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jueves, 21 de agosto de 2014

Crítica de "Para tibio, pastel de manzana", de Carla Liguori, Javier Raffa y Alejandro Brukman

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Para tibio, pastel de manzana

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro El Método Kairós).
NOTA (2015): 2º TEMPORADA TAMBIÉN EN EL MÉTODO KAIRÓS.
DOMINGOS A LAS 20:30 HS.
Entradas: $150. Promoción: 2 x $250 + CD de la obra de regalo.
¡RECOMENDADÍSIMA OBRA! El mejor musical actualmente en cartel.


Nivel:
Estrella Verde
 (Le doy “estrella verde” a las obras que están muy por encima de la media y que, por esto, merecen trascender los parámetros habituales de calificación. Desde la implementación del nuevo sistema, solo esta obra tiene “estrella verde”)


¿De qué se trata?: De nueve historias que giran y se entrecruzan, en una propuesta interactiva que nos invita a reflexionar sobre las elecciones que tomamos en nuestra vida y su incidencia. Además, el público puede decidir el destino de cada vida jugada arriba del escenario.

El punto fuerte de la obra: el libro y las letras de Carla Liguori y Javier Raffa.

Hace algunas semanas tuve un debate con la amiga de una amiga. Ella me dijo: “Tenés que confiar más en que todo pasa por algo”. Le dije que eso me parecía cuestionable, pero sostuvo que el azar no existía. Frente a semejante determinismo (casi propio de los griegos a.C.), respondí: “Sin embargo, cuando alguien quiere tomar una decisión tirando una moneda, puede repetir esta operación varias veces con altas probabilidades de que se le presenten alternativamente los dos resultados: cara y seca”. La discusión siguió, pero el punto es que mi conclusión me remite a parte de lo que muestra este musical: nuestra vida es una puja entre las decisiones que tomamos (o intentamos tomar) y lo inevitable. Sin dudas, hay innumerables cosas que escapan a nuestro control (quiénes son nuestros padres, por poner un ejemplo de la obra). No elegimos estar vivos, y no obstante somos un conjunto de billones de células que se organizaron perfectamente a partir de dos. ¿Podemos elegir libremente y a consciencia qué hacer con lo que nos viene dado?

Liguori y Raffa indagan en este interrogante con una propuesta original y reflexiva. Lo hacen a través de varias perspectivas. Por empezar, porque hay momentos donde el público puede ponerse en los zapatos de un personaje y tomar una decisión por él o ella. Para esto, cada espectador se vale de dos cartas (le permiten votar rápidamente por una u otra alternativa).
Por otro lado, la forma coral de relato (poco frecuente en el teatro) encaja con el planteo y con la idea de rueda que no deja de girar con la que se vincula al destino. Esto se debe a que se nos presentan siete personajes, cada uno con su historia, pero cuyas vidas se van entrelazando. Así, la línea argumental de cada uno solo puede avanzar a partir del contacto con los demás, y todos van aportando a que los microrelatos se encaminen a su resolución.

Un último punto para comentar del guión es que, si bien trata un tema existencial, lo hace ateniéndose a historias atractivas y de la vida cotidiana, logrando identificación y principalmente empatía por parte del público (que, por ejemplo, festeja si la carta que eligió fue aquella elegida mayoritariamente). Para los momentos de comedia, se utilizan algunos diálogos ingeniosos. Y si hay que hacer alguna observación desde afuera, los dramaturgos hacen intervenir a los personajes de El Inevitable (Pedro Velázquez) y El Escritor (Alejandro Vazquez). El primero interpela al público y confía en que hay un destino irrenunciable. El segundo representa la fuerza opuesta y es quien escribe la historia del resto de los personajes, descansando en el papel primordial de las decisiones libres y autónomas en la vida.

La música de Liguori y Brukman sigue los sentimientos de los personajes, sobre todo en las canciones más catárticas, donde se integra la melodía a la letra (por ejemplo, durante el solo de Liguori). De hecho, uno de los actores (Roy Cifre) se acompaña a sí mismo con la guitarra mientras canta, más allá de que también toca ese instrumento en otros números. Los otros músicos en escena son Josela Garate (violín) y Agustín Konsol (piano), que además es el director musical de la propuesta. Ambos son muy buenos, y la obra no sería lo mismo sin su presencia. José Luis Marinelli creó los arreglos corales, que subrayan la estructura de historia coral.

Detrás de todo este mecanismo se intuye la atenta dirección de Carla Liguori. Con casi todo el elenco toda la obra en escena, va hilando las escenas breves con un ritmo adecuado gracias al manejo de transiciones. Es como si los personajes estuvieran flotando por la mente del escritor, y él los trajera a un primer plano según el resultado de sus decisiones, las del público y las de las criaturas mismas. Para tibio, pastel de manzana está encarado como el musical conceptual que es, y tiene ecos de sagaces puestas del off Broadway. A todo esto, el concepto que lidia está incluido desde su genial título.

Del elenco sobresale en canto y actuación la propia Liguori (Catalina). Su rendimiento se ve potenciado por una sensible composición de Manuel Feito (Emilio), con quien comparte varias escenas. Es destacable también el trabajo vocal de Antonella Posso (Laura) y la frialdad que por momentos transmite. Mariano Silvapobas (Jorge/Michelle) es quien arranca más risas entre el público. El resto de los intérpretes se muestran entusiastas con el experimento, y tienen aptitudes para el género. Ellos son Nicolás Lequizamón (Pablo), Pamela Tello (Mariana) y Roy Cifre (Matías), junto con los ya nombrados Pedro Velázquez y Alejandro Vazquez.

Más allá de las particularidades del vestuario de cada personaje (responsabilidad del Estudio Saldivia-Spiridone), hay una sutil uniformidad estilística en él. Este detalle también habla de la conexión en las vidas de estos seres. Valeria Brudny diseñó la escenografía con la diagramación conceptual del libro en mente, y se le ocurrió incluir una cortina que se despliega para marcar los instantes de intervención del público. Resulta apropiado el detalle lumínico al final de cada “sufragio” (según haya mayoría de tarjetas rojas o amarillas levantadas).

En resumen, y poniéndolo en términos de la obra, si tienen que optar entre lo que deben y lo que quieren, yo diría que ustedes deben ver Para tibio, pastel de manzana, y seguro tendrán un día naranja.


Más información:
Dirección general: Carla Liguori
Dirección musical: Agustín Konsol
Dirección vocal: José Luis Marinelli
Asistente de dirección: Santiago Tezza
Asistente de producción: Andrea Waizer
Caracterización: Sofi Nuñez Makeup
Fotografía: Estudio NN
Diseño gráfico: Ep Producciones
Prensa: Javier Raffa
Producción: De Eso Se Trata Creaciones Artísticas

Teatro: El Método Kairós (El Salvador 4530)
Precio de las entradas: $150. Promoción: 2 x $250. Con la promoción de 2 entrads te llelvás un CD con las canciones d ela obra de regalo (no está a la venta por separado).
Funciones: sábados a las 20 hs. En la segunda temporada (2015), los domingos a las 20:30 hs.
Duración: 2 horas
Facebook: De Eso Se Trata Creaciones Artísticas
Twitter: @DeEsoSeTrataC
Aclaración: En la segunda temporada se incorporó la carta del comodín, que le tocará al azar a una sola persona. El espectador que lo posea lo podrá usar una sola vez en todo el espectáculo, para revertir la decisión del resto del público.

Nota 1: Si ves las imágenes en una disposición rara o no podés observar la barra de la derecha, es porque entraste a la versión para celulares del blog. Si preferís la diagramación tradicional, deberías poder acceder seleccionando "Ver versión web" al final de la página.
Nota 2: Si te interesan mis críticas y querés enterarte de cada nueva publicación, podés seguirme en Twitter (@ECdeMusicales). Estoy recién empezando y todavía me cuesta, pero voy a intentar dominarlo.
Nota 3: Me quedé con mucha intriga de qué hubiera pasado si la primera decisión del público hubiera sido distinta.

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