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lunes, 23 de junio de 2014

Crítica de "Bodas de sangre", de Federico García Lorca, con música de Héctor Romero

Categoría: OBRA CON MÚSICA

Crítica de Bodas de sangre

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro El Método Kairós).

Nivel: /8
(Faltan 2 obras para completar el grupo)
  
 “(...) era un río oscuro, lleno de ramas,
que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes”

¿De qué se trata?: Con la boda a punto de concretarse, una novia se verá acosada por el recuerdo de su pareja anterior: un hombre que está casado con su prima y cuya familia tiene una conexión oscura con la del novio.

El punto fuerte de la obra: la actuación de Tiki Lovera como la Madre.
Lovera es una de esas actrices que uno no puede encasillar. Como la Madre, tiene una presencia dominante y estoica, que consigue con una postura rígida y un manejo acorde del pulso dramático. Además, hay una cuota de virilidad en su criatura, si bien esto puede resultar contradictorio por cómo alaba la sumisión de las mujeres a los hombres. En efecto, considera que el hombre perfecto es el que deja “un hijo en cada esquina” (sí, hubiera sido fanática de cierto jugador de fútbol, pero no existía en los años 30). No obstante, al estar ausente ese poderío masculino en su casa (su marido y su hijo mayor fueron asesinados) fue ella la que se vio obligada a absorberlo.

Volviendo al pulso dramático, es vital tanto para la forma en que Federico García Lorca concibió Bodas de sangre como para la puesta de Marcelo Caballero.
Empecemos por lo primero. No es ninguna novedad que, si uno logra abstraer lo esencial, el argumento de Bodas de sangre es simple. Sin embargo, es el talento de García Lorca lo que le da volumen (a partir de los diálogos cortos pero punzantes, la simbología, el ritmo, las imágenes sensoriales, las metáforas, los tramos en verso y las acotaciones). Ciertamente, no es lo mismo estar abrazados que estar “abrazados como una exhalación”. Frases breves como “me duele hasta la punta de las venas” o “tus hijos son hijos tuyos nada más” encierra un gran impacto. Y con todo esto quiero llegar a que, según mi perspectiva, García Lorca quiso darle más relevancia a lo conceptual que a lo argumental. Eso explicaría por qué todos los personajes tienen nombres genéricos (la Criada, la Vecina, la Novia, la Suegra, etc.), dándoles un carácter más universal al quid de lo que se cuenta. Es cierto, Leonardo Félix tiene nombre y apellido. Si no conocés la historia de Bodas de sangre, tal vez te convenga saltear lo que queda del párrafo. Yo pienso que esto podría deberse a que García Lorca quiere mostrar cómo siempre hay alguien que es señalado como el culpable en cada tragedia, y cuyo nombre queda grabado en la mente de los demás. No obstante, sabemos que Leonardo no es el único culpable, pero en un principio es él quien está en el foco de nuestra atención y es él a quien acusamos. Christian Alladio lo sabe, y por eso no hace ningún esfuerzo para que nos congraciemos con él, como sí podría suceder en otras historias de amor prohibido.

En fin, si García Lorca buscaba transmitirnos un concepto, ¿cuál es? En realidad, no se trata de un único concepto, y como ya ha escrito sobre esto gente que ha analizado la obra en profundidad, me parece más adecuado para tratar aquí cuál es el concepto predominante en la puesta de Marcelo Caballero (dirección general). Caballero trabaja con la idea de que la desdicha y la muerte están acechando constantemente, esperando el momento para operar. Consigue esto, por ejemplo, a través de los cambios de ritmo (y por eso es que decía que el pulso dramático era importante). Como en un ciclo de sístole y diástole, se van alternando momentos donde dos personajes hablan entre ellos encerrados en un poco de suspenso con otros donde, de repente, se rompe esa atmósfera y toman participación quienes los rodean o ingresan. Ese afán de aislar porciones del total para después reintegrarlas va tejiendo la tensión, porque uno está al tanto de lo que puede llegar a pasar y de las consecuencias que esto puede traer para el resto de los personajes, que no presenció todos los diálogos. También, hay cambios de intensidad inesperados dentro de una misma situación: por ejemplo, cuando la Novia se está arreglando para la boda y tira la corona de azahar, se produce una variación en la atmósfera. Por supuesto, no hay que pasar por alto que Lorca quiso que una situación fundamental se desarrollara fuera de escena, jugando otra vez con el misterio y la presencia de la Muerte en cada rincón.

Un segundo factor que apuntala esto es la dirección de arte y escenografía del propio Caballero. Todo lo que está en escena queda expuesto ante el espectador (tal como el texto deja sobre el tapete las conexiones entre los personajes); no hay paneles que tapen a nadie. Los actores esperan a un costado durante algunas escenas. Esta desprotección nos hace pensar en que no hay forma de que estos seres escapen de la tragedia. De hecho, la misma Muerte, en la piel de la Mendiga, es capaz de pedirle a la Luna que ilumine a quienes quiere llevarse con ella. Por lo demás, la escenografía respeta con sencillez el ambiente rural y descampado de los terrenos de la Novia. El vestuario contribuye a borrar todo atisbo de alegría que podría verse en la boda.
[Un paréntesis: pienso que sería una idea divertida hacer alguna vez una versión de Bodas de sangre donde el público entre a un salón y se siente en las típicas mesas de casamiento, donde podrían ubicarse también algunos personajes, que después saldrían a bailar al centro. Sería una versión situada en una época más contemporánea.]

La música de Héctor Romero es el tercer pilar del concepto descripto. Las melodías tienen algo de tétricas (aún cuando son festivas) y son irrefutablemente españolas (cantadas, por momentos, con esa forma tan particular de romper suavemente la voz). Junto con la imaginativa y sombría poesía de Lorca, no nos dejan olvidar que la desgracia es inminente, pese a que todo nos parezca normal. Desde un primer momento, sabemos que algo anda mal cuando una canción de cuna habla sobre un caballo agonizante con bastante crueldad (y, precisamente, la figura del caballo cobrará más significado luego).
Cabe destacar el vigor de Carmen Mesa como bailarina y la pertinencia del golpeteo amenazante que marcó con su coreografía, emulando al de un caballo. Hace honor a su sangre española.
En cuanto al registro del elenco en general, se optó nuevamente por lo lúgubre y lo misterioso. Ha habido numerosas puestas de Bodas de sangre, y en muchas se ponía el acento en la pasión exacerbada, pero en este caso se podría decir que la elección actoral es coherente con el resto de la diagramación. Si bien, como dije antes, hay un claro destaque por parte de Tiki Lovera, otra actuación convincente resulta ser la de Chusa Blásquez (la Mujer), en un rol secundario.

El texto, que García Lorca estrenó hace 80 años en nuestro país, se presenta sin adaptación y hablado en español.

Notas:
1) Interesante la imagen tomada para la gráfica. Según pude averiguar, pertenece al pueblo de Níjar, donde habría ocurrido un crimen que inspiró a García Lorca para escribir esta obra.
2) ¿Por qué se llama Bodas de sangre y no Boda de sangre? Tal vez, porque no es sólo la boda que presenciamos la que se ve afectada por... bueno, lo que ya sabemos. Por lo demás, es un título bastante explícito, que nos sigue dando la pauta de que el concepto y la sensación que se busca transmitir importan más que la historia en sí.

Más información:
Dirección general: Marcelo Caballero
Dirección musical: Héctor Romero
Asistente de dirección y swing: María Laura Fuchs
Producción general: Jaime Díaz y M. Caballero
Elenco: Christian Alladio (Leonardo), Lucía Andreotta (La Mendiga), Chusa Blásquez (La Mujer), Conrado Busquier (El Leñador), Jaime Díaz (La Luna), José Manuel Espeche (El Padre), Tiki Lovera (La Madre), Pepa Luna (La Suegra), Mercedes Mastropierro (La Criada), Carmen Mesa (La Vecina), Lizzy Pane (La Novia) y Gonzalo Ramos (El Novio)
Músicos: H. Romero (guitarra) y Pablo Alexander (percusión)
Stage manager: Luciana Renne / Stage manager de piso: Déborah Zabala
Vestuario: Romina Ivanoff, Cristina Celentano y Estela Abdala Zarzur
Recreación de mobiliario de época: Sebastián Mur
Fotografía: Nacho Lunadei / Vanesa Schappi (en sala)
Prensa y comunicación: Marcelo Boccia RP

Teatro: El Método Kairós (El Salvador 4530)
Precio de las entradas: $90.-
Duración: 1 hora y 15 minutos aprox.
Funciones: domingo 20:30 hs.
Promoción: 2x1 para clientes de Cablevisión (consultar página web)

Twitter: @BodasDeSagre_
reservas@bodasdesangre.com.ar

viernes, 7 de febrero de 2014

Crítica de "Al final del arcoiris", de Peter Quilter, en versión de Masllorens y González del Pino

 Categoría: OBRA CON MÚSICA

Crítica de Al final del arcoiris
Título original: End of the rainbow

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Apolo).

Calificación: /10 


¿De qué se trata?: En 1968, Judy Garland (Karina K) es convocada a Londres para dar una serie de conciertos. Se instala en un hotel con su quinto marido y manager, Mickey Deans (Federico Amador) y su pianista y confidente, Anthony (Antonio Grimau). Allí, tendrá que sobrellevar su mala situación financiera, su adicción a las pastillas y el alcohol y su complicada relación con la prensa y quienes la rodean para poder cumplir con su compromiso.

El punto fuerte de la obra: la inmensa Karina K.
Al salir del teatro, escuché a una mujer decir “Me cansé de sólo ver el trabajo de esa mujer”. Lo decía en sentido positivo, porque reconocía el poder que tiene Karina K para hacer vivir a los espectadores emociones fuertes. Esto me remitió a una frase de Alejandra Boero que leí hace unas semanas en la revista “Noticias”, en una entrevista a Thelma Biral: “La gente no sabe, cuando va al teatro, cuánto va a tener que trabajar”. Y es probable que uno termine agotado y agradecido después de ver la actuación de Karina K, un verdadero tour de force, como se dice en teatro (un personaje difícil, que requiere destreza escénica y expone la habilidad de un artista).
Ella sabe empaparse de la esencia de sus personajes (cuentan que, para protagonizar Sweeney Todd, escuchaba hasta la grabación de la versión coreana), y se mete de lleno en el personaje de Judy, con todas sus facetas. En lo vocal, consigue rememorar su estilo inconfundible. Garland era una mujer de contrastes. Era capaz de sorprender al público al cantar, de repente, con mucha potencia, y luego volver a un tono más tranquilo, luciendo su registro amplio (a veces, también, jugando con el tempo). Por eso, la identificaba esa fuerza que tenía guardada dentro de un cuerpo pequeño y de 1,51 cm de alto, que parecía a punto de explotar cuando encaraba esas notas, pero se mantenía más firme que nunca. Me pregunto si esta forma de cantar no tenía que ver con su personalidad. Puede haber sido por su tendencia a mostrar cómo podía hacer todo al límite (lo mismo sucedía con las pastillas y el alcohol). Así, entregaba todo en escena y todavía tenía resto para más (como Karina K). También, puede haber sido una forma de mostrar seguridad, que ella podía hacer lo que quisiera en el escenario por sí misma, sin las presiones que tuvo que sufrir desde muy joven por parte de los estudios fílmicos MGM. Allí, la acomplejaban por su aspecto estético (por ejemplo, le ponían carillas sobre sus dientes torcidos o le indicaban cuándo y qué comer). También, según ella misma declaró, le daban pastillas para mantenerla enérgica por varias horas de rodaje y, luego, pastillas para que se pudiera dormir, hasta que la despertaran y le dieran nuevamente pastillas que la vigorizaban, como si fueran un robot con botón on/off. Entonces, su voz poderosa y su rebeldía le pudieron haber servido para mostrar que ella era mucho más de lo que aparentaba, y que era una mujer fuerte que nadie podía controlar (al menos, eso creía ella).
Karina K recrea con maestría y excelente técnica vocal a esa mujer frágil que se revitaliza en el escenario y, a la vez, hace catarsis. Versiones desgarradoras como las de “You Made Me Love You” y “Come rain or come shine” están cargadas de expresión, al igual que el emocionante final. Cuenta la anécdota que Judy grabó una canción para la película Nace una estrella en 27 tomas (durante 3 días) hasta conseguir la emoción esperada.
Desde lo actoral, adopta una postura para mostrar esa vulnerabilidad (además, bajó de peso) y mantiene una actitud sumamente hiperquinética, tanto al moverse como al hablar, o simplemente al agarrar un cigarrillo. Además, adopta el histrionismo de Judy, utilizando gestos característicos (que traen reminiscencias, también, de su hija Liza Minelli), y hace que sintamos pena por su debacle.


Antonio Grimau compone magníficamente, con sensibilidad y sutileza, a un pianista homosexual, logrando superar su gran actuación en El precio. Se anima, incluso, a cantar unas líneas.
Federico Amador tiene un rol difícil, al compartir escenario con dos grandes actores. Sin embargo, logra otorgarle a su personaje ciertas ambigüedades que requiere, que no es conveniente adelantar.

El texto de Peter Quilter, en una buena adaptación de los cotizados Fernando Masllorens y Federico González del Pino, es generoso con la actriz protagónica, a quien cede casi todo el peso de la obra (como ya le había pasado a Karina K en Souvenir). Aquí, no hay intriga por ver qué sucederá ni vueltas de tuerca, sino que la prioridad es pintar a una leyenda como Judy Garland en 1968, cuando estaba próxima a su muerte, de la mano de anécdotas interesantes. Un acierto es la forma en la que entremezcla el drama con el humor, y otro es la dosificación de las referencias al pasado de la artista durante la Era Dorada. Las canciones (cuyas versiones en castellano fueron hecha por Alberto Favero y Karina K) también están bien intercaladas. Por supuesto, está “Over the rainbow” (debo confesar que, a los 6 años, por culpa de mi mamá, yo era fanático de El Mago de Oz; tanto del libro como de la película, su versión teatral y el musical The Wiz). Particularmente, me gustó la inclusión de “Get happy”. Aclaro de vuelta: este no es un musical, sino una obra con música.
Hay cierta ironía en la forma que Judy Garland terminó convirtiéndose en el Norman Maine que su personaje trataba de proteger en Nace una estrella.


Alberto Favero aporta su profesionalismo en la dirección musical y en el piano, para darle vida a grandes melodías de la mano de Arturo Puertas (contrabajo) y Quintino Cinalli (batería).

Tanto la dirección de Ricky Pashkus como la escenografía (de Héctor Calmet) y el vestuario (de Pablo Battaglia) podrían sintetizarse en una sola palabra: realismo. La obra es muy humana, y por eso conmueve.
La iluminación de David Seldes sirve para marcar la transformación de Judy en el escenario, en contraste con su vida en el hotel.

En resumen: Karina K encarna a Judy Garland con una entrega conmovedora, y se sigue consolidando como una de las mejores actrices de nuestra escena. Desde lo vocal, logra versiones desgarradoras y poderosas de algunos clásicos de la artista. La dirección de Ricky Pashkus se focaliza en darle realismo a la obra.
 -.-.-.Espectador Crítico de Musicales.-.-.-

Más información:
Dirección general: Ricky Pashkus
Producción general: Javier Faroni
Teatro: Apolo (Av. Corrientes 1372) – Tel.: 4371-9454
Desde el 11/9: Teatro Astros (Av. Corrientes 750)
Precio de las entradas: $180 y $200. Ahora: $180, $220 y $240.
Funciones: jueves y viernes 21 hs, sábado 21:30 hs. y domingo 20 hs.
Duración: 1 hora y 40 minutos
Promociones: 2x1 con Club La Nación y 15% de descuento con Visa Citi

Para cerrar, les dejo algunas frases de Judy que encontré en Internet, y que reflejan algo de lo que se ve en la obra:

“Yo quería creer e intentaba creer con todas mis fuerzas en el arcoiris que trataba de de atravesar y no podía. ¿Y qué? Muchas personas tampoco pueden”

“En cuanto a mis sentimientos hacia “Over the rainbow” [de El Mago de Oz], esa canción se convirtió en parte de mi vida. Es tan simbólica sobre mis sueños y deseos que estoy segura de que es por eso que, a veces, asoman lágrimas en los ojos de las personas cuando la escuchan”

“Cuando viviste la vida que yo viví, cuando amaste y sufriste, y estuviste locamente feliz y desesperadamente triste... bueno, ahí es cuando te das cuenta de que nunca vas a poder sentar cabeza y establecerte en un lugar. Tal vez es mejor morirse antes”

“Soy una mujer que quiere estirar sus abrazos y acoger a 40 millones de personas entre sus brazos”

“Soy una leyenda. Entonces, ¿por qué estoy tan sola?”

“Detrás de una nube, hay otra nube”

“Siempre tenés que ser una versión propia de primera clase, en vez de una versión ajena de segunda clase”

“¿Creés que podés hacerme cantar? Podés llevarme allí, claro, pero ¿podés hacerme cantar? Yo canto por mí misma. Canto cuando quiero, sólo para mí. Canto por mi propio placer, cuando quiero. ¿Entendés eso?”

Nota: esta última frase contrasta con lo que el personaje de Judy dice en la obra (que canta para la gente). Yo creo que el público la devolvía a la realidad y le daba aliento. De hecho, fue él quien la inmortalizó. No obstante, esta frase muestra su costado indomable (eso que yo había percibido en su forma de cantar). Cuando ella veía que la gente quería que cantara, ella tenía ganas de de cantar, y ese era el “placer” al que puede referirse: el de compartir una conexión secreta con el público, que hiciera felices a ambas partes.

jueves, 28 de noviembre de 2013

"Cachafaz" y "Qué me has hecho, vida mía", con entrada GRATUITA

En el marco del Plan Nacional Igualdad Cultural (iniciativa del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y la Secretaría de Cultura), se decidió organizar el ciclo “Teatro de mi País”, que se llevará a cabo durante el mes de diciembre (aunque algunas obras ya se representaron este mes).
Las obras seleccionadas se presentarán con entrada gratuita, en distintos teatros de la ciudad de Buenos Aires. Se podrá retirar un máximo de 2 entradas por función, una hora antes de que comience. Entre los espectáculos, se encuentran un musical (Cachafaz) y una obra con música (Qué me has hecho, vida mía). Estas destacadas propuestas off ya se presentaron en la gran edición del FIBA de este año, que organizó con rotundo éxito el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
A continuación, una breve descripción de esas obras.

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 Categoría: OBRA MUSICAL

Cachafaz


 ¿De qué se trata?: Con todo el desparpajo de los versos de Copi, se recrea nuevamente la historia de Cachafaz y La Raulito, su pareja travesti. Ellos, en un miserable conventillo de Montevideo, desafían a la policía y recurren a una práctica truculenta para asegurarse a ellos mismos y a sus vecinos la comida de cada día.

Esta versión del clásico grotesco de Copi ganó 4 Premios Hugo en 2012 (incluyendo el premio al Mejor Musical Off).
Para mí, su mayor atractivo está en las impactantes interpretaciones de Emilio Bardi (Cachafaz) y Claudio Pazos (La Raulito), que dejan todo en el escenario, en un acto de entrega escénica digno de destacar.
Están acompañados por un ensamble de seis personas.

Más información:
Dirección: Tatiana Santana.
Dramaturgia: Copi.
Música: Rony Keselman.
Músicos: Joel Maiante, Pablo MartInez, Eugenio Sánchez.
Duración: 1 hora 5 minutos.


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Categoría: OBRA CON MÚSICA

Qué me has hecho, vida mía


Si bien no es estrictamente un musical, esta propuesta off cuenta con algunas canciones interpretadas en vivo, dado que emula los recursos del radioteatro. Con el reconocimiento de la crítica y del público, este espectáculo (estrenado el año pasado) ya tiene en su haber más de 100 funciones.

¿De qué se trata?: La vida de Fanny Navarro (estrella argentina de los años 50) y su agitada entrada en lo político, de la mano del peronismo, contada en primera persona. Se explora su esplendor y su ocaso. Mientra tanto, el público se ve inmerso en una atmósfera de radioteatro.

Dicen que la actuación de María Merlino es alucinante, y que canta con el estilo propio de la época. Está acompañada por efectos de sonido ejecutados en vivo por Joaquín Segade, reforzando el concepto de radioteatro.

Más información:
Dirección: Diego Lerman.
Dramaturgia: Marcelo Pitrola, María Merlino y Diego Lerman.
Canciones y arreglos: Rafael Varela.
Duración: 1 hora y 10 minutos.


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Cronograma completo del ciclo
(todas las fechas corresponden al mes de diciembre)

Miércoles 4:
“Gorostiza x 2”.  21 Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.

Jueves 5:
“Gorostiza x 2”.  21 Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.
“Cachafaz” 21 Hs. Ecunhi - Av. Del Libertador 8465.


Sábado 7:
“Blancos Oficios, seis historias de laburo” 16 Hs. Teatro Nacional Cervantes, sala T. Guevara - Libertad 815.
“Cachafaz” 21 Hs. Teatro Margarita Xirgu - Chacabuco 875 – 1069.
“El dolor de las hojas”.  21 Hs. Ecunhi  - Av. Del Libertador 8465.

Domingo 8:
“Cachafaz” 20 Hs. Teatro Margarita Xirgu - Chacabuco 875  – 1069.
“Qué me has hecho vida mía”. 20 Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.

Miércoles 11:
“Qué me has hecho vida mía” 21Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.

Jueves 12:
“Qué me has hecho vida mía”.  21 Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.
“El amateur” 21 Hs. Ecunhi - Av. Del Libertador 8465.

Viernes 13:
“Diego y Ulises” 16 Hs. Museo Histórico Nacional - Defensa 1600.
“Quienay”  21 Hs. Ecunhi - Av. Del Libertador 8465.


Sábado14:
“Diego y Ulises” 16 Hs. Museo Histórico Nacional - Defensa 1600.
“Blancos Oficios, seis historias de laburo” 16 Hs. Teatro Nacional Cervantes, sala T. Guevara - Libertad 815.
“Diferencias en colores”  17 Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.
“Qué me has hecho vida mía”. 21Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.
“Quienay”  21 Hs. Ecunhi - Av. Del Libertador 8465.


Domingo15:
“Diego y Ulises” 16 Hs. Museo Histórico Nacional - Defensa 1600.
“Diferencias en colores” 17 Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.
“Qué me has hecho vida mía” 20Hs. Teatro Castelao - Moreno 2176.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Crítica de "La Extraviada", de Alejandro Viola, con música de "La Traviata", de Giuseppe Verdi

Categoría: COMEDIA CON MÚSICA

Crítica de La Extraviada

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (El Portón de Sánchez).

Calificación: 8/10 



¿De qué se trata?: Del contrapunto entre dos vestuaristas en el taller de un teatro estatal donde se ensaya la ópera La Traviata (de Verdi), enfrentadas por un puesto de trabajo y un amor. Y, como se canta en la célebre escena del brindis de La Traviata, “el amor es rápido y fugitivo/Es una flor que nace y muere”, y por eso tanto Olga como Zulema saben que deben actuar con rapidez... y sin escrúpulos.

El punto fuerte de la obra: la fantástica dramaturgia de Alejandro Viola. Él demuestra que sabe perfectamente como hacer una comedia inteligente, con originalidad y diálogos desopilantes. El divertido texto presenta, además, una acertada dosificación del humor, que se aprecia en el muy buen ritmo del relato. Son oportunas las referencias al interesante mundo de la ópera (por ejemplo, la anécdota de la noche de estreno de La Traviata) y a lo que sucede detrás de escena.

Por supuesto, Viola (también el director) no podría haber logrado un resultado tan bueno si no se hubiera rodeado de un elenco perfecto para el relato que quería contar. Todos son grandes comediantes, y tienen suficientes recursos actorales como para potenciar el texto. No se quedan en que la frase que tienen que decir sea graciosa, sino que van más allá y hacen suyo el texto, con su voz y su cuerpo, produciendo más risas. Este tipo de actores que se meten en sus personajes son los que nunca se descolocan ante los imprevistos, y los que pueden darle relieve a un espectáculo.
Alicia Muxo es una Olga brillante, porque es capaz de transitar por los trazos gruesos sin que el personaje pierda verosimilitud. Tanto ella como su compañera Vivian El Jaber (Zulema) tienen un genial timing, y hacen un manejo ejemplar del tono de voz y la postura.
Roberto Romano (Rodolfo), Ariel Gangemi (Marcelo) y Alejandra Ríos (Graciela) también se destacan, todos ellos en actuaciones ajustadas, que salen del estereotipo en el que podrían haber caído.
En esta fascinante dirección de actores se nota el oficio de Alejandro Viola, en su faceta de director.

Una idea interesante de Viola fue la inclusión de una cantante lírica (Verónica Díaz Benavente, que muestra técnica y expresividad vocal). Este es, de hecho, el factor que llevó a que La Extraviada sea analizada en este blog que, si bien se dedica principalmente a los musicales, también trata la interacción del lenguaje musical dentro del teatral, y viceversa (en el caso de los music hall o ciertos conciertos).
Principalmente, los momentos de canto lírico son una buena decisión para crear un clima, oscureciendo el relato. Funcionan para el espectador como la caída de las tijeras para Olga: como un augurio. Sobre todo, porque son evocaciones que los personajes hacen en su mente (a veces, acompañando sus sentimientos de una forma más explícita que otras). La Traviata los va absorbiendo sin que lo noten, y se van compenetrando cada vez más con la tragedia. Es muy interesante ver representado ese apasionamiento que puede darse detrás de escena, porque uno comprende que, para lograr que una obra salga bien, todos tienen que trabajar en función de un mismo objetivo, dando lo mejor con los recursos que cuentan.
El recurso de integrar arias de La Traviata, es también, una oportunidad para encontrarse con extraordinarias canciones (compuestas por Giuseppe Verdi). El material más popular que la ópera posee es, sin lugar a dudas, “Libiamo nel’lieti calici”, número conocido como “El brindis”. Reconozco que es la única pieza de esta ópera que escucho con cierta frecuencia (un paréntesis: la música que escucho siempre contrastó con el reggaeton y la música electrónica que escuchan mis vecinos, dos estilos a los que soy ajeno, pero no tengo ni los parlantes lo suficientemente potentes ni la falta de criterio en cuanto a los decibeles tolerables como para contrarrestarlo). Por eso, La extraviada es un buen espacio para redescubrir esas melodías.

La frase de Víctor Hugo (gran escritor, por cierto) que acompaña el programa dice “Lo sublime es una combinación de lo bello y lo grotesco”. Por eso, La Traviata es sublime, porque evoca muchas emociones con sus contrastes. La Extraviada quiso rescatar un poco la idea de los contrastes, pero a través de la introducción de ribetes tragicómicos (sobre el final), logrando un buen desenlace.
Siempre es reconfortante (por lo menos para mí) buscarle el lado cómico a lo que puede resultar incómodo en la vida. Aunque sea, así se obtienen buenas anécdotas.

El diseño de vestuario y escenografía de Cristina Villamor posibilita un uso adecuado del espacio y ayuda mucho a dar vida al taller donde trabajan los protagonistas.
El diseño de luces de Gustavo Dimas es discreto y ayuda a lograr el cambio de clima en los momentos donde interviene la cantante lírica.

En resumen: Una comedia desopilante y original, escrita y dirigida por Alejandro Viola. Cuenta con actuaciones divertidas y completas, gracias a la presencia de actores con muchos recursos, que enriquecen el texto. Las intervenciones de la cantante lírica contribuyen a generar climas y permiten disfrutar de las arias que Verdi compuso para La Traviata.


Nota aclaratoria: La Extraviada no es un musical (por eso su nota no es comparable a las del resto de las obras del ranking). No obstante, utiliza música de La Traviata (de Verdi) dentro de su dramaturgia. Así, las melodías son una forma más de expresión, que contribuyen al desarrollo del factor trágico de la historia. Como dato adicional, la genial ópera de Verdi no es ajena a los musicales, dado que en ella se basó la muy buena película Moulin Rouge!


Más información:
Dirección: Alejandro Viola.
Teatro: El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034); 4863-2848.
Duración: 1 hora 20 minutos.
Precio de las entradas: $80. Para jubilados y estudiantes universitarios (con acreditación), $60.
Funciones: domingos a las 17 hs. (durante septiembre y octubre).
Piano (en off): Santiago Rosso.

Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar).


Fotos: Facebook.com/LaExtraviada