Las 5 entradas más populares de la semana

martes, 11 de junio de 2013

Crítica de "Forever Young", de Eric Gedeon, en versión de Paco Mir, Joan García, Carlos Sans, Pablo Kompel, Sebastián Bultrach y Daniel Casablanca

Crítica de Forever Young

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2012 – 2013 (Teatro El Picadero) – 2014 (Teatro Metropolitan Citi).

Calificación: 7.5/10


¿De qué se trata?: Un musical con un amplio repertorio de canciones de los 70s, 80s y 90s, que cuenta un día en la vida de seis ancianos que han sido artistas y viven juntos en un geriátrico. Las canciones les sirven para combatir el aburrimiento y no perder la vitalidad, enfrentando la vejez de la mejor manera (con alegría), y aprovechan para divertirse con ellas cada vez que la enfermera se ausenta.
Basada en la versión catalana (del grupo Tricicle) de un musical noruego (Evig Ung).


El punto fuerte de la obra: las interpretaciones. Sin dudas, los actores son el alma de esta obra, que probablemente no sería tan efectiva si no se hubieran confiado los roles a actores tan buenos, todos experimentados en teatro musical. Parece una paradoja, pero muchas veces se priorizan otras cosas antes que la formación de un actor o lo que transmite en escena, y tiene un gran valor que la producción haya elegido a estos artistas.
Ivanna Rossi, Martín Ruiz, Melania Lenoir, Omar Calicchio, Walter Canella, Andrea Lovera y Dan Breitman son un derroche de histrionismo, y humanizar sus caricaturas. La composición de los personajes está abordada desde la actuación, que la fortalece, y por eso funciona. Los personajes tienen matices, relieves, son cercanos al público, que puede identificarse con ellos. El director, Daniel Casablanca, seguramente tuvo mucho que ver con esto y con la forma en que se vinculas los viejitos, que permanecen toda la obra en escena. Todos los actores saben plantarse y moverse en el escenario con oficio, siempre en personaje, al que habitan. Atraviesan pasajes que requieren de distintas pautas con solvencia, como la rutina de ejercicios, el baile, la reacomodación de cada uno en su lugar o la gran escena con parlamentos de Shakespeare, y tienen el manejo del humor sumamente afianzado.
Gimena Riestra ya ha sido alabada por muchos críticos por su papel de enfermera, y se merece la ovación que recibe. Demuestra intuición escénica, timing y una buena voz para cantar. Su personaje le permite desplegar su talento, presentar a los personajes, generar constantemente situaciones distintas, y dar un vuelco hacia el final de la historia. Hace grande un rol secundario.
Gaby Goldman, por su parte, sigue demostrando que es un pianista y arreglador brillante, pero suma una faceta actoral, en la que se mueve muy bien, en pequeñas intervenciones.


Debo decir que cuando leí cómo estaba estructurado el musical, todo parecía indicar que sería un divertimento chato, porque las canciones aparecían sin tener relación directa con una trama (esta obra carece de un argumento tradicional), como sí sucede en cualquier musical hecho y derecho. No obstante, la resolución de este problema me sorprendió gratamente, si bien es cierto que las canciones no sirven para hacer avanzar la trama ni tienen relación directa con lo que sucede en escena, son fundamentales para dotar de diversión la vida de los protagonistas, cambiando su forma de afrontar la vida. En ese contexto, los personajes no podrían vivir sin música. Además, algunas marcan climas, potenciadas por los arreglos (como “Smells Like Teen Spirit”, que logra transmitir mucho a partir de cómo se canta). También, es notable que una canción como “Barbie Girl” llegue a dar escalofríos gracias a su uso dentro de la obra. Otro momento destacable es la interpretación de “Forever Young” (por Melania Lenoir) que viene después de esa escena, y adquiere un sentido renovado a la luz de lo que pasa.
La selección de canciones fue realmente muy buena y amplia (conviven “El lago de los cisnes”, “Una lágrima sobre el teléfono”, "Notti Magiche", “Roxanne”, “Chiquitita”, “0303456” y “El Rock del Gato” por dar ejemplos de su heterogeneidad), dado que traviesa varias generaciones y géneros. Es por eso que la versión argentina (de Paco Mir, Joan García, Carlos Sans, Pablo Kompel, Sebastián Bultrach y Daniel Casablanca) es creatividad pura, y esto se traslada también a los momentos del libro donde no se canta. La obra hace un manejo ejemplar del humor, puesto que hay gags efectivos permanentemente. El staff de adaptadores argentinos partió de un concepto catalán (basado en la obra original noruega), pero lo dotó de originalidad, personalidad e identidad argentina, apelando al público local con las canciones (el cuadro de rock nacional es un gran momento) y los chistes, buscando su identificación. Hace unos meses, estuve presente en los premios Florencio Sánchez, donde Gimena Riestra subrayó lo importante de apropiarse del material, y abordarlo con creatividad antes que encararlo desde lo superficial (no recuerdo exactamente las palabras que usó, pero Pepe Cibrián se dio por aludido, tras su regular pieza Excalibur, y, por las dudas aclaró que su dramaturgia tenía corazón, sólo que sus obras eran más caras).
Volviendo al libro, este culmina con un giro interesantísimo, e invita a la reflexión y la emoción (ambas en forma sincera y desprejuiciada) en su último tramo.
Por poner un ejemplo de los localismos, despierta carcajadas la mención de Guillermo Francella (aunque ya está cremado y reducido a cenizas, siguen repitiendo Casados con hijos), Julio Chávez (en el borda) y Les Luthiers (vivos, de gira entre Madrid y Buenos Aires).
La escenografía de María Oswald es vistosa, y tiene pósters de comedias musicales argentinas que llamarán la atención de todo fanático del género. El vestuario es simpático y el maquillaje y las pelucas son indispensables para construir la lograda apariencia de los viejitos.
La coreografía simple de la siempre efectiva Elizabeth de Chapeaurouge aporta momentos divertidos.


En resumen: Una obra sencilla, que aborda un tema complejo (envejecer) y nos hace enfrentarnos a él y reflexionar desde el humor. Está apoyada en excelentes interpretaciones de artistas reconocidos del género y una gran adaptación del libro, pensada para el público local, llena de ingenio y gags y manejada con buen timing por el director Daniel Casablanca.

Más información:
Dirección: Daniel Casablanca.
Teatro: El Picadero (Pasaje Discépolo 1857).
Duración: 1 hora 35 minutos.
Funciones: miércoles a domingos.
Entradas: $170 a $200.

NOTA: INFORMACIÓN 2014
Elenco: Walter Canella, Christian Giménez, Melania Lenoir, Andrea Lovera, Mariela Passeri y Germán Tripel. Pianista: Pablo Bronzini.
Teatro: Metropolitan Citi (Av. Corrientes 1343).
Precio de las entradas: desde $180 hasta $240.
Funciones y promociones: consultar en https://www.plateanet.com/Obras/forever-young


No hay comentarios:

Publicar un comentario