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viernes, 17 de abril de 2015

Crítica de "Eres Maravillosa", de Laura Manzini y Héctor Presa

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Eres Maravillosa

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Molière Teatro)

Nivel: 6.5 /8 


¿De qué se trata?: En los prolegómenos del estreno del “mejor papel de su carrera” (por fin logra el protagónico en un gran musical americano), una actriz se confiesa en su camarín y reflexiona, tanto de manera descarnada como con humor, sarcasmo, y un cierto dejo de tristeza, acerca de los avatares de su vida y de las frustraciones provocadas por su profesión. A lo largo del relato, se podrán escuchar magistrales interpretaciones de canciones de musicales, hasta llegar a un final sorpresivo.


Héctor Presa es una de las personas que ha defendido con más constancia el teatro musical. Como director del grupo “La Galera Encantada” (creado en 1978), fue moldeando un estilo propio a través de los años y, a su vez, diversificando los tópicos de sus obras (primero para niños y luego también para adultos). En Eres Maravillosa, comparte la autoría del libro con Laura Manzini. Uno de los recursos que el texto utiliza para darle dinamismo a este unipersonal musical es generar focos de interacción que son internos a la escena, para que el personaje de Manzini pueda estar contándole la historia a alguien sin hablarle directamente al público. Estos focos son la voz en off de Omar Calicchio (una suerte de Stage Manager) y, principalmente, un gato blanco de peluche a quien la protagonista le confiesa sus pensamientos y emociones (sus nervios, su alegría, sus recuerdos…). Por supuesto, el gato se comporta solo como receptor. Tomando esta idea, decidí yo también crear un foco de interacción y escribir una ‘crítica epistolar’, simulando que esta forma parte de una carta dirigida por alguien a un actor en la lucha.
*Acompañan la carta fotos de distintos musicales.


Querido/a …………….., actor/actriz remador/a:

El sábado fui testigo del unipersonal Eres Maravillosa, y me movió a escribirte esta carta (ya sé, te sorprende; hace bastante que nos conocemos y nunca hice esto). ¿Por qué una carta en vez de un WhatsApp? No sé, tal vez para dejar mi sello personal, como agradecimiento por el esfuerzo que pusiste aquellas veces que pude verte en escena. Aparte, porque la obra que te quiero comentar es en sí misma una carta de amor al teatro musical y al oficio actoral (a ese cosquilleo artístico que vos tanto conocés, que es mucho más fuerte que las ganas de sacar un rédito económico). Te recomiendo Eres Maravillosa; vas a sentirte identificado y valorado.

Por empezar, porque Laura Manzini es una de esas intérpretes histriónicas que conectan rápidamente con el público, y pueden hacernos interesar por cualquier cosa que diga. Interpreta a una actriz que, como vos, supo lo que es tener que perseverar y no bajar los brazos después de cada “No”. Así, relata su paso por numerosas audiciones para las versiones locales de musicales de Broadway. No quiero adelantarte mucho, pero hay números divertidísimos que homenajean a Cats y Nine y referencias a algunas otras obras. Además, la historia está contada con canciones de musicales intercaladas, con la letra cambiada oportunamente por Manzini para reflejar los avatares de ser “elogiada” pero no “elegida”. También, a través de la música se muestra la ilusión que genera en los artistas el hecho de poder participar de un espectáculo (por ejemplo, durante una excelente versión de “Lullaby of Broadway”, de Calle 42).

Las canciones surgen con naturalidad dentro del relato porque estamos frente a una mujer que necesita que alguien la escuche cantar (aunque sea, su confidente gato de peluche). Así, los momentos musicales se van intercalando dentro de la dramaturgia de Héctor Presa, también director de la pieza. Con sus marcaciones, Presa logró ir más allá de un texto que ya era bueno de por sí (por ser muy gracioso) y hacer que podamos encontrar la emoción latente detrás del humor (sobre todo, en el contundente, inesperado y genial final).
Todo esto, sin perder en ningún segundo el registro de comedia. Y cuando digo ‘registro’, debería decir ‘registros’, porque Manzini se mueve con soltura durante todas las instancias del unipersonal. Se divierte y nos divierte, y se metamorfosea para que entendamos el valor que tiene en la carrera del artista tener que componer distintos personajes y apropiarse de cada uno. Es sabido que esta artista posee dos cualidades esenciales: timing y una gran voz. Brinda interpretaciones descomunales de cada canción, conjugando sentimiento y técnica (es una de esas cantantes a las que hay que prestar atención para ver qué implica direccionar bien el aire a la cabeza y cómo cantar sin tensión).

Completa cada número el diseño coreográfico del experimentado Gustavo Bertuol, adaptándose esta vez a una puesta intimista y poniendo por momentos el énfasis en el humor. El mayor acierto me pareció la inclusión del perchero móvil a una coreografía. A su vez, Manzini va interactuando con distintos elementos de la escenografía de Héctor Presa y Claudio Provenzano, que recrea un camarín abarrotado de objetos con historia. Un biombo permite a Manzini cambiarse de ropa en escena (el vestuario está a cargo de Fernando Crisci Munz, y determina ciertos rasgos de la caracterización).

En fin, creo que me fui de tema, pero es que quería comentarte sobre la obra, que es un entretenimiento redondo. Ah, no te dije quién soy. Sé que si bien nos vemos seguido no interactuamos demasiado. No, no soy ese espectador incondicional al teatro, que aparece en cualquier sala y se retira con una sonrisa agradecida. No soy aquel al que no lo mueve la cantidad de público que asista a un espectáculo para sentirse atraído por él. Soy alguien todavía más presente. Soy el que te sostiene, el que deja que descargues todas tus emociones sobre sí. El que recibe tus lágrimas, el que soporta tus pasos nerviosos en una audición, el que te ataja cuando bailás, el que te eleva para que los demás se fijen en vos… No quiero seguir hablando mucho más de mí, porque me da vergüenza. Solo quiero decirte que soy tu casa, o mejor dicho, la casa de los otros que habitan en vos; soy un par de metros cuadrados donde puede pasar cualquier cosa. Y lo mejor es que nunca me muevo de donde estoy, así que siempre sabés donde encontrarme, para volver a ingresar a otra realidad que también es tuya. Yo no te juzgo: traeme tu alegría, traeme tus tristezas, trame tu esfuerzo, pero no me dejes solo. ¡Gracias!
Te espero siempre,
el ESCENARIO de cualquier teatro.


Más información:
Teatro: Molière Teatro (Balcarce 682, San Telmo)
Horario de la boletería: lunes a sábados de 15 a 20 hs.
Funciones: sábados a las 22:30 hs.
Duración: 1 hora
Precio de las entradas: $160
Promociones: con Club La Nación y Clarín 365

Actuación: Laura Manzini
Dirección general: Héctor Presa
Producción general: Laura Manzini
Coreografía: Gustavo Bertuol
Voz en off: Omar Calicchio
Diseño y realización de vestuario y tocados: Fernando Crisci Munz
Diseño y realización de máscaras: Leila Bamondi
Asistencia de dirección: Ramiro Bianchi
Libro: Laura Manzini y Héctor Presa
Letra de canciones: Laura Manzini
Dramaturgia: Héctor Presa
Arreglos y dirección musical: Diego Lozano
Diseño y producción de imagen: Ariel Zappone
Fotografía: Natalia Mosquera ph
Diseño de escenografía: Héctor Presa y Claudio Provenzano
Asistente de prensa: Naro Della Ceca
Prensa y comunicación: Ariel Zappone y Marcelo Boccia para MBocciaRP

Twitter: @EMTeatro

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