorano (Daniela), Agustina Baldi (Carla), Esteban Nieva (Kevin Rosario), María Barci (Camila Rosario), Maximiliano Azambuya (Piragüero) y Ignacio Francavilla (Graffiti Pete)
Ensamble: Lucila Tolis, Giovanna Rossi, Rosario Ferrari, Evelyn Basile, Darío Gómez, Nicolás Mereles, Gracian Quiroga Paez y Gabriel Carabajal
Coro Cabina: Lucia Mutio, Mariela Ferres, Augusto Moreno, Julian Casa
Producción Ejecutiva: Covershow Producciones
Dirección coreográfica: Marina Paiz
Adaptación: Covershow
Producción artística: Gabriel López, Marina Paiz, Jimena Maiorano y Nahuel Villarreal
Diseño de escenografía: Ana Latini
Diseño de vestuario: Marina Paiz, Jimena Maiorano y Silvana Leoni
Diseño de luces: Gabriel López
Operador de luces: Adrian Juarez y Juana Civit
Diseño de sonido: Elías Cafiero
Diseño de video y multimedia: Matías Sánchez de Bustamante
Fotografía: Belén Paiz
Diseño gráfico: Mariana Ochoa
Marketing y prensa: Mazalán Comunicaciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario