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martes, 21 de abril de 2015

Crítica de "Bollywood", de Chet Walker y Jack Samuel Gill

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Bollywood, el musical

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Complejo Cultural 25 de Mayo)

Nivel: 6.5 /8 
  

¿De qué se trata?: Contada sobre todo a través del baile, Bollywood es una sucesión de cuadros que resultan un canto a la integración (de edades, estilos, géneros y posibilidades). Toma su nombre de la industria de cine de la India, que produce musicales ingenuos y románticos. Vino a Buenos Aires a montar la obra el estadounidense Chet Walker (experto en Fosse, coreografió el último revival de Pippin en Broadway). Junto con Jack Samuel Gill (noruego con raíces hindúes), buscaron unir sus estilos e integrarlos, a su vez, a otros géneros musicales.

El punto fuerte de la obra: la coreografía.


No me termina de cerrar el concepto de boliche como lugar para bailar, tal como lo entendemos en la actualidad. Se llega muy entrada la madrugada, para permanecer en general por un tiempo reducido. La música está tan fuerte que casi no se puede hablar. Y ya he expresado anteriormente que no comprendo el atractivo de la mayor parte de la repetitiva música electrónica, y no tengo idea de cómo se baila… si es que se baila o si los movimientos que hace gran parte de las personas se considera baile. Y sin embargo, en Bollywood nos encontramos con un cuadro impactante montada al ritmo de “Bang Bang (My baby shot me down)”, el hit de David Guetta, uno de lo grandes exponentes del sonido electrónico. Así, los movimientos vigorosos potencian los arreglos de Guetta, logrando una amalgama que resignifica y eleva la canción. Y esto es solo una muestra de los que pasa en Bollywood, un espectáculo que es relectura e integración constante.

lunes, 6 de octubre de 2014

Crítica de "Hora y Cuarto" de Mariano Taccagni y Javier López del Carril

Categoría: INFANTIL/JUVENIL

Crítica de Hora y Cuarto

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2014 (Centro Cultural Borges)

Nivel: 7 /8
(Faltan 2 obras para completar el grupo de 3)


¿De qué se trata?: De la tensa hora y cuarto previa a una función. Una parodia a los entretelones del mundo del teatro musical hecha por jóvenes intérpretes (entre 8 y 19 años).

El punto fuerte de la obra: la coreografía de Milagros Michael.
Además de ser una buena bailarina, Michael es una destacada coreógrafa, al menos para manejar elencos infanto-juveniles. En Hora y cuarto, trabajó con movimientos disociados y amalgamó los estilos de danza jazz y hip hop.
La respuesta del elenco es óptima, y se nota que los intérpretes se han formado en baile. Realmente me sorprendió el primer cuadro por su limpieza (como luego remarca uno de los personajes). Las coreografías son bastante exigentes y requieren de concentración, porque los pasos cambian con rapidez. Sin embargo, los chicos no tienen problemas con ellas, no miran al piso y casi siempre logran un alto grado de coordinación. Otro desafío que sumó Michael fue el del planteo coreográfico en varios planos, que obliga a todos a tomar consciencia de la totalidad del espacio escénico (por eso sirve tanto a nivel pedagógico). Entonces, ya desde el vamos, la obra me emocionó porque en los primeros cinco minutos percibí el talento que tenía delante. Por supuesto, hay que seguir desarrollándolo (en algunos casos, con más esfuerzo que en otros). Sin embargo, en líneas generales, esta Compañía de Teatro Musical Juvenil está a un nivel superior que otros grupos no juveniles (y que ciertos supuestos artistas con su nombre destacado en una marquesina de un teatro comercial).

viernes, 7 de febrero de 2014

Crítica de "Al final del arcoiris", de Peter Quilter, en versión de Masllorens y González del Pino

 Categoría: OBRA CON MÚSICA

Crítica de Al final del arcoiris
Título original: End of the rainbow

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Apolo).

Calificación: /10 


¿De qué se trata?: En 1968, Judy Garland (Karina K) es convocada a Londres para dar una serie de conciertos. Se instala en un hotel con su quinto marido y manager, Mickey Deans (Federico Amador) y su pianista y confidente, Anthony (Antonio Grimau). Allí, tendrá que sobrellevar su mala situación financiera, su adicción a las pastillas y el alcohol y su complicada relación con la prensa y quienes la rodean para poder cumplir con su compromiso.

El punto fuerte de la obra: la inmensa Karina K.
Al salir del teatro, escuché a una mujer decir “Me cansé de sólo ver el trabajo de esa mujer”. Lo decía en sentido positivo, porque reconocía el poder que tiene Karina K para hacer vivir a los espectadores emociones fuertes. Esto me remitió a una frase de Alejandra Boero que leí hace unas semanas en la revista “Noticias”, en una entrevista a Thelma Biral: “La gente no sabe, cuando va al teatro, cuánto va a tener que trabajar”. Y es probable que uno termine agotado y agradecido después de ver la actuación de Karina K, un verdadero tour de force, como se dice en teatro (un personaje difícil, que requiere destreza escénica y expone la habilidad de un artista).
Ella sabe empaparse de la esencia de sus personajes (cuentan que, para protagonizar Sweeney Todd, escuchaba hasta la grabación de la versión coreana), y se mete de lleno en el personaje de Judy, con todas sus facetas. En lo vocal, consigue rememorar su estilo inconfundible. Garland era una mujer de contrastes. Era capaz de sorprender al público al cantar, de repente, con mucha potencia, y luego volver a un tono más tranquilo, luciendo su registro amplio (a veces, también, jugando con el tempo). Por eso, la identificaba esa fuerza que tenía guardada dentro de un cuerpo pequeño y de 1,51 cm de alto, que parecía a punto de explotar cuando encaraba esas notas, pero se mantenía más firme que nunca. Me pregunto si esta forma de cantar no tenía que ver con su personalidad. Puede haber sido por su tendencia a mostrar cómo podía hacer todo al límite (lo mismo sucedía con las pastillas y el alcohol). Así, entregaba todo en escena y todavía tenía resto para más (como Karina K). También, puede haber sido una forma de mostrar seguridad, que ella podía hacer lo que quisiera en el escenario por sí misma, sin las presiones que tuvo que sufrir desde muy joven por parte de los estudios fílmicos MGM. Allí, la acomplejaban por su aspecto estético (por ejemplo, le ponían carillas sobre sus dientes torcidos o le indicaban cuándo y qué comer). También, según ella misma declaró, le daban pastillas para mantenerla enérgica por varias horas de rodaje y, luego, pastillas para que se pudiera dormir, hasta que la despertaran y le dieran nuevamente pastillas que la vigorizaban, como si fueran un robot con botón on/off. Entonces, su voz poderosa y su rebeldía le pudieron haber servido para mostrar que ella era mucho más de lo que aparentaba, y que era una mujer fuerte que nadie podía controlar (al menos, eso creía ella).
Karina K recrea con maestría y excelente técnica vocal a esa mujer frágil que se revitaliza en el escenario y, a la vez, hace catarsis. Versiones desgarradoras como las de “You Made Me Love You” y “Come rain or come shine” están cargadas de expresión, al igual que el emocionante final. Cuenta la anécdota que Judy grabó una canción para la película Nace una estrella en 27 tomas (durante 3 días) hasta conseguir la emoción esperada.
Desde lo actoral, adopta una postura para mostrar esa vulnerabilidad (además, bajó de peso) y mantiene una actitud sumamente hiperquinética, tanto al moverse como al hablar, o simplemente al agarrar un cigarrillo. Además, adopta el histrionismo de Judy, utilizando gestos característicos (que traen reminiscencias, también, de su hija Liza Minelli), y hace que sintamos pena por su debacle.


Antonio Grimau compone magníficamente, con sensibilidad y sutileza, a un pianista homosexual, logrando superar su gran actuación en El precio. Se anima, incluso, a cantar unas líneas.
Federico Amador tiene un rol difícil, al compartir escenario con dos grandes actores. Sin embargo, logra otorgarle a su personaje ciertas ambigüedades que requiere, que no es conveniente adelantar.

El texto de Peter Quilter, en una buena adaptación de los cotizados Fernando Masllorens y Federico González del Pino, es generoso con la actriz protagónica, a quien cede casi todo el peso de la obra (como ya le había pasado a Karina K en Souvenir). Aquí, no hay intriga por ver qué sucederá ni vueltas de tuerca, sino que la prioridad es pintar a una leyenda como Judy Garland en 1968, cuando estaba próxima a su muerte, de la mano de anécdotas interesantes. Un acierto es la forma en la que entremezcla el drama con el humor, y otro es la dosificación de las referencias al pasado de la artista durante la Era Dorada. Las canciones (cuyas versiones en castellano fueron hecha por Alberto Favero y Karina K) también están bien intercaladas. Por supuesto, está “Over the rainbow” (debo confesar que, a los 6 años, por culpa de mi mamá, yo era fanático de El Mago de Oz; tanto del libro como de la película, su versión teatral y el musical The Wiz). Particularmente, me gustó la inclusión de “Get happy”. Aclaro de vuelta: este no es un musical, sino una obra con música.
Hay cierta ironía en la forma que Judy Garland terminó convirtiéndose en el Norman Maine que su personaje trataba de proteger en Nace una estrella.


Alberto Favero aporta su profesionalismo en la dirección musical y en el piano, para darle vida a grandes melodías de la mano de Arturo Puertas (contrabajo) y Quintino Cinalli (batería).

Tanto la dirección de Ricky Pashkus como la escenografía (de Héctor Calmet) y el vestuario (de Pablo Battaglia) podrían sintetizarse en una sola palabra: realismo. La obra es muy humana, y por eso conmueve.
La iluminación de David Seldes sirve para marcar la transformación de Judy en el escenario, en contraste con su vida en el hotel.

En resumen: Karina K encarna a Judy Garland con una entrega conmovedora, y se sigue consolidando como una de las mejores actrices de nuestra escena. Desde lo vocal, logra versiones desgarradoras y poderosas de algunos clásicos de la artista. La dirección de Ricky Pashkus se focaliza en darle realismo a la obra.
 -.-.-.Espectador Crítico de Musicales.-.-.-

Más información:
Dirección general: Ricky Pashkus
Producción general: Javier Faroni
Teatro: Apolo (Av. Corrientes 1372) – Tel.: 4371-9454
Desde el 11/9: Teatro Astros (Av. Corrientes 750)
Precio de las entradas: $180 y $200. Ahora: $180, $220 y $240.
Funciones: jueves y viernes 21 hs, sábado 21:30 hs. y domingo 20 hs.
Duración: 1 hora y 40 minutos
Promociones: 2x1 con Club La Nación y 15% de descuento con Visa Citi

Para cerrar, les dejo algunas frases de Judy que encontré en Internet, y que reflejan algo de lo que se ve en la obra:

“Yo quería creer e intentaba creer con todas mis fuerzas en el arcoiris que trataba de de atravesar y no podía. ¿Y qué? Muchas personas tampoco pueden”

“En cuanto a mis sentimientos hacia “Over the rainbow” [de El Mago de Oz], esa canción se convirtió en parte de mi vida. Es tan simbólica sobre mis sueños y deseos que estoy segura de que es por eso que, a veces, asoman lágrimas en los ojos de las personas cuando la escuchan”

“Cuando viviste la vida que yo viví, cuando amaste y sufriste, y estuviste locamente feliz y desesperadamente triste... bueno, ahí es cuando te das cuenta de que nunca vas a poder sentar cabeza y establecerte en un lugar. Tal vez es mejor morirse antes”

“Soy una mujer que quiere estirar sus abrazos y acoger a 40 millones de personas entre sus brazos”

“Soy una leyenda. Entonces, ¿por qué estoy tan sola?”

“Detrás de una nube, hay otra nube”

“Siempre tenés que ser una versión propia de primera clase, en vez de una versión ajena de segunda clase”

“¿Creés que podés hacerme cantar? Podés llevarme allí, claro, pero ¿podés hacerme cantar? Yo canto por mí misma. Canto cuando quiero, sólo para mí. Canto por mi propio placer, cuando quiero. ¿Entendés eso?”

Nota: esta última frase contrasta con lo que el personaje de Judy dice en la obra (que canta para la gente). Yo creo que el público la devolvía a la realidad y le daba aliento. De hecho, fue él quien la inmortalizó. No obstante, esta frase muestra su costado indomable (eso que yo había percibido en su forma de cantar). Cuando ella veía que la gente quería que cantara, ella tenía ganas de de cantar, y ese era el “placer” al que puede referirse: el de compartir una conexión secreta con el público, que hiciera felices a ambas partes.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Crítica de "Primeras Damas del Musical, Vol. 3", de Ricky Pashkus y Pablo Gorlero

Categoría: CONCIERTO

Crítica de Primeras Damas del Musical, Vol. 3 

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro Gran Rex).

Calificación: 9.5 /10 

 En primer lugar, tengo que decir que gran parte del suceso de Primeras Damas se debe a su impresionante orquesta. Los 18 músicos se comprometieron con el proyecto y estuvieron brillantes. Así, cada instrumento se convertía en una “Primera Dama” más.
Esta gran calidad pudo ser alcanzada gracias a la ejemplar dirección musical del omnipresente Gaby Goldman. De todas formas, lo que más me llamó la atención fueron las orquestaciones que Goldman concibió junto con Edgar Ferrer. Este trabajo sumamente artesanal tuvo un resultado perfecto durante el concierto. Las orquestaciones dotaron al acompañamiento de matices, enriquecieron las canciones y se convirtieron en un soporte enorme donde las intérpretes se apoyaron para poder elevar cada actuación.
Además de Goldman, hubo otros directores musicales de lujo, invitados para intervenir en algunas piezas: el propio Edgar Ferrer, Gerardo Gardelín (que dirigió “Un nuevo camino”), Alberto Favero (durante el medley de Eva que interpretó Karina K) y Ángel Mahler (que participó de un medley de dos de sus musicales: David, el rey y Drácula). Los últimos dos se sentaron en el piano, que fue el único acompañamiento para sus respectivos números. Me fascinó verlos tocar esas canciones que tanto conocen con tanta pasión.

Otra de las grandes contribuciones que tiene Primeras Damas es la impecable adaptación de letras al castellano de Marcelo Kotliar. Destaco lo que hizo con “Love changes everything” y “Let’s do it, let’s fall in love”, dos canciones difíciles de traducir. Sin embargo, las adaptaciones que más me gustaron fueron las de “As if we never said goodbye” y “Gimme, gimme”, junto con la de “Don’t rain on my parade”, que fue hecha por Manuel Victoria.

Me encontré con una de las sorpresas apenas abrí el programa: el repertorio elegido (para determinarlo, Gaby Goldman y cada “Primera Dama” tienen mucho que ver).
La lista de canciones planteó un interesante recorrido por lindas melodías, combinando algunas conocidas pero no tan transitadas con otras más populares y un par de hits.
Reproduzco, a continuación, el listado de temas musicales, en el orden en que se cantaron en el show. Agrego, además, una estrellita verde para los grandes momentos de la noche y una dorada para lo mejor de lo mejor. Tengo que admitir que, cuando estaba viendo por primera vez a qué canciones le ponía estrellitas, seleccioné la mitad del concierto. Pero, para que no sea confuso, decidí restringir un poco las opciones. Sin embargo, soy consciente de que quedaron afuera muy buenos momentos, dado que todo el espectáculo tuvo un nivel altísimo. Por esto, no creo que quienes no recibieron estrellita hayan hecho algo mal. Por supuesto, influyó la elección de las canciones, si bien dejé afuera algunas que me gustan mucho (así como intérpretes que están entre mis favoritas). Son pocas las canciones que pasaron sin pena ni gloria.

Repertorio:
1. Obertura

2. “Palabras, palabras” (“Parole, parole”), de Mina... che cosa sei?Laura Oliva
3. “Sólo puedo pensar en vos” (“I only have eyes for you”), de Calle 42 – Déborah Turza
4. “Él es cruel” (“He’s not good”), de The LifeLaura Conforte
5. “Buenos tiempos” (“Hey there, good times!”), de Yo quiero a mi mujerAna Acosta
6. “El amor cambia” (“Love changes everything”), de Aspects of LoveLuna Pérez Lening
7. “Qué fácil será” (“Easy as life”), de AídaLaura Silva
8. “Vamos” (“Let’s do it, let’s fall in love”), de Paris y Wake Up and DreamMelania Lenoir
9. “Alguien por fin” (“Someone like you”), de Jekyll & HydeMarisol Otero
10. “Es como si jamás hubiera dicho adiós” (“As if we never said goodbye”), de Sunset BoulevardAlejandra Perlusky
11. “Quiero eso llamado amor” (“Gimme, gimme”), de Thoroughly Modern MillieNatalia Cociuffo
12. “Nadie va a arruinar mi festival” (“Don’t rain on my parade”), de Funny Girl Florencia Otero

13. “Canción de Mijal”, de David, el reyAlejandra Perlusky
14. “¿Tus sueños dónde han ido?”, de DráculaMarisol Otero
15. “Madre tan sólo una vez”, de DráculaLaura Silva

16. “De-Lovely”, de Vale Todo (Anything Goes) – Claribel Medina
17. “La historia de otra vida” (“Someone else’s story”), de ChessNatalie Pérez
18. “Un nuevo camino” (“Pulled”), de Los Locos AddamsLaura Esquivel

19. “Soy lo que soy”, de La jaula de las locas (La cage aux folles) – Julia Calvo

20. “La llegada a Buenos Aires”, de EvaKarina K
21. “No me pegue, señora, no me pegue”, de EvaKarina K
22. “Si yo fuera como ellas”, de EvaKarina K

23. “El pasto es más verde siempre en otro jardín” (“The grass is always greener”), de La mujer del añoClaribel Medina y Laura Oliva
24. “Urbanidad”, de ChicagoAlejandra Perlusky, Melania Lenoir y Julia Calvo
25. “Canción de la Commére”, de Houdini – María Concepción César

26. “Fuimos”, de Manzi, la vida en orsaiJulia Calvo
27. “¿Por qué si brilla el sol yo tengo frío?”, de Frankenstein, el musical de un alma perdida Florencia Otero
28. “¿Quién eres tú?”/“Alicia en realidad”, de Alicia en FrikilandLuna Pérez Pening
29. “Cuatro paredes”, de El hijo del fin del mundoKarina K
30. “Dime”, de Camila, nuestra historia de amorNatalie Pérez
31. “A vos, ciudad”, de Aquí no podemos hacerloAna Acosta

32. “Aceptame o dejame” (“Take me or leave me”), de RENT – Laura Conforte y Déborah Turza
33. “Déjenme triunfar” (“Let me be your star”), de la serie SmashFlorencia Otero, Laura Esquivel, Luna Pérez Lening y Natalie Pérez
34. “Io vivro senza te”, de Mina… che cosa sei?Elena Roger

35. “Primeras Damas” – Todas

Para mí, lo mejor de la noche fue el medley de Eva que interpretó Karina K, una artista integral enorme que transmite mucho y tiene un gran talento para manejar su voz. Con la intensidad de su interpretación, hizo emocionar a un gran porcentaje del teatro, que la ovacionó y aplaudió de pie. En mi fila, un desubicado gritó “¡Que vuela Nacha!”. Me parece una falta de respeto a alguien que puso todo en escena, y que hizo una versión dignísima de las canciones, acompañada por Favero, quien compuso esas fantásticas melodías. A lo que me refiero es que tanto la versión de Karina K como la de Nacha Guevara son más que respetables (sólo que Nacha no quiere estar en Primeras Damas por problemas de cartel, y Karina K sigue firme año tras año).
Considero que el otro mejor momento del show (la medalla de plata, podría decirse) fue cuando el dúo Conforte-Turza rememoró “Aceptame o dejame”, de RENT, una canción magistral, no sólo por su melodía, sino por cómo hace dialogar seriamente (o enfrentarse) a los dos personajes femeninos que la interpretan, y poner las cosas en claro. Las voces se acoplaron muy bien, y la canción tuvo toda la potencia necesaria. Conforte y Turza demostraron tener química (aún para pelearse en escena). Además, sus solos (después de la obertura) pusieron de manifiesto su talento interpretativo y su técnica, con dos baladas fabulosas, llenas de sentimiento. Si no se hubieran superado luego, les hubiera puesto estrellitas sin dudarlo a ambas canciones.

Por otro lado, quiero destacar la interpretación que Luna Pérez Lening hizo de “El amor cambia”. Originariamente compuesta para un hombre, esta pieza de Andrew Lloyd Webber ha sido cantada por grandes artistas. Es por esto que es un mérito mayor que Pérez Lening (nueva en el ciclo Primeras Damas y, junto con Laura Esquivel, la más joven) se haya animado a interpretarla, y que su versión no haya pasado desapercibida. Sostuvo mi atención todo el tiempo, y salió airosa cuando tuvo que enfrentar las notas altas que acercan la canción a lo lírico.
Con respecto a Laura Esquivel, fue otra grata incorporación. Aunque me hubiera gustado que cantara algo nuevo para su solo, “Un nuevo camino” es un número que le queda sensacionalmente bien. Como ya había comentado, junto con Dolores Ocampo, Esquivel era uno de los pilares de Los Locos Addams, y tenía el mejor momento musical de la obra, gracias a su dominio escénico y energía.
Otra que debutó en Primeras Damas fue la genial Laura Silva, que conmovió otra vez con “Madre tan sólo una vez”, además de una nueva canción (con un gran final).

Alejandra Perlusky pudo encarnar convincentemente a un personaje que es un ícono del musical: Norma Desmond. Natalia Cociuffo cantó con gracia el “11’ o clock number” (como dicen en Boradway a estos grandes números pegadizos) de la divertida Thoroughly Modern Millie. Florencia Otero recordó con simpatía un clásico de Funny Girl, popularizado nada más y nada menos que por Barbra Streisand. Estuvo a la altura de las exigencias de la partitura sobre el final.

Elena Roger mostró intacta su arrolladora presencia escénica. Marisol Otero fue tan efectiva como siempre, y se destacó con “Mis sueños dónde han ido”. Melania Lenoir entretuvo con un número dinámico (con una canción de Cole Porter que me encanta), y pudo cantar sin trabas, pese a los desplazamientos.

Julia Calvo fue una vez más reconocida como una actriz que puede cantar, y con su número de Manzi (recordando a la recientemente fallecida Nelly Omar) dejó en claro por qué ganó varios premios por ese papel. María Concepción César, una leyenda del teatro, recibió una respuesta favorable del público, y se mostró contenta por estar en escena. Cantó con fluidez.

Ana Acosta aportó una cuota de comicidad y bailó. Natalie Pérez pudo explorar un musical como Chess, distinto de lo que venía haciendo. Claribel Medina impostó la voz al cantar para buscar un mejor resultado, y buscó al público como cómplice.
Me hubiera gustado que la canción “Primeras Damas” se cantara entera, para escuchar todas las voces juntas por más tiempo.

Laura Oliva interpretó dos canciones, pero poniendo más acento en el humor que en trabajo vocal.
Como conductora, tiene oficio para sortear alguna equivocación, si bien quiero aclarar que “medley” se pronuncia “medli”, y no “midlei”. Es un error común, pero quería señalarlo, porque Oliva lo pronunció bien la primera vez, pero después optó por la pronunciación equivocada.
Luciano Cáceres (nuevo en la conducción del evento) sostuvo un papel de baboso durante todo el espectáculo, pero se mostró interesado en lo que sucedía.

El coro, dirigido por Santiago Otero Ramos, tuvo bastante menos personas que en las ediciones anteriores, pero no hizo falta más (eran 5 hombres y 5 mujeres). Me gusta que su papel no sea demasiado invasivo, y sus intervenciones reavivaron algunos tramos.
También fue correctamente dosificado el trabajo del experimentado cuerpo de baile (Milagros Michael, Daniela Pantano, Florencia Viterbo, Augusto Fraga y Pedro Velásquez), dirigido con elegancia por el coreógrafo Alejandro Ibarra.

Hablando de sutilezas, gracias a la labor de Ana Sans (encargada de la puesta en escena), esta entrega de Primeras Damas resultó ser la más prolija hasta la fecha. Además, las artistas tenían la posibilidad de transitar por una pasarela y una escalera, de manera que la puesta se pudo desestructurar un poco.
El diseño de luces de Tito Romero aseguró que las transiciones fueran armónicas, y se ajustó a la perfección a las flores blancas que se había ubicado para la puesta.
Entonces, una conjunción de diversos factores (la puesta, el coro, la coreografía y la iluminación), junto con la elección del repertorio, evitó que el show cayera en la monotonía y superara a la edición del año pasado.

Es muy difícil coordinar el sonido de tantos instrumentos y voces, pero Osvaldo Mahler se las arregló para que pudiéramos disfrutar del espectáculo sin inconvenientes.
Los peinados y el maquillaje estuvieron a cargo de Fabián Sigona y Pao Dessaner, respectivamente. Junto con el asesoramiento de vestuario de Pablo Battaglia, lograron salir un poco de los parámetros convencionales y darle un toque especial a la noche.
Ricky Pashkus y Pablo Gorlero, los directores generales, fueron quienes se ocuparon de ensamblar todas las piezas de este concierto.

En resumen: Imponente edición de Primeras Damas del Musical, que superó ampliamente a su predecesora. Perfecto trabajo de Gaby Goldman y Edgar Ferrer para las orquestaciones, que permitieron el lucimiento de la espectacular orquesta. El repertorio fue excelentemente elegido. Ana Sans, Alejandro Ibarra y Santiago Otero Ramos trabajaron desde la sutileza para amenizar el show.
Los mejores momentos: el medley de Eva, por Karina K, y “Aceptame o dejame”, por Laura Conforte y Déborah Turza.

Más información:
Idea y dirección general: Ricky Pashkus y Pablo Gorlero.
Dirección musical: Gaby Goldman.
Teatro: Gran Rex (Av. Corrientes 857).
Duración: 2 horas y 25 minutos. (Hubo 19 minutos de demora por un corte en la Av. 9 de julio).
Fecha de la función: 19 de diciembre de 2013.
Precio de las entradas: desde $120 a $380.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crítica de "Esgarabal, es una sensación distinta", de Ricky Pashkus (libro), Gonzalo Demaría (letras) y Gaby Goldman (música)

Categoría: MUSICAL JUVENIL

Crítica de Esgarabal, es una sensación distinta

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Centro Cultural Borges).

Calificación: 7/10


¿De qué se trata?: Del detrás de escena de una obra musical, desde el ensayo hasta el estreno, desde el punto de vista de una compañía juvenil.

El punto fuerte de la obra: el diseño coreográfico de Mariano Botindari, Lucila De Stéfano, Milagros Michael, Diego Hodara y Leandro Bassano, todos ellos experimentados y muy buenos profesionales.
El hecho es que Esgarabal adquiere un vuelo especial cuando sus jóvenes intérpretes transmiten a partir de coreografías. La expresión corporal se vuelve, entonces, un arma fundamental que todos los integrantes del elenco dominan.
Es notorio el trabajo en equipo, dado que las coreografías no se verían tan bien si no se hicieran en conjunto. Por eso, los coreógrafos comprendieron la importancia del mensaje que había que transmitir: Esgarabal (una obra dentro de la obra) sólo se puede lograr cuando se integran los “mambos” individuales, para lograr un “mambo propio” (como nos dice el slogan). Una de las ideas que se desarrollan es, entonces, que son las diferencias entre las potencialidades de los artistas las que logran el resultado buscado.
Por esta razón, el director Leandro Bassano pautó momentos donde sale a la luz la personalidad propia a través de la improvisación (más que nada, gestual). Corre por cuenta de cada uno de los chicos aprovecharlo (algunos demuestran ser histriónicos), dado que el texto es breve y no hay otra forma de lograr que cada uno se sienta individualizado dentro de un grupo grande si no es realmente adoptando un personaje y sosteniéndolo más allá del parlamento.
Otra cosa que noté de las coreografías es el continuo pasaje de los movimientos lentos y delicados a los movimientos bruscos. Mayormente, esto acompaña la explosión juvenil, la manifestación repentina de la energía acumulada.

A las casi omnipresentes coreografías se suma el desafío de cantar en vivo al mismo tiempo que se baila. Es ahí donde entra la tarea de Fernanda Martínez Mina, la coach vocal, que tuvo que unir todas las muchas voces (además de entrenar a chicos que no tenían su fuerte en el canto) y trabajar con armonías. Además, dispone de sólo 10 micrófonos, y los chicos son 19. El juego de voces se destaca en el atractivo número “Esgarabal, es una sensación distinta”. El resultado vocal general es digno, aunque con algunos miembros del elenco que están claramente por encima de otros en esta disciplina.

En cuanto al libro (de Ricky Pashkus, director del Proyecto Educativo), Esgarabal es un musical conceptual, porque no se desarrolla una trama en forma definida, sino que se hace a través de cuadros aislados (y diálogos aislados), que tratan de transmitir un mismo concepto. Lo aclaro porque algunos espectadores que no conocen este tipo de musicales quedaron desconcertados. En realidad, si bien lo que se quieren mostrar son los entretelones de una obra (las audiciones, los ensayos y el estreno; es decir, se representa al teatro dentro del teatro), hay dos conceptos que son importantes y recurrentes:
1. La no discriminación (los personajes de Esgarabal se ríen de ellos mismos, y de lo que los hace únicos y los diversifica). Esto va unido a la idea de que todos tienen derecho a expresarse a través del arte, sin prejuicios.
2. El teatro está lleno de competencia, y hay que trabajar para llegar a ser bueno.

También, hay guiños al mundo de los musicales (como las referencias al ensamble o a los compositores que incluyen muchas palabras por compás).
Las letras de Gonzalo Demaría van de la mano de los conceptos que expliqué y tratan de hacer referencia a un universo delirante y a diversos musicales.
La simpática música de Gaby Goldman es difícil de encasillar en un solo estilo. Algunas melodías son pegadizas.

Pablo Battaglia, desde el vestuario, también ayudó a los chicos a encontrar su “mambo propio”, porque le dio a cada uno una prenda distintiva, de acuerdo con su personalidad. Hay que recalcar que, cuando los chicos se sacan estas prendas y quedan todos vestidos de la misma forma, están simbolizando la unión que les brinda el hecho de estar todos juntos en el escenario, funcionando como una compañía, donde ninguno tiene privilegios, y se entregan despojados al arte.

El diseño de luces de David Seldes es correcto (sobre todo, en la variación en el tono durante la escena donde los artistas “entregan su corazón”), teniendo en cuenta que la sala Astor Piazzola del Centro Cultural Borges no cuenta con un amplio equipamiento lumínico. Las transiciones resultan un tanto abruptas.

Se debería ajustar el sonido en las sucesivas funciones (quedan 2), por respeto a los chicos que están en escena (y a su trabajo previo) y deben esforzarse para ser escuchados.

Por último, Leandro Bassano (el director) demuestra su compromiso con la docencia, al asumir el desafío de dirigir a 19 adolescentes; la mayoría, debutantes. Valoro su determinación por darle la posibilidad de pasar por el escenario a tantos chicos. Él es el motor de Esgarabal, dado que se encargó de reunir a todos sus gestores para poder hacer esta nueva versión.

En resumen: Esgarabal, un musical conceptual que habla de cómo se gesta, precisamente, un musical, funciona como una vidriera de talento joven. Su numeroso elenco se destaca en las coreografías en conjunto, a las que les imprimen energía. Se nota, detrás de ellos, la dedicación de su director Leandro Bassano.


Más información:
Pueden leer la nota que le hice a dos actrices del elenco: Camila Martin y Ailén Kazakevich (a propósito, la primera tiene una interesante presencia escénica y un muy buen dominio vocal y la segunda está afianzada en el baile y en la expresión gestual)... parte 1 y parte 2.

Foto: https://www.facebook.com/pages/Esgarabal-es-una-sensación-distinta/

Director: Leandro Bassano.
Elenco: Delfina Arrizabalaga, Juan José Araya, Rocío Caldés, Celeste Dondero, Vicky Goldstein, Luca Calaterra, Celeste Condoleo, Nicolás Di Pace, Federico Ferreyra, Ezequiel Giannoni, Ailén Kazakevich, Franco Rau, Anabella Reggi, Gala Schneider, Facundo Ullúa, Max Romero, Camila Martin, Jeremías Sapire, Triana Pena
Teatro: Centro Cultural Borges (Viamonte 525, esq. San Martín).
Duración: 40 minutos (observación intrascendente: esta obra del Proyecto Educativo de Ricky Pashkus justo dura como una hora de clase).
Funciones: el sábado 21 y el 28 de este mes, a las 16 hs.
Precio de las entradas: $60, $70 y $80.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.

Nota: Para la calificación, tomé en cuenta que la obra entra dentro de la categoría “juvenil”, y se mide con otros parámetros que las obras destinadas a adultos. Por esto, su nota no es comparable con las de los musicales del ranking normal.

viernes, 30 de agosto de 2013

Entrevista a dos actrices de "Esgarabal" - Parte 2: musicales en general


Esgarabal se presentará los sábados de septiembre, a las 16 hs., en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525). Las entradas van desde los $60 hasta los $80, y se pueden conseguir en el teatro o en http://www.plateanet.com/Obras/esgarabal.


E.C.M.: ¿Qué musical vieron últimamente en Buenos Aires que les haya gustado?
Ailu: De gira en la Farruka y Destinados. Si bien me encanta lo comercial, me parece que el under es el mejor lugar para que se destaquen los artistas. Ahí ponen y transmiten todo. Hay mucho esfuerzo y cada uno busca contribuir. En, De gira en la Farruka, las luces y el maquillaje son importantes, y ayudan a los actores a meterse en personaje. Yo pensaba en lo difícil que debe ser ensayar sin eso.

E.C.M.: Además, los actores del off trabajan de otra manera porque no lo hacen principalmente por la plata, sino por el gusto por su arte.
Cami: El proceso es diferente. Si lo necesita, un actor barre el piso. A mí me gustaron mucho Más de 100 mentiras, Código de silencio, El Principito, Casi Normales, Mágico Rock y Tango Feroz.
Ailu: Tango Feroz me encantó. Recomiendo también Con Nombre Propio III [miércoles, a las 20:30, en La Oreja Negra]. Son artistas de comedia musical desnudos porque ya no están en el marco de una obra, sino entregando su canción, lo que piensan y lo que sienten.
Cami: En el teatro comercial, juega mucho la imagen del artista, más allá de la obra. Por ejemplo, en Tango Feroz, había nenas de 11 años que la iban a ver porque estaba Fernando Dente y se encontraban con desnudos [integrales]. Fuera de lo musical, me encantó Chicos católicos, que escribió Nicolás Maiques. La remaron para alcanzar el éxito que tienen.
Ailu: También vale la pena recomendar Insomnio Recargado [dirigida por Ricky Pashkus y presentada en el Centro Cultural Borges, los domingos a las 16:30], con una compañía con chicos talentosos de 8 a 20 años, y renovada con respecto a la versión del año pasado.

E.C.M.: Además, van a salir la película. ¿A qué famoso que no sea del ambiente del palo lo ven trabajando en un musical y haciendo un muy buen papel? Por ejemplo, ¿a Adriana Aguirre? (Risas)
Ailu: A Nicolás Vásquez, que de hecho va a hacer Sobre el arcoiris, con Karina K, dirigidos por Ricky Pashkus. Va a ser un musicalazo. Me gustaría destacar a Pablo Martínez y a Flor Benítez [ambos en Borracho, un after musical], un gran talento, en esa línea. Natalie Pérez la rompió en Camila. El contacto con la gente cambia todo [para los actores televisivos].
Cami: Otro ejemplo es Daniela Pantano, que canta y baila muy bien, y estuvo en bailando en la tele, en un programa de Ideas del Sur.

E.C.M.: Sería interesante que se de también la transición de artistas del teatro a la televisión (sin que abandonen la actividad teatral). En algunos casos, sucede, pero no es muy frecuente.
Cami: Son dos técnicas totalmente diferentes. Por ejemplo, Francella es un actorazo con distintas facetas, como mostró en El joven Frankenstein y El secreto de sus ojos.
Ailu: Laura Esquivel sufrió muchos prejuicios por “Patito Feo”, y sin embargo hoy la rompe en Los Locos Addams.

E.C.M.: ¿Cuál es el peor musical que vieron, en el teatro o en película, local o extranjero? Por ejemplo, a mí no me gusta ni Grease 2 ni Xanadu (me refiero a la película; no a la versión teatral; igual la música es buena).
Ailu: Algunos musicales de Disney para T.V., que tienen coreos increíbles pero una historia muy infantil.
Cami: High School Musical era mala, pero cuando la hicieron en Argentina la mejoraron un montón y fue muy buena.

E.C.M.: ¿Cuáles son algunos de sus musicales favoritos?
Ailu: Chicago, All That Jazz y Hairspray (para mí, la versión argentina fue de las mejores obras que se hicieron acá).
Cami: Casi normales, Los miserables, Hairspray (un antes y un después para que me decidiera a querer trabajar en comedias musicales).

E.C.M.: Para mí, la puesta de Hairspray local mejoró la de Broadway en varios aspectos.
Ailu: Según vi en videos, la puesta de Despertar de Primavera de acá fue también mejor a la original, por la fuerza argentina.
Cami: Otro ejemplo es el de Casi normales. Creo que el elenco argentino no tiene nada que envidiarle al de Broadway.

E.C.M.: Coincido con que, en esos dos casos, hay cosas que se trabajaron en forma más interesante en Argentina. De hecho, algunos criticaron a Alice Ripley (la Diana original de Next to Normal) porque se comentaba que había bajado la calidad de su interpretación y dicción con el correr de las funciones. La verdad, no sé si es verdad.
Ailu: Tengo entendido que ellos [en Broadway] hacen el ensayo como una pasada más, mientras en la Argentina se vive al palo.
Cami: Para mí, sólo se debería marcar en los primeros ensayos. Si no, es muy difícil medir la energía cuando uno está en el escenario.
Ailu: Ricky siempre dice que el artista tiene que aprovechar el tiempo. Si lo tenés, ¿por qué estás marcando?

E.C.M.: ¿Qué piensan de los libretos con indicaciones directas de la puesta de Broadway, que deben respetarse a rajatabla para mantener la calidad global del espectáculo, como sucedió con El Fantasma de la Ópera?
Cami: Debe ser muy difícil preocuparse por ser exactos a lo que se pide, además de cantar, bailar y actuar.
Ailu: Yo fui a la audición de La novicia rebelde. Estaba audicionando para el papel de una chica de 12, y cumplía 13 ese día. Yo soy alta, entonces, apenas me midieron, me dijeron que no, porque estaban buscando tal cual la misma medida que la chica que lo había hecho en Broadway. No llegué a terminar de cantar ni una frase. Pero, por otra parte, cuando vi La Bella y la Bestia, no podía creer el despliegue.

E.C.M.: ¿Qué canciones les gustaría interpretar en un escenario?
Cami: “El tango del pabellón” (Chicago), “Cabaret”, “Superboy y la chica invisible”, “Luz”, “Sin las montañas” (estas tres últimas son de Casi Normales) y “Tócame” (Despertar de Primavera).
Ailu: “Cabaret”, “Todo lo malo se va” (Casi Normales), “La oscura verdad”, “Esta puta vida” y “Tócame” (Despertar de Primavera). Me gustan las canciones con mucha fuerza.

E.C.M.: Además, la fuerza bien usada expresa mucho. En cuanto a “Cabaret”, no sé como lo trabajaron en el estudio, pero es una canción muy interesante desde lo interpretativo. Juega constantemente con lo que se dice y lo que se sugiere, y la contradicción entre estas dos cosas. Muestra la miseria detrás de la aparente felicidad y el tono modula (sutilmente, según la interpretación) sobre el final de la canción (hay una especia de quiebre en Sally).
Cami: Sí, es muy difícil. Hay mucha gente que la canta “linda”. Por ejemplo, no es lo mismo cuando Liza Minelli la canta que cuando la canta y la actúa. Veamos, por ejemplo, la versión de Karina K. La rompe.
Ailu: Te das cuenta [de lo importante de cantar actuando] cuando los artistas desafinan y, sin embargo transmiten.
Cami: Como cuando Alejandro Paker seguía cantando en Casi normales, aunque se le cayeran los mocos. Explicame eso. O Marisol Otero en Mamma Mia! ¡Lloraba! ¿Cómo cantás así? Tenés que cantar desde el personaje y no siempre desde la técnica. Lo importante es sentirlo.

E.C.M.: ¿Qué musical les gustaría que se hiciera en Argentina?
Cami y Ailu: Wicked, Newsies y Billy Elliot.

E.C.M.: ¿Cuáles son sus referentes del ambiente?
Cami: Karina K, como intérprete, y Déborah Turza. También, Elena Roger.
Ailu: Va a sonar raro, pero Florencia Peña, porque no es una cantante, y yo tampoco. Veo que busca el canto y el baile desde lo actoral. Está buenísimo que uno sepa hacer las tres cosas, pero a veces uno tiene que ir buscando.
Cami: Como Julia Calvo.
Ailu: Me encanta Cecilia Milone. Tiene su estilo propio. ¡Su “mambo propio”! Su voz es grande y se la banca, y te la canta como una HDP. También, Josefina Scaglione, pero no es un referente porque sería apuntar demasiado alto.