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martes, 21 de abril de 2015

Crítica de "Bollywood", de Chet Walker y Jack Samuel Gill

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Bollywood, el musical

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Complejo Cultural 25 de Mayo)

Nivel: 6.5 /8 
  

¿De qué se trata?: Contada sobre todo a través del baile, Bollywood es una sucesión de cuadros que resultan un canto a la integración (de edades, estilos, géneros y posibilidades). Toma su nombre de la industria de cine de la India, que produce musicales ingenuos y románticos. Vino a Buenos Aires a montar la obra el estadounidense Chet Walker (experto en Fosse, coreografió el último revival de Pippin en Broadway). Junto con Jack Samuel Gill (noruego con raíces hindúes), buscaron unir sus estilos e integrarlos, a su vez, a otros géneros musicales.

El punto fuerte de la obra: la coreografía.


No me termina de cerrar el concepto de boliche como lugar para bailar, tal como lo entendemos en la actualidad. Se llega muy entrada la madrugada, para permanecer en general por un tiempo reducido. La música está tan fuerte que casi no se puede hablar. Y ya he expresado anteriormente que no comprendo el atractivo de la mayor parte de la repetitiva música electrónica, y no tengo idea de cómo se baila… si es que se baila o si los movimientos que hace gran parte de las personas se considera baile. Y sin embargo, en Bollywood nos encontramos con un cuadro impactante montada al ritmo de “Bang Bang (My baby shot me down)”, el hit de David Guetta, uno de lo grandes exponentes del sonido electrónico. Así, los movimientos vigorosos potencian los arreglos de Guetta, logrando una amalgama que resignifica y eleva la canción. Y esto es solo una muestra de los que pasa en Bollywood, un espectáculo que es relectura e integración constante.

jueves, 12 de marzo de 2015

Crítica de "Daliniana", de Mariano Taccagni y Gaspar Scabuzzo

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Daliniana

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (El Método Kairós)

Nivel: 6.5 /8 
  

¿De qué se trata?: “No es una biografía de Salvador Dalí. Tampoco representa una oda a su obra. Es una visita a su cerebro, a su imaginación ilimitada. Un paseo por el derrotero fantástico, surrealista, desgarrado de su cosmovisión artística, de su genio”.


El punto fuerte de la obra: la dirección de Mariano Taccagni.

Se le atribuye a Salvador Dalí la frase “La única diferencia entre un loco y yo es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy”. Si algo me quedó grabado de lo que aprendí en la facultad sobre este pintor es su método paranoico-crítico, por el que simulaba un estado de locura para intentar ver las cosas como las vería un demente. A su vez, pretendía entrar en estado alfa a través del automatismo psíquico (por ejemplo, se acostaba en un sillón con una cuchara en la mano, para que lo despertara al caerse). Todo esto le permitía coquetear con el subconsciente, ese costado humano enigmático y a veces temible, como todo lo que no se puede domar. Justamente, el movimiento del surrealismo hace referencia a lo que subyace a lo real. A mi entender, Daliniana es un musical conceptual, porque no nos quiere mostrar un período en la vida del artista, sino que intenta adentrarnos en ese mundo retorcido e indeterminado que está más allá del estado de consciencia, pero a través de la mismísima psique de Dalí. Y lo más interesante es que lo logra.

jueves, 21 de agosto de 2014

Crítica de "Para tibio, pastel de manzana", de Carla Liguori, Javier Raffa y Alejandro Brukman

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Para tibio, pastel de manzana

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro El Método Kairós).
NOTA (2015): 2º TEMPORADA TAMBIÉN EN EL MÉTODO KAIRÓS.
DOMINGOS A LAS 20:30 HS.
Entradas: $150. Promoción: 2 x $250 + CD de la obra de regalo.
¡RECOMENDADÍSIMA OBRA! El mejor musical actualmente en cartel.


Nivel:
Estrella Verde
 (Le doy “estrella verde” a las obras que están muy por encima de la media y que, por esto, merecen trascender los parámetros habituales de calificación. Desde la implementación del nuevo sistema, solo esta obra tiene “estrella verde”)


¿De qué se trata?: De nueve historias que giran y se entrecruzan, en una propuesta interactiva que nos invita a reflexionar sobre las elecciones que tomamos en nuestra vida y su incidencia. Además, el público puede decidir el destino de cada vida jugada arriba del escenario.

El punto fuerte de la obra: el libro y las letras de Carla Liguori y Javier Raffa.

Hace algunas semanas tuve un debate con la amiga de una amiga. Ella me dijo: “Tenés que confiar más en que todo pasa por algo”. Le dije que eso me parecía cuestionable, pero sostuvo que el azar no existía. Frente a semejante determinismo (casi propio de los griegos a.C.), respondí: “Sin embargo, cuando alguien quiere tomar una decisión tirando una moneda, puede repetir esta operación varias veces con altas probabilidades de que se le presenten alternativamente los dos resultados: cara y seca”. La discusión siguió, pero el punto es que mi conclusión me remite a parte de lo que muestra este musical: nuestra vida es una puja entre las decisiones que tomamos (o intentamos tomar) y lo inevitable. Sin dudas, hay innumerables cosas que escapan a nuestro control (quiénes son nuestros padres, por poner un ejemplo de la obra). No elegimos estar vivos, y no obstante somos un conjunto de billones de células que se organizaron perfectamente a partir de dos. ¿Podemos elegir libremente y a consciencia qué hacer con lo que nos viene dado?

viernes, 13 de diciembre de 2013

Crítica de "El Loco de Asís", de Manuel González Gil y Martín Bianchedi

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de El Loco de Asís

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro Margarita Xirgu – Espacio UNTREF) - 2014 (Teatro El Cubo).

Calificación: 7 /10 

2014
ATENCIÓN: AHORA EN EL TEATRO EL CUBO (PASAJE ZELAYA 3053)
LUNES A LAS 21 HS.
PRECIO DE LAS ENTRADAS: $80 y $140
PROMOCIONES: 2x1 con Club La Nación (tuentrada.com o boletería) y 2x1 con Clarín 365, Club Socios Personal y CuponStar (sólo en boletería)
CuponStar: enviá un sms con la palabra CUBO al 70709; vas a recibir otro sms, que tenés que presentar en boletería

www.atrapalo.com.ar/entradas/el-loco-de-asis-el-musical_e91300/
www.tuentrada.com


El punto fuerte de la obra: la calidad vocal de los intérpretes.
Debo confesar que, si esta fuera una obra nueva, hubiera elegido las teatrales y bellas melodías que compuso Martín Bianchedi, hace 30 años (si bien, para esta versión, una se agregó y otra se cambió). Estoy convencido de que la razón más importante por la que este musical conmueve es por el uso que hace de la música, y es por medio de ella que transmite el mensaje de Francisco. Además, la música incidental que Bianchedi compuso para acompañar las escenas de texto las refuerza y le da cohesión a toda la obra.
Pero cabe destacar que una de las sorpresas de esta versión son las voces del elenco, que ayudan a que la fuerza emotiva de la partitura pueda ser plasmada.
En primer lugar, porque cantan con solvencia mientras bailan, a pesar de que las coreografías de Rubén Cuello (con Carolina Pujal como coreógrafa repositora) demandan energía. Es cierto, no todos los miembros del elenco hacen esto con tanta habilidad, pero noté que muchos manejan muy bien el aire, a pesar de que lo que deben cantar no es muy sencillo.
En segundo lugar, porque para montar El Loco de Asís se necesita de un ajustado trabajo coral (los arreglos son de Eugenio Perpetua). En este caso, los coros suenan impecables, y suman mucho la hora de transmitir la fraternidad que pregonaba San Francisco. Si bien el sonido de la sala no es perfectamente nítido, se realizó un gran trabajo para permitir que todo sea perfectamente escuchado, y que se puedan lucir las distintas líneas melódicas contrapuestas, junto con las pistas con la música de Bianchedi (y los espectaculares arreglos del maestro Gerardo Gardelín).
También, hay momentos con solos destacados (gracias, nuevamente, a que Bianchedi pone vocalmente a prueba a algunos de los artistas), si bien son breves.
Todo el elenco funciona en forma integrada, y se distingue a un solo protagonista: Francisco. Más allá de que algunos tengan roles pequeños, la mayor parte del tiempo forman parte de un conjunto: el de los seguidores del santo, o franciscanos.
Así lo dispuso el libro de Manuel González Gil, que decidió no presentar una biografía de Francisco. Puede que los nerds religiosos (entre los que me incluyo) se queden con ganas de ver escenas clave de su vida si piensan en la obra como un relato convencional. Por eso, hay que considerarla como el musical conceptual que es, que trata de transmitir un concepto: la prédica de Francisco, su mensaje de amor y hermandad. Por ejemplo, se recalca su llamado austeridad y el escándalo que ocasionó en la sociedad de su tiempo (incluso dentro de la Iglesia). Lo tildaban de ocioso y lo consideraban un loco… y lo era, porque se jugó a vivir por un ideal con una entrega admirable.

Hace poco, hojeé un libro que Hermann Hesse escribió sobre San Francisco de Asís. Allí, decía que San Francisco vivió cotidianamente lo que predicaba, porque actuaba con absoluta coherencia con respecto a sus palabras. Esto me recordó a lo que está haciendo actualmente nuestro Papa Francisco, y también noté que esa es la conclusión que yo había sacado de El Loco de Asís. Me parece que González Gil quiso contar eso: la historia de un hombre que no traicionaba sus principios, y se animaba a llevar su mensaje a los demás, pese a las dificultades, porque sabía que todos estaban llamados a vivir felices. Se enamoró profundamente de Dios, y por eso se dice que fue el santo que vivió en forma más parecida a Jesús. Se apropió de las enseñanzas del Evangelio, y cultivó el amor al prójimo. Como diría el Papa Francisco, “hizo lío”; no se quedó en su posición acomodada, sino que salió al encuentro de los demás, y vivió en forma desprendida, siendo un modelo para muchas personas.
El multifacético Francisco Ruiz Barlett demuestra comprender ese espíritu, y brinda una destacada actuación como Francisco, con todo el compromiso emocional que requiere. Transmite su exaltación, sus ganas de cambiar al mundo, al actuar, cantar y bailar. Además, se muestra como un instrumento humilde de Dios.

El libro de González Gil, entonces, se concentra en los ideales de Francisco, y va directo a ese punto, sin desviarse. Por esto, la obra puede parecer un poco repetitiva, pero refuerza un mismo mensaje. A mí, me resultó un poco corta.
Los parlamentos no son particularmente elaborados, y se le da más importancia a las canciones, donde las letras de González Gil expanden el concepto. Me gustó la inclusión de la grandiosa oración “Hazme un instrumento de tu paz” y de palabras de San Francisco.

Se refleja, también, la vitalidad; la idea de una Iglesia viva y activa, gracias al entusiasmo de sus fieles. Se presenta la vida de los franciscanos como una constante celebración (sobre todo, durante la canción “Ven al baile del mundo”). La música tiene elementos de rock, y las coreografías son festivas.
La escena “Dios vendrá esta noche” me pareció la más emocionante.
Hay que decir que el clima varía por momentos, y que la música de Bianchedi acompaña estos cambios. Por ejemplo, cuando hay una alabanza más personal a Dios, o durante la canción “Apocalipsis”.

Como director, González Gil supo manejar el espacio, para que el relato no sea monótono. Una buena idea fue la forma en la que encaró la escena de los represores. Otra, la del citado cuadro “Dios vendrá esta noche”.
La escenografía de Jorge Ferrari es sencillísima, pero la posibilidad de trabajar en planos elevados ayuda al director.
El vestuario de Anahí Core y Sofía González Gil (que reemplazó al del cotizado Pablo Battaglia) es también muy simple, pero no se necesita más. Hay un dejo de contemporaneidad en la vestimenta, que podría sugerir que, hoy en día, también se puede vivir con el amor como principio. El hecho de que la puesta sea tan despojada va en sintonía con el concepto de austeridad.
La iluminación de Gonzalo Córdova es adecuada y aprovecha los recursos de la sala, aunque no cumple una función demasiado esencial.

Compré el CD en el teatro, a un buen precio: $40. En él, se puede apreciar mejor el trabajo coral y los arreglos de Gardelín, gracias a una prolija mezcla de sonido. Dura unos 48 minutos.

En resumen: Una obra que conmueve con su música, a partir de la cual se transmite el mensaje de amor de San Francisco. Es brillante el trabajo vocal del elenco, potenciado por los arreglos corales, que dan idea de fraternidad. Las coreografías son enérgicas y crean un clima festivo. Francisco Ruiz Barlett se sigue consolidando y se luce en el protagónico.

Más información (2013):
Dirección: Manuel González Gil.
Elenco: Francisco Ruiz Barlett, Anahí Core, Sergio Paglini, Elis García, Ana de Vicentiis, Antonela Fucci, Francisco González Gil, José García Alcázar, Ezequiel Fernanz, Julián Sierra, Iän Casas Paoloni, Matías Prieto Peccia, Anabella Simonetti, Alexia Martinovich y Melisa Fucci.
Teatro: Margarita Xirgu – Espacio UNTREF (Chacabuco 875). un paréntesis: quedó muy bien remodelado.
Duración: 1 hora y 20 minutos.
Precio de las entradas: $70, $90 y $120.
Recibió la distinción de interés cultural y social.

Fotos: https://www.facebook.com/locoDeAsis.El.Musical

Podés consultar también la crítica del genial CD de Fran Ruiz Barlett: "(Algo Más)", interpretado por cantantes de musicales.

Aclaración: El Loco de Asís no está actualmente en cartel (finalizó sus funciones el sábado 7 de diciembre). Todavía no está confirmado su regreso en 2014, pero ojalá que se pueda concretar.
En principio, esta nueva puesta tenía como destino una gira por muchos puntos del país. Cuando esta fue cancelada (en medio de su realización), el elenco decidió continuar con la obra, en una cooperativa. Para esto, recaudaron fondos a través de la página web Panal de Ideas. Quiero destacar su entusiasmo por el proyecto.

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, como consolar,
ser comprendido, como comprender,
ser amado, como amar.

Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crítica de "Esgarabal, es una sensación distinta", de Ricky Pashkus (libro), Gonzalo Demaría (letras) y Gaby Goldman (música)

Categoría: MUSICAL JUVENIL

Crítica de Esgarabal, es una sensación distinta

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Centro Cultural Borges).

Calificación: 7/10


¿De qué se trata?: Del detrás de escena de una obra musical, desde el ensayo hasta el estreno, desde el punto de vista de una compañía juvenil.

El punto fuerte de la obra: el diseño coreográfico de Mariano Botindari, Lucila De Stéfano, Milagros Michael, Diego Hodara y Leandro Bassano, todos ellos experimentados y muy buenos profesionales.
El hecho es que Esgarabal adquiere un vuelo especial cuando sus jóvenes intérpretes transmiten a partir de coreografías. La expresión corporal se vuelve, entonces, un arma fundamental que todos los integrantes del elenco dominan.
Es notorio el trabajo en equipo, dado que las coreografías no se verían tan bien si no se hicieran en conjunto. Por eso, los coreógrafos comprendieron la importancia del mensaje que había que transmitir: Esgarabal (una obra dentro de la obra) sólo se puede lograr cuando se integran los “mambos” individuales, para lograr un “mambo propio” (como nos dice el slogan). Una de las ideas que se desarrollan es, entonces, que son las diferencias entre las potencialidades de los artistas las que logran el resultado buscado.
Por esta razón, el director Leandro Bassano pautó momentos donde sale a la luz la personalidad propia a través de la improvisación (más que nada, gestual). Corre por cuenta de cada uno de los chicos aprovecharlo (algunos demuestran ser histriónicos), dado que el texto es breve y no hay otra forma de lograr que cada uno se sienta individualizado dentro de un grupo grande si no es realmente adoptando un personaje y sosteniéndolo más allá del parlamento.
Otra cosa que noté de las coreografías es el continuo pasaje de los movimientos lentos y delicados a los movimientos bruscos. Mayormente, esto acompaña la explosión juvenil, la manifestación repentina de la energía acumulada.

A las casi omnipresentes coreografías se suma el desafío de cantar en vivo al mismo tiempo que se baila. Es ahí donde entra la tarea de Fernanda Martínez Mina, la coach vocal, que tuvo que unir todas las muchas voces (además de entrenar a chicos que no tenían su fuerte en el canto) y trabajar con armonías. Además, dispone de sólo 10 micrófonos, y los chicos son 19. El juego de voces se destaca en el atractivo número “Esgarabal, es una sensación distinta”. El resultado vocal general es digno, aunque con algunos miembros del elenco que están claramente por encima de otros en esta disciplina.

En cuanto al libro (de Ricky Pashkus, director del Proyecto Educativo), Esgarabal es un musical conceptual, porque no se desarrolla una trama en forma definida, sino que se hace a través de cuadros aislados (y diálogos aislados), que tratan de transmitir un mismo concepto. Lo aclaro porque algunos espectadores que no conocen este tipo de musicales quedaron desconcertados. En realidad, si bien lo que se quieren mostrar son los entretelones de una obra (las audiciones, los ensayos y el estreno; es decir, se representa al teatro dentro del teatro), hay dos conceptos que son importantes y recurrentes:
1. La no discriminación (los personajes de Esgarabal se ríen de ellos mismos, y de lo que los hace únicos y los diversifica). Esto va unido a la idea de que todos tienen derecho a expresarse a través del arte, sin prejuicios.
2. El teatro está lleno de competencia, y hay que trabajar para llegar a ser bueno.

También, hay guiños al mundo de los musicales (como las referencias al ensamble o a los compositores que incluyen muchas palabras por compás).
Las letras de Gonzalo Demaría van de la mano de los conceptos que expliqué y tratan de hacer referencia a un universo delirante y a diversos musicales.
La simpática música de Gaby Goldman es difícil de encasillar en un solo estilo. Algunas melodías son pegadizas.

Pablo Battaglia, desde el vestuario, también ayudó a los chicos a encontrar su “mambo propio”, porque le dio a cada uno una prenda distintiva, de acuerdo con su personalidad. Hay que recalcar que, cuando los chicos se sacan estas prendas y quedan todos vestidos de la misma forma, están simbolizando la unión que les brinda el hecho de estar todos juntos en el escenario, funcionando como una compañía, donde ninguno tiene privilegios, y se entregan despojados al arte.

El diseño de luces de David Seldes es correcto (sobre todo, en la variación en el tono durante la escena donde los artistas “entregan su corazón”), teniendo en cuenta que la sala Astor Piazzola del Centro Cultural Borges no cuenta con un amplio equipamiento lumínico. Las transiciones resultan un tanto abruptas.

Se debería ajustar el sonido en las sucesivas funciones (quedan 2), por respeto a los chicos que están en escena (y a su trabajo previo) y deben esforzarse para ser escuchados.

Por último, Leandro Bassano (el director) demuestra su compromiso con la docencia, al asumir el desafío de dirigir a 19 adolescentes; la mayoría, debutantes. Valoro su determinación por darle la posibilidad de pasar por el escenario a tantos chicos. Él es el motor de Esgarabal, dado que se encargó de reunir a todos sus gestores para poder hacer esta nueva versión.

En resumen: Esgarabal, un musical conceptual que habla de cómo se gesta, precisamente, un musical, funciona como una vidriera de talento joven. Su numeroso elenco se destaca en las coreografías en conjunto, a las que les imprimen energía. Se nota, detrás de ellos, la dedicación de su director Leandro Bassano.


Más información:
Pueden leer la nota que le hice a dos actrices del elenco: Camila Martin y Ailén Kazakevich (a propósito, la primera tiene una interesante presencia escénica y un muy buen dominio vocal y la segunda está afianzada en el baile y en la expresión gestual)... parte 1 y parte 2.

Foto: https://www.facebook.com/pages/Esgarabal-es-una-sensación-distinta/

Director: Leandro Bassano.
Elenco: Delfina Arrizabalaga, Juan José Araya, Rocío Caldés, Celeste Dondero, Vicky Goldstein, Luca Calaterra, Celeste Condoleo, Nicolás Di Pace, Federico Ferreyra, Ezequiel Giannoni, Ailén Kazakevich, Franco Rau, Anabella Reggi, Gala Schneider, Facundo Ullúa, Max Romero, Camila Martin, Jeremías Sapire, Triana Pena
Teatro: Centro Cultural Borges (Viamonte 525, esq. San Martín).
Duración: 40 minutos (observación intrascendente: esta obra del Proyecto Educativo de Ricky Pashkus justo dura como una hora de clase).
Funciones: el sábado 21 y el 28 de este mes, a las 16 hs.
Precio de las entradas: $60, $70 y $80.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.

Nota: Para la calificación, tomé en cuenta que la obra entra dentro de la categoría “juvenil”, y se mide con otros parámetros que las obras destinadas a adultos. Por esto, su nota no es comparable con las de los musicales del ranking normal.

sábado, 27 de julio de 2013

Crítica de "Las mujeres de Fellini", de Valeria Ambrosio, con música de las películas de Federico Fellini

Crítica de Las mujeres de Fellini

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro IFT).


Calificación: 7/10


Nota: La calificación evalúa esta propuesta como un concierto, y por eso su nota no es comparable con la del resto de las obras criticadas. Entra dentro del ranking de la nueva categoría "Conciertos".

¿De qué se trata?: Este espectáculo, entre concierto y musical conceptual, no tiene una historia, sino que busca transmitir el delirio y la genialidad del genial director italiano Federico Fellini a modo de concierto, a través de canciones de sus cintas. Estas serán interpretadas por mujeres que parecen salidas de su creativa filmografía.

El punto fuerte de la obra: la calidad vocal de sus intérpretes. Son todas mujeres experimentadas en musicales, con un gran caudal de voz y excelente preparación. Ninguna desentona. A su vez, sus diferentes estilos vocales enriquecen los espectaculares arreglos corales (la magistral dirección musical es de Julián Serruya). Vale destacar entonces, a estas magníficas intérpretes: Patricia Browne, Andrea Cantoni, Maria Susana Ceva, Georgina Frere, Iara Lublinsky, Natalia Cociuffo, María Roji y Romina Groppo. Es extremadamente loable, entonces, que apuesten por un proyecto independiente y de bajo perfil, porque demuestra el amor que tienen por su arte y cuánto valoran esta obra.
Todas las actrices, menos Natalia Cociuffo y Romina Groppo, participaron en la versión argentina del brillante musical Nine, estrenada en 1998 en el teatro Metropolitan y protagonizada por Juan Darthés. Esa obra explora la conflictiva vida y mente de Fellini, a través de una especie de alter ego, Guido Contini. Pero, sobre todo, trata su particular vínculo con las mujeres que lo rodean.
Las mujeres de Fellini se desprende de esa obra, para seguir buceando en la cabeza de ese increíble director. Las artistas entran interpretando parte de la obertura de Nine, pero el resto del repertorio será de célebres películas de Fellini, como   (en la que se basa Nine), La Strada, La Dolce Vita, Intervista, Boccaccio ’70, Amarcord, Lo sceicco Bianco (El jeque blanco) y Le notti di Cabiria (Las noches de Cabiria).
Un acierto de la directora Valeria Ambrosio es la decisión de proyectar entrañables fragmentos de esas magistrales películas en unas telas, que emocionan a los amantes del cine. Además, se evocan diálogos de las películas de Fellini.
De Valeria Ambrosio quiero, además, destacar la iniciativa de impulsar el Ciclo Irreverente de Teatro Musical en el IFT. Es una creadora inquieta que apuesta por la producción nacional, y es siempre interesante ver sus proyectos porque se esfuerza por desarrollarlos de la mejor manera posible, rodeándose de talento. Este, ya en su tercera temporada (fue estrenado originalmente en el 2011, en el teatro Apolo, y luego pasó al Teatro 25 de Mayo, en el 2012), no es la excepción, y parte de una gran idea.
La puesta de Ambrosio para Las mujeres de Fellini es sumamente creativa. Con pocos recursos (una silla para cada artista, con su nombre, que ellas cambian de disposición, y algunos elementos de utilería sencillos, como pañuelos rojos, anteojos de sol, narices de payaso o cigarrillos), hace que sus actrices transmitan mucho. Las interpretaciones adquieren muchos matices, de la mano de sus inmensas actrices. Lo maravilloso es que, sin haber una trama, ellas siempre encuentran algo que hacer, aún cuando no están cantando. Cada una está metida dentro de un estereotipo fellinesco, y lo sostiene hasta el final (bien resuelto, por cierto). Se nota que la directora comandó un trabajo intenso para buscar a cada personaje. Las roles femeninos son muy importantes en las películas de Fellini, y este es un musical conceptual que quiere transmitir esa obsesión del genio, y lo logra.


Otro punto a favor de la dirección es que todas las actrices están integradas, y hay una complicidad entre ellas que es visible en los gestos que se dedican. Se divierten en escena.
Si tengo que elegir algunos momentos musicales, me quedo con los números de Georgina Frere (una técnica fascinante y un cuadro divertido), Romina Groppo (audacia vocal), María Rojí (muy carismática y expresiva) y Iara Lublinsky (una voz potente), pero todos son muy buenos.
Si bien el diálogo es escaso, hay algunos parlamentos interesantes. Sobre todo, el que cada mujer se compara con un instrumento de una orquesta.
Me gustó la disposición de los pocos elementos que hay en escena, que quedan muy bien con la luz que se les aplica (además de las sillas y las telas, hay una escalera, un piano y un rollo de película).
Me sorprendió el sonido. Sin ser de un nivel superlativo, es no obstante muy correcto, y permite escuchar muy bien a las cantantes.
Es una cita obligada para cualquier fanático de Fellini. Pero también vale la pena que quienes quieran escuchar un gran concierto, con voces espléndidas, coros impresionantes y canciones emocionantes, se acerquen al teatro IFT. No aburre en ningún momento.

En resumen: Una puesta mágica e inteligente de Valeria Ambrosio, donde ocho artistas con grandes voces y amor por su trabajo homenajean a Fellini y transmiten su delirio al público, desplegando muchos matices y brindando interpretaciones geniales de canciones de sus películas.

Fotos: https://www.facebook.com/pages/Las-mujeres-de-Fellini/

Más información:
Dirección: Valeria Ambrosio
Teatro IF: Boulogne Sur Mer 594, entre Av. Corrientes y Lavalle
Duración: 1 hora 5 minutos
Funciones: viernes a las 21 hs.

Entradas: $60.


sábado, 29 de junio de 2013

Crítica de "Borracho, un after musical", de Leo Bosio (libro) y Jano, Flor Benítez y Hernán Segret (letra y música)

Crítica de Borracho, un after musical

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Sala Siranush).

Calificación: 6/10



¿De qué se trata?: Un musical conceptual, de estructura no convencional, que sumerge al espectador en un bar, donde dos parejas viven idas y vueltas en su vida amorosa, acompañadas por música y tragos. Así, el alcohol desatará sus emociones y les abrirá un nuevo panorama.

El punto fuerte de la obra: Josefina Scaglione.
La rosarina que protagonizó West Side Story en Broadway sigue deslumbrando y probando que es uno de los grandes talentos jóvenes. Desde su entrada vigorosa, cantando una maravillosa versión de “Poker Face”, se gana con creces el reconocimiento del público. Su pulida técnica vocal es indiscutible, pero también sabe cantar con matices, porque es una excelente actriz, y es esa condición de artista integral la que transmite tanto. Por supuesto, su postura y su baile también suman. Nunca sale de personaje (hay que reconocer que los otros intérpretes tampoco), al que compone en forma muy verosímil. Improvisa sin problemas, moviéndose con una naturalidad destacable e interactuando con el público sin caer en excesos. Es sorprendente ver a una actriz que realmente vive la situación que le toca asumir en una obra, trascendiendo lo que solo es correcto o esperable para buscar nuevas formas expresivas. Por eso, es muy intuitiva. Esto se habrá logrado, seguramente, como resultado de un trabajo de taller previo para desarrollar la obra, bajo la dirección de Leo Bosio, quien también escribió el delirante libro (por momentos, intencionalmente incoherente).
Su puesta es sumamente creativa, y lo reafirma como creador imaginativo, que además hace que sus recursos sean teatrales, funcionales a la trama (en realidad, al concepto). Es, en efecto, un musical que busca crear una atmósfera (y evocar sensaciones en el espectador), antes que presentar una historia delimitada. Es decir, al menos yo interpreté (porque está claro que Bosio prefirió dejar muchas cosas a libre interpretación) que se quería introducir al espectador en el mundo de la borrachera, asociada al romance. Sí, la obra quiere que experimentemos lo que se siente estar alcoholizado en un bar, sufriendo por amor, y, probablemente, buscar identificación. Y logra transportarnos a un mundo extraño, bastante bizarro, por momentos onírico.

Nos mezclamos en el ámbito de los personajes, sintiéndonos cercanos a ellos, y hasta asfixiados por sus preocupaciones, en un bar donde todo parece ser posible. Para esto, es importante la disposición de los asientos de la sala. Quienes se sientan adelante se ubican en sillones, que forman livings (por eso, es recomendable tratar de conseguir las entradas con cierta anticipación), entre los que los actores se mueven, creando un efecto fantástico. Se borran, así, las barreras, y los artistas involucran al público en la historia. Por eso, se suben pocas veces al escenario propiamente dicho. Indudablemente, la puesta (que es promocionada como una “intervención teatral”) tiene personalidad, y es un acierto.
La obra promete retratar “La borrachera no patológica como estado de lucidez del alma y de la mente” y retratar la premisa “Perderse para encontrarte”. Entonces, se desarrollan una serie de cuadros (algunos aparentemente inconexos), a los que el espectador debe dotar de sentido. Los parlamentos no caen en lo explícito. Esto puede generar inconvenientes con los espectadores más conservadores, pero ciertamente genera un clima distinto y entretiene en el proceso (tal vez, hasta llega a oprimir).
En esa línea, me gustaría destacar la última escena, con la canción “Deewangi Deewangi” (http://www.youtube.com/watch?v=VzLG6OqOcn8), que brinda un momento desopilante, al hacerle preguntar al espectador “¿De verdad está pasando esto?”, y tiene un gran trabajo coreográfico de la creativa Seku Faillace.

Se trabaja con los quiebres, tal vez por ser propios de las lagunas que genera la borrachera, o para plantear hasta qué punto las escenas son como las vemos, o son modificadas por la ebriedad.
En cuanto a la selección de la música (algunas son canciones originales y otras no), es peculiar. No diría que es funcional a la trama, pero sí desconcierta al espectador, algo que es fundamental para generar contrastes que ilustren las “revelaciones” que evoca la bebida. Aparte de los cuadros donde canta Scaglione, también se destaca la expresiva voz de Flor Benítez, y su sólida actuación. Ella también tiene posibilidad de destacarse como compositora.
La participación de Jano (en un mini-recital) es un momento que se disfruta. Él se revela como un artista interesante y apasionado, y muestra sus dotes como músico tocando el piano y la guitarra. Además, hasta actúa un poco.
Leo Bosio y Pablo Martínez tienen menos posibilidades para lucirse durante sus canciones, pero brindan muy buenas actuaciones, demostrando que el equipo está muy consolidado, y que todos tienen incorporados no sólo a sus personajes, sino a los de los demás, sabiendo interactuar de manera precisa.
Hernán Segret compuso la canción “Bailese quien pueda”, cuyo videoclip se proyecta al inicio (http://www.youtube.com/watch?v=GCpaOR3pgBY), y que es luego cantada por Jano. Tanto la canción como el videoclip logran sembrar el clima gris del desamor previo al encuentro en el bar, y sirve para marcar un nuevo contraste.
Y, hablando de videoclips, mientras el espectador espera a que comience el espectáculo, puede disfrutar de una selección de divertidos videos de canciones de décadas pasadas. Cabe aclarar que, si bien se ofrece comida y bebida, no es obligatoria la consumición.
La iluminación es un ejemplo más de saber aprovechar los recursos disponibles de la mejor manera.
Lo único que me gustaría objetar (como lo hice en la crítica de tick, tick, ¡BOOM!) es el excesivo uso de humo. Entiendo que ayuda a enmarcar el delirio, pero no es necesario y dificulta el canto y molesta a los espectadores. En realidad, otra cosa que no me convenció (pero por gusto personal) fue el horario. Me parece que hay ciertas personas a las que se les complica que la obra empiece a las 23 (no se notó, de todas formas, en la sala llena), sobre todo para los que viven más lejos. Al menos porque, en la función del 13 de junio, el espectáculo recién empezó a las 00:08 (por un recital de Diego Frenkel programado antes de la función) y terminó a la 1:28 aproximadamente, hora en la que la frecuencia de colectivos es menor. El horario de inicio es, no obstante, comprensible, porque desde la semana próxima tanto Scaglione como Bosio participarán de la esperada Vale todo (Anything goes), que también tendrá función los jueves.
Nota: De todas formas, esto no empaña el resultado artístico, y es solo una paranoia de alguien que ese día fue víctima de la inseguridad (aunque no cerca de la zona del teatro), y aunque pudo correr y no ser alcanzado por ninguno de los cuatro individuos (la adrenalina activa las habilidades atléticas, aunque en otras ocasiones sean pocas), pero llegó a la Sala Siranush con el pantalón roto y la rodilla lastimada.

En resumen: Un viaje hacia la conflictiva mente de cuatro personajes desilusionados o esperanzados con respecto al amor, mientras se encuentran en un bar (al que el público asiste), y ven las cosas distintas a partir del alcohol y la música. Gran interpretación de Josefina Scaglione e imaginativa puesta de Leo Bosio, que rodea al espectador con una atmósfera particular. Una obra sencilla que tiene la virtud de no ser pretenciosa.

Más información:
Dirección: Leo Bosio.
Teatro: Sala Siranush (Armenia 1353).
Duración: 1 hora 15 minutos.
Funciones: jueves a las 23 hs.
Entradas: $100.
Promociones: 2x1 con Club La Nación (límite de 30 cupos).


Fotos: https://www.facebook.com/BorrachoUnAfterMusical y ticketek.com.ar