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martes, 9 de agosto de 2016

Crítica de "The Rocky Horror Show", de Richard O'Brien

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de The Rocky Horror Show
De Richard O’Brien
(Estrenada en Londres en 1973)

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2016 (Teatro Maipo).



¿De qué se trata?: Brad y Janet deciden ir a visitar a uno de sus antiguos profesores para contarle sobre su flamante compromiso. No obstante, en una noche tormentosa, a su auto se le pinchará una rueda y deberán buscar refugio en el castillo del Dr. Frank-N-Furter, un científico travestido con una vil inteligencia y libido insaciable. Allí, serán testigos del nacimiento de su nueva criatura: Rocky.


King Kong, El día que la tierra se detuvo, Flash Gordon y La Novia de Frankenstein son sólo algunas de las películas de ciencia ficción referidas en la primera canción de The Rocky Horror Show. Se delimita, así, una de las dos instancias de que separarán al público del relato: primero se lo invita a sumergirse en el clima de una proyección de trasnoche en un cine de films clase B, y luego aparecerá el narrador de la historia. Esta doble distancia, más allá de generar suspenso, prefigura lo que veamos puede ser muy disparatado, y se convierte en la puerta de entrada a un espectáculo que entretiene de principio a fin. Transitar correctamente lo bizarro es una ardua tarea, porque el desborde puede resultar carente de significado o desprolijo. En su debut comercial, el director Andie Say se sumerge por entero en la particular lógica de la obra, ofreciendo diversión sin pausa y creando un universo entre macabro y atrayente.

Pese a sus toques modernos, la puesta conserva un aire a otra década. Es que este musical, estrenado en 1973, es fiel reflejo de la revolución sexual de la segunda mitad del siglo pasado. Cuando Brad y Janet, dos jóvenes puritanos recién comprometidos, llegan por accidente al castillo del promiscuo científico transexual Frank-N-Furter (Roberto Peloni), comenzarán a trasgredir los límites fijados por sus propios prejuicios. Janet (Sofía Rangone) representará a la parte de la sociedad que se entregó sin pruritos a la libertad sexual, mientras que Brad (Walter Bruno) se asustará sobre sus nuevos descubrimientos. De hecho, las mujeres fueron protagonistas de esa movida cultural sin precedentes, y no es casual la referencia a Charles Atlas, ícono de una época anterior, donde la sexualidad era más contenida, y una figura publicitaria resultaba un vehículo de escape y libidinización. Las reacciones opuestas de la pareja a las experiencias vividas en el castillo quedan reflejadas en los particulares epítetos que el público es invitado a gritarles cada vez que el narrador los nombra. Este es uno de los recursos que el director tomó de la guía de participación que los fanáticos de la obra y de su versión cinematográfica fueron construyendo para interactuar con la historia. Mientras que en Londres o Broadway los gritos constantes del público pueden resultar tortuosos para quien no conoce el espectáculo, en este caso la intervención dosificada de los espectadores es un bienvenido aporte lúdico. Sorprende la buena predisposición de la platea.

La partitura, plagada de rock and roll, es de por sí potente y memorable, pero la dirección musical de Lorenzo Guggenheim le hace justicia con creces, y la banda en vivo es sobresaliente. Por su parte, la adaptación de Marcelo Kotliar es sugerente y graciosa sin ser burda. Sin embargo, en la función del estreno hubo ocasionales desajustes de sonido que impidieron tanto la normal audición de fragmentos de las letras como el lucimiento total de ciertos intérpretes en sus respectivos solos.
Tras haber ganado el Premio Hugo de Oro, Roberto Peloni asevera su calidad interpretativa en un rol que lleva adelante con absoluta naturalidad. Es Frank-N-Furter desde la punta de sus tacos hasta el delineador de sus ojos. A su vez, Sofía Rangone resulta una revelación por la seguridad en la composición y el canto. El resto del elenco, garantía de efectividad, responde a la excentricidad requerida y también encuentra la justa medida para sus gestos y para decir el texto. A su vez, el rock les permite explorar matices vocales y sorprender en un registro distinto del habitual (como sucede con Federico Coates). El papel del criminólogo narrador, a cargo de un invitado, fue cubierto con maestría por Marcos Mundstock en la velada presenciada (será difícil superarlo). El ensamble aporta una atmósfera festiva, al ritmo de las coreografías de Alejandro Lavallén, de tal forma que algunos cuadros parecen videoclips de los setenta. Tanto la iluminación (Matías Rebello) como el vestuario (Daniel Ponzio) y la escenografía (Ana Díaz Taibo), hecha con materiales reciclables, están al servicio de una estética glam. Al parecer, a los alienígenas les gusta usar boas de plumas.


Más información:
Teatro: Maipo (Esmeralda 443)
Funciones: martes a las 21 hs.
Duración: 2 horas y 10 minutos aprox. (incluyendo intervalo)
Precio de las entradas: $350 a $450
Entradas en venta en el teatro y en Plateanet.

Dirección general: Andie Say
Dirección vocal y musical: Lorenzo Guggenheim
Elenco: Roberto Peloni (Frank N. Furter), Melania Lenoir (Magenta), Federico Coates (Riff Raff), Walter Bruno (Brad Majors), Sofía Rangone (Janet Weiss), Ignacio Pérez Cortés (Rocky), Micaela Pierani Méndez (Columbia) y  Maia Contreras (Dr. Scott/Eddy)
Ensamble: Luli Muiño, Lucas Gentili, Facundo Magrané, Mariano Condoluci, Ana De Vicentiis y Julia Tozzi
Banda: Lorenzo Guggenheim (piano), Mariano Cantarini (guitarra y asistencia en la dirección musical), Martín Lozano (bajo), Jorge Giorno (batería) y Agustín Konsol (teclado)
Coreografías: Alejandro Lavallén
Asistente en coreografías: Antonella Campaniello
Adaptación libro y letras: Marcelo Kotliar
Producción ejecutiva: Estanislao Otero Valdez
Producción ejecutiva: Victoria Saud
Producción ejecutiva: Nicolás Dal Farra
Diseño de vestuario: Javier Ponzio
Diseño de escenografía: Ana Díaz Taibo
Diseño de iluminación: Martín Rebello
Diseño de sonido: Mariano Del Rosso
Maquillaje: Santiago Castro
Peinados: Adrián Llamosas
Stage Managers: Gina Solor y Alan Gejtman
Asistencia de dirección: Laura Eslava
Fotografía: Nacho Lunadei
Diseño gráfico: Matías Gordon
Marketing digital y social media management: Belu Maffei
Comunicación y prensa: Carlos Mazalán, Marcelo Boccia y Ariel Zappone
Asistente de producción: Tamara Bur
Asesor legal/Asistencia producción: Andrés Coll Areco

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