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miércoles, 22 de octubre de 2014

Crítica de "Los Nixis y el bosque prohibido", de Alejandra Rubio, Hernán Matorra y Tomás Wicz

 Categoría: INFANTIL/JUVENIL

Crítica de Lo Nixis
y el bosque prohibido

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2014 (Teatro El Cubo)

Nivel: /8
(Faltan 1 obra para completar el grupo de 3)
  

Antes de comenzar, quiero aclararles algo. Tal vez crean que están leyendo una crítica, pero no lo están haciendo. En realidad, yo tomé posesión de sus mentes. Perdonen que lo haya hecho, pero es la única forma que les puedo contar sobre los seres mágicos llamados nixis. Por el momento, dejen que su consciencia vague por ningún lado en particular. Les prometo que hacia el final se las voy a devolver, y todo esto habrá parecido real… pero no lo fue. Ahora sí:

lunes, 6 de octubre de 2014

Crítica de "Hora y Cuarto" de Mariano Taccagni y Javier López del Carril

Categoría: INFANTIL/JUVENIL

Crítica de Hora y Cuarto

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2014 (Centro Cultural Borges)

Nivel: 7 /8
(Faltan 2 obras para completar el grupo de 3)


¿De qué se trata?: De la tensa hora y cuarto previa a una función. Una parodia a los entretelones del mundo del teatro musical hecha por jóvenes intérpretes (entre 8 y 19 años).

El punto fuerte de la obra: la coreografía de Milagros Michael.
Además de ser una buena bailarina, Michael es una destacada coreógrafa, al menos para manejar elencos infanto-juveniles. En Hora y cuarto, trabajó con movimientos disociados y amalgamó los estilos de danza jazz y hip hop.
La respuesta del elenco es óptima, y se nota que los intérpretes se han formado en baile. Realmente me sorprendió el primer cuadro por su limpieza (como luego remarca uno de los personajes). Las coreografías son bastante exigentes y requieren de concentración, porque los pasos cambian con rapidez. Sin embargo, los chicos no tienen problemas con ellas, no miran al piso y casi siempre logran un alto grado de coordinación. Otro desafío que sumó Michael fue el del planteo coreográfico en varios planos, que obliga a todos a tomar consciencia de la totalidad del espacio escénico (por eso sirve tanto a nivel pedagógico). Entonces, ya desde el vamos, la obra me emocionó porque en los primeros cinco minutos percibí el talento que tenía delante. Por supuesto, hay que seguir desarrollándolo (en algunos casos, con más esfuerzo que en otros). Sin embargo, en líneas generales, esta Compañía de Teatro Musical Juvenil está a un nivel superior que otros grupos no juveniles (y que ciertos supuestos artistas con su nombre destacado en una marquesina de un teatro comercial).

domingo, 13 de julio de 2014

Crítica de "Criatura Emocional", de Eve Ensler y Charl-Johan Lingenfelder, en versión de Lily Ann Martin

Categoría: OBRA CON MÚSICA

Crítica de Criatura Emocional
Título original: Emotional Creature (2012)
Basada en el libro I Am An Emotional Creature: The Secret Life Of Girls Around The World (2010)

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Tabarís).

Nivel: /8
(Falta 1 obra para completar el grupo de 3)


¿De qué se trata?: Un collage de monólogos y canciones que recorren historias de jóvenes mujeres alrededor del mundo, que exponen sus preocupaciones y su visión de algunos aspectos de la vida.

El punto fuerte de la obra: la dirección de Fernando Dente.
Si hay algo que no puede reprochársele es que no haya hecho una versión personal de la obra. En sus óperas prima, muchos directores tienden a imitar a otros u optan por la indefinición. Esto no sucedió con Dente, puesto que se nota que detrás de todo lo que se ve hubo seguridad en el planteo o elección estilística, dándole unidad a la pieza (algo que no es fácil, porque la obra lidia con situaciones aisladas). A pesar de que creo que, en algunas escenas, hubiese sido más interesante tomar caminos alternativos para contar la misma cosa, esta apreciación tan subjetiva no anula el hecho de que Dente le haya dado una impronta propia a Criatura emocional, y que la haya sostenido a lo largo de todo el texto, y esto es algo que a directores con más obras en su haber les sigue costando.

La puesta es muy dinámica, casi reproduciendo el ritmo con que las jóvenes consumen el contenido virtual hoy en día. No por esto carece de matices, que están oportunamente introducidos por las transiciones de Dente. Por momentos considerablemente oscuro y por otros humorístico, el texto de la estadounidense Eve Ensler podría haber caído en una sucesión de golpes bajos (con algún puñado de chistes para disimular) si no hubiera habido alguien que lo comprendiera y supiera domesticarlo. Sin adelantar demasiado, se puede decir que son virtudes de la puesta la ruptura de la cuarta pared, la interacción entre las chicas a pesar de que sea una sola la que esté hablando, el diagrama para ubicarlas en escena cuando participan todas (la mayoría de las veces) y la creación de distintos contextos a partir del trabajo actoral en conjunto, según el tono que necesite cada monólogo. Como verán, en definitiva, todo esto tiene que ver con cómo integrar a un grupo en una obra donde el protagonismo va rotando constantemente. Más meritorio aún es lo que pudo lograr el director con un grupo con escasa o nula experiencia en las tablas.

Las chicas de elenco hicieron sus primeros pasos en distintos medios, que tienen su propia forma de trabajo: el cine, el la T.V., el modelaje y el teatro musical. Aparte de los esfuerzos ya mencionados, un factor determinante para integrarlas estuvo en la elección de los monólogos que le tocaba a cada una. Así y todo, se puede reconocer en seguida una diferencia de niveles entre las actrices, aunque todas parecen tener una buena predisposición para aprender.

La revelación de la obra es Martina Juncadella (si bien este no es ni por asomo su primer trabajo como actriz). Conste que no lo digo sólo porque le hayan tocado papeles dramáticos en sus monólogos, sino que destaco también su actitud en escena aún cuando no es el foco de la atención. Obviamente, más allá de esta apreciación global, es en los monólogos donde tiene más posibilidades para poner más recursos en juego. Compenetrada e intensa, pero sin afectación, brinda los momentos más conmovedores. Sus personajes están destrozados, pero bien plantados frente a sus convicciones, y Juncadella no se deja llevar ni por una punta ni por la otra, humanizando a su criatura (emocional, claro). Seguramente, mucho de este valor diferencial con respecto a otras actrices de su generación se debe a la posibilidad de haber actuado en películas desde una corta edad, y haberse regido por sus tiempos y su forma de trabajo.

Ángela Torres es otra actriz que adquiere una gran presencia a partir de su histrionismo innegable, que sigue ejercitando en Criatura emocional. Claro, tiene ángel, algo que es difícil de adquirir porque suele ser innato, pero se nota que además se preocupa por crecer como intérprete. Seguramente, si sigue probándose a sí misma, pueda llegar a convertirse en una artista de peso y completa. En este espectáculo, es quien despliega las mejores armas vocales.

Manuela Del Campo adopta cómodamente un registro standupero que no queda para nada mal parado, y contrarresta con esto los tramos menos interesantes de sus monólogos.
Candela Vetrano protagoniza una escena inesperada, que parece salida de otra obra. Incorporando cierto surrealismo e incertidumbre, el texto sorprende, estremece y descoloca en el buen sentido, echando mano del lirismo de retratar algo complejo. Tal vez, el momento más osado de la propuesta, en contraposición a otros que manifiestan una intención de provocar mucho más detectable. Bien por la decisión de Dente en este cuadro.

En su debut teatral, Delfina Chaves aporta simpatía y se la nota muy feliz por estar sobre el escenario, mientras que el fuerte de la también debutante Katja Martínez se da en la interacción con sus compañeras: uno le cree que son amigas, y esto la ayuda a afirmarse durante su primer monólogo, en el que les habla a ellas. En la función a la que asistí, todavía no se había incorporado Sofía Pachano.


La enérgica coreografía de Alejandro Ibarra hace que este montaje sea por momentos más pasional que la versión off-Broadway. Matías Ibarra (director musical) tuvo que ingeniárselas para que las chicas, con experiencias musicales desparejas entre sí, pudieran interpretar las canciones sin agitarse. Hay que decir que unos tramos del espectáculo cuentan con el auxilio del playback, que puede tanto hundir como salvar. En este caso, gracias al buen sonido de Rodrigo Lavecchia y Claudio Noguez, ocurre lo segundo. Además, la obra no se declara abiertamente como “musical” (y no lo es). Al margen, las canciones del sudafricano Charl-Johan Lingenfelder son más interesantes cuando se meten en el terreno de la polifonía, que cuadra con el concepto coral del relato (historias de jóvenes mujeres de distintos países, sin conexión entre sí). Se percibe el trabajo de Ibarra para alcanzar encauzar las distintas líneas rítmico-melódicas.

El guión de la estadounidense Eve Ensler tiene los vaivenes propios de una obra ecléctica, que toca temas como la bulimia, el abuso sexual, el embarazo adolescente, la esclavitud sexual, el uso del preservativo, el trabajo infantil, la inconformidad con una foto en Facebook, el aborto, el bullying, las cirugías estéticas, el acoso por usar pollera corta y la ablación de clítoris. Sin embargo, a veces se queda a mitad de camino. Si bien Ensler se mete en terrenos pantanosos, podría sacarse un poco las botas de lluvia e ir más a fondo, como ya hizo en Monólogos de la vagina. Sobre todo, conociendo su habilidad como escritora y porque da sobradas muestras de que la obra puede trascender la instancia de ser solo Monólogos de la vaginita (aunque el personaje de Chaves diría de la concha). Por ejemplo, un final menos obvio podría haber tenido mejor impacto, pero por suerte Dente pudo remontar ese cliché desde la puesta. Un detalle: es raro que Ensler no haya incursionado en la temática del alcohol, siendo que la relación de las jóvenes con él ha cambiado radicalmente en los últimos años.

Otra característica de la versión argentina es que tiene una estética definida (caracterizada, por ejemplo, por los colores saturados). A esto contribuyeron Darío Feal (escenografía) y Gonzalo González (luces). Alejandra Robotti completa los rubros técnicos con un vestuario que habla de mujeres sueltas y desprejuiciadas.

Cabe destacar que si uno veía las caras de las espectadoras con edades similares a las de las protagonistas, podía concluir que se sentían en Walt Disney World. Tuve en cuenta esto para la calificación, junto con el hecho de que los productos concebidos para jóvenes suelen tener mediocres resultados artísticos. Aunque la obra explora el universo femenino, no debería espantar al público masculino.
En cuanto a la polémica surgida por las publicidades en la vía pública, es evidente que la gente no tiene tiempo de razonar cuando pasa junto a una carapantalla, y por eso no entendió el aviso.

Aclaración: ¿Es un musical o una obra con música? Aunque Plateanet diga que es una “comedia musical”, está en el límite. Es una obra fragmentada, y las canciones son un cuadro más. No obstante, para ser un musical, las canciones tendrían que estar integradas a algunos monólogos y complementarlos, así que opto por denominarla “obra con música”.


Más información:
Dirección: Fernando Dente
Adaptación: Lily Ann Martin (buen equilibrio en la trasposición a los códigos locales)
Cover: Jessica Gerez
Teatro: Tabarís (Av. Corrientes 831)
Precio de las entradas: $200 y $240
Duración: 1 hora y 40 minutos
Apta para mayores de 13 años con reservas. Los menores solo pueden ingresar acompañados por un adulto responsable.

[Integra también el nivel 6 de las obras con música: Bodas de sangre.]

Ya que estamos, dejo estas imágenes, a ver si nos traen suerte para hoy:

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crítica de "Esgarabal, es una sensación distinta", de Ricky Pashkus (libro), Gonzalo Demaría (letras) y Gaby Goldman (música)

Categoría: MUSICAL JUVENIL

Crítica de Esgarabal, es una sensación distinta

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Centro Cultural Borges).

Calificación: 7/10


¿De qué se trata?: Del detrás de escena de una obra musical, desde el ensayo hasta el estreno, desde el punto de vista de una compañía juvenil.

El punto fuerte de la obra: el diseño coreográfico de Mariano Botindari, Lucila De Stéfano, Milagros Michael, Diego Hodara y Leandro Bassano, todos ellos experimentados y muy buenos profesionales.
El hecho es que Esgarabal adquiere un vuelo especial cuando sus jóvenes intérpretes transmiten a partir de coreografías. La expresión corporal se vuelve, entonces, un arma fundamental que todos los integrantes del elenco dominan.
Es notorio el trabajo en equipo, dado que las coreografías no se verían tan bien si no se hicieran en conjunto. Por eso, los coreógrafos comprendieron la importancia del mensaje que había que transmitir: Esgarabal (una obra dentro de la obra) sólo se puede lograr cuando se integran los “mambos” individuales, para lograr un “mambo propio” (como nos dice el slogan). Una de las ideas que se desarrollan es, entonces, que son las diferencias entre las potencialidades de los artistas las que logran el resultado buscado.
Por esta razón, el director Leandro Bassano pautó momentos donde sale a la luz la personalidad propia a través de la improvisación (más que nada, gestual). Corre por cuenta de cada uno de los chicos aprovecharlo (algunos demuestran ser histriónicos), dado que el texto es breve y no hay otra forma de lograr que cada uno se sienta individualizado dentro de un grupo grande si no es realmente adoptando un personaje y sosteniéndolo más allá del parlamento.
Otra cosa que noté de las coreografías es el continuo pasaje de los movimientos lentos y delicados a los movimientos bruscos. Mayormente, esto acompaña la explosión juvenil, la manifestación repentina de la energía acumulada.

A las casi omnipresentes coreografías se suma el desafío de cantar en vivo al mismo tiempo que se baila. Es ahí donde entra la tarea de Fernanda Martínez Mina, la coach vocal, que tuvo que unir todas las muchas voces (además de entrenar a chicos que no tenían su fuerte en el canto) y trabajar con armonías. Además, dispone de sólo 10 micrófonos, y los chicos son 19. El juego de voces se destaca en el atractivo número “Esgarabal, es una sensación distinta”. El resultado vocal general es digno, aunque con algunos miembros del elenco que están claramente por encima de otros en esta disciplina.

En cuanto al libro (de Ricky Pashkus, director del Proyecto Educativo), Esgarabal es un musical conceptual, porque no se desarrolla una trama en forma definida, sino que se hace a través de cuadros aislados (y diálogos aislados), que tratan de transmitir un mismo concepto. Lo aclaro porque algunos espectadores que no conocen este tipo de musicales quedaron desconcertados. En realidad, si bien lo que se quieren mostrar son los entretelones de una obra (las audiciones, los ensayos y el estreno; es decir, se representa al teatro dentro del teatro), hay dos conceptos que son importantes y recurrentes:
1. La no discriminación (los personajes de Esgarabal se ríen de ellos mismos, y de lo que los hace únicos y los diversifica). Esto va unido a la idea de que todos tienen derecho a expresarse a través del arte, sin prejuicios.
2. El teatro está lleno de competencia, y hay que trabajar para llegar a ser bueno.

También, hay guiños al mundo de los musicales (como las referencias al ensamble o a los compositores que incluyen muchas palabras por compás).
Las letras de Gonzalo Demaría van de la mano de los conceptos que expliqué y tratan de hacer referencia a un universo delirante y a diversos musicales.
La simpática música de Gaby Goldman es difícil de encasillar en un solo estilo. Algunas melodías son pegadizas.

Pablo Battaglia, desde el vestuario, también ayudó a los chicos a encontrar su “mambo propio”, porque le dio a cada uno una prenda distintiva, de acuerdo con su personalidad. Hay que recalcar que, cuando los chicos se sacan estas prendas y quedan todos vestidos de la misma forma, están simbolizando la unión que les brinda el hecho de estar todos juntos en el escenario, funcionando como una compañía, donde ninguno tiene privilegios, y se entregan despojados al arte.

El diseño de luces de David Seldes es correcto (sobre todo, en la variación en el tono durante la escena donde los artistas “entregan su corazón”), teniendo en cuenta que la sala Astor Piazzola del Centro Cultural Borges no cuenta con un amplio equipamiento lumínico. Las transiciones resultan un tanto abruptas.

Se debería ajustar el sonido en las sucesivas funciones (quedan 2), por respeto a los chicos que están en escena (y a su trabajo previo) y deben esforzarse para ser escuchados.

Por último, Leandro Bassano (el director) demuestra su compromiso con la docencia, al asumir el desafío de dirigir a 19 adolescentes; la mayoría, debutantes. Valoro su determinación por darle la posibilidad de pasar por el escenario a tantos chicos. Él es el motor de Esgarabal, dado que se encargó de reunir a todos sus gestores para poder hacer esta nueva versión.

En resumen: Esgarabal, un musical conceptual que habla de cómo se gesta, precisamente, un musical, funciona como una vidriera de talento joven. Su numeroso elenco se destaca en las coreografías en conjunto, a las que les imprimen energía. Se nota, detrás de ellos, la dedicación de su director Leandro Bassano.


Más información:
Pueden leer la nota que le hice a dos actrices del elenco: Camila Martin y Ailén Kazakevich (a propósito, la primera tiene una interesante presencia escénica y un muy buen dominio vocal y la segunda está afianzada en el baile y en la expresión gestual)... parte 1 y parte 2.

Foto: https://www.facebook.com/pages/Esgarabal-es-una-sensación-distinta/

Director: Leandro Bassano.
Elenco: Delfina Arrizabalaga, Juan José Araya, Rocío Caldés, Celeste Dondero, Vicky Goldstein, Luca Calaterra, Celeste Condoleo, Nicolás Di Pace, Federico Ferreyra, Ezequiel Giannoni, Ailén Kazakevich, Franco Rau, Anabella Reggi, Gala Schneider, Facundo Ullúa, Max Romero, Camila Martin, Jeremías Sapire, Triana Pena
Teatro: Centro Cultural Borges (Viamonte 525, esq. San Martín).
Duración: 40 minutos (observación intrascendente: esta obra del Proyecto Educativo de Ricky Pashkus justo dura como una hora de clase).
Funciones: el sábado 21 y el 28 de este mes, a las 16 hs.
Precio de las entradas: $60, $70 y $80.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.

Nota: Para la calificación, tomé en cuenta que la obra entra dentro de la categoría “juvenil”, y se mide con otros parámetros que las obras destinadas a adultos. Por esto, su nota no es comparable con las de los musicales del ranking normal.

viernes, 30 de agosto de 2013

Entrevista a dos actrices de "Esgarabal" - Parte 2: musicales en general


Esgarabal se presentará los sábados de septiembre, a las 16 hs., en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525). Las entradas van desde los $60 hasta los $80, y se pueden conseguir en el teatro o en http://www.plateanet.com/Obras/esgarabal.


E.C.M.: ¿Qué musical vieron últimamente en Buenos Aires que les haya gustado?
Ailu: De gira en la Farruka y Destinados. Si bien me encanta lo comercial, me parece que el under es el mejor lugar para que se destaquen los artistas. Ahí ponen y transmiten todo. Hay mucho esfuerzo y cada uno busca contribuir. En, De gira en la Farruka, las luces y el maquillaje son importantes, y ayudan a los actores a meterse en personaje. Yo pensaba en lo difícil que debe ser ensayar sin eso.

E.C.M.: Además, los actores del off trabajan de otra manera porque no lo hacen principalmente por la plata, sino por el gusto por su arte.
Cami: El proceso es diferente. Si lo necesita, un actor barre el piso. A mí me gustaron mucho Más de 100 mentiras, Código de silencio, El Principito, Casi Normales, Mágico Rock y Tango Feroz.
Ailu: Tango Feroz me encantó. Recomiendo también Con Nombre Propio III [miércoles, a las 20:30, en La Oreja Negra]. Son artistas de comedia musical desnudos porque ya no están en el marco de una obra, sino entregando su canción, lo que piensan y lo que sienten.
Cami: En el teatro comercial, juega mucho la imagen del artista, más allá de la obra. Por ejemplo, en Tango Feroz, había nenas de 11 años que la iban a ver porque estaba Fernando Dente y se encontraban con desnudos [integrales]. Fuera de lo musical, me encantó Chicos católicos, que escribió Nicolás Maiques. La remaron para alcanzar el éxito que tienen.
Ailu: También vale la pena recomendar Insomnio Recargado [dirigida por Ricky Pashkus y presentada en el Centro Cultural Borges, los domingos a las 16:30], con una compañía con chicos talentosos de 8 a 20 años, y renovada con respecto a la versión del año pasado.

E.C.M.: Además, van a salir la película. ¿A qué famoso que no sea del ambiente del palo lo ven trabajando en un musical y haciendo un muy buen papel? Por ejemplo, ¿a Adriana Aguirre? (Risas)
Ailu: A Nicolás Vásquez, que de hecho va a hacer Sobre el arcoiris, con Karina K, dirigidos por Ricky Pashkus. Va a ser un musicalazo. Me gustaría destacar a Pablo Martínez y a Flor Benítez [ambos en Borracho, un after musical], un gran talento, en esa línea. Natalie Pérez la rompió en Camila. El contacto con la gente cambia todo [para los actores televisivos].
Cami: Otro ejemplo es Daniela Pantano, que canta y baila muy bien, y estuvo en bailando en la tele, en un programa de Ideas del Sur.

E.C.M.: Sería interesante que se de también la transición de artistas del teatro a la televisión (sin que abandonen la actividad teatral). En algunos casos, sucede, pero no es muy frecuente.
Cami: Son dos técnicas totalmente diferentes. Por ejemplo, Francella es un actorazo con distintas facetas, como mostró en El joven Frankenstein y El secreto de sus ojos.
Ailu: Laura Esquivel sufrió muchos prejuicios por “Patito Feo”, y sin embargo hoy la rompe en Los Locos Addams.

E.C.M.: ¿Cuál es el peor musical que vieron, en el teatro o en película, local o extranjero? Por ejemplo, a mí no me gusta ni Grease 2 ni Xanadu (me refiero a la película; no a la versión teatral; igual la música es buena).
Ailu: Algunos musicales de Disney para T.V., que tienen coreos increíbles pero una historia muy infantil.
Cami: High School Musical era mala, pero cuando la hicieron en Argentina la mejoraron un montón y fue muy buena.

E.C.M.: ¿Cuáles son algunos de sus musicales favoritos?
Ailu: Chicago, All That Jazz y Hairspray (para mí, la versión argentina fue de las mejores obras que se hicieron acá).
Cami: Casi normales, Los miserables, Hairspray (un antes y un después para que me decidiera a querer trabajar en comedias musicales).

E.C.M.: Para mí, la puesta de Hairspray local mejoró la de Broadway en varios aspectos.
Ailu: Según vi en videos, la puesta de Despertar de Primavera de acá fue también mejor a la original, por la fuerza argentina.
Cami: Otro ejemplo es el de Casi normales. Creo que el elenco argentino no tiene nada que envidiarle al de Broadway.

E.C.M.: Coincido con que, en esos dos casos, hay cosas que se trabajaron en forma más interesante en Argentina. De hecho, algunos criticaron a Alice Ripley (la Diana original de Next to Normal) porque se comentaba que había bajado la calidad de su interpretación y dicción con el correr de las funciones. La verdad, no sé si es verdad.
Ailu: Tengo entendido que ellos [en Broadway] hacen el ensayo como una pasada más, mientras en la Argentina se vive al palo.
Cami: Para mí, sólo se debería marcar en los primeros ensayos. Si no, es muy difícil medir la energía cuando uno está en el escenario.
Ailu: Ricky siempre dice que el artista tiene que aprovechar el tiempo. Si lo tenés, ¿por qué estás marcando?

E.C.M.: ¿Qué piensan de los libretos con indicaciones directas de la puesta de Broadway, que deben respetarse a rajatabla para mantener la calidad global del espectáculo, como sucedió con El Fantasma de la Ópera?
Cami: Debe ser muy difícil preocuparse por ser exactos a lo que se pide, además de cantar, bailar y actuar.
Ailu: Yo fui a la audición de La novicia rebelde. Estaba audicionando para el papel de una chica de 12, y cumplía 13 ese día. Yo soy alta, entonces, apenas me midieron, me dijeron que no, porque estaban buscando tal cual la misma medida que la chica que lo había hecho en Broadway. No llegué a terminar de cantar ni una frase. Pero, por otra parte, cuando vi La Bella y la Bestia, no podía creer el despliegue.

E.C.M.: ¿Qué canciones les gustaría interpretar en un escenario?
Cami: “El tango del pabellón” (Chicago), “Cabaret”, “Superboy y la chica invisible”, “Luz”, “Sin las montañas” (estas tres últimas son de Casi Normales) y “Tócame” (Despertar de Primavera).
Ailu: “Cabaret”, “Todo lo malo se va” (Casi Normales), “La oscura verdad”, “Esta puta vida” y “Tócame” (Despertar de Primavera). Me gustan las canciones con mucha fuerza.

E.C.M.: Además, la fuerza bien usada expresa mucho. En cuanto a “Cabaret”, no sé como lo trabajaron en el estudio, pero es una canción muy interesante desde lo interpretativo. Juega constantemente con lo que se dice y lo que se sugiere, y la contradicción entre estas dos cosas. Muestra la miseria detrás de la aparente felicidad y el tono modula (sutilmente, según la interpretación) sobre el final de la canción (hay una especia de quiebre en Sally).
Cami: Sí, es muy difícil. Hay mucha gente que la canta “linda”. Por ejemplo, no es lo mismo cuando Liza Minelli la canta que cuando la canta y la actúa. Veamos, por ejemplo, la versión de Karina K. La rompe.
Ailu: Te das cuenta [de lo importante de cantar actuando] cuando los artistas desafinan y, sin embargo transmiten.
Cami: Como cuando Alejandro Paker seguía cantando en Casi normales, aunque se le cayeran los mocos. Explicame eso. O Marisol Otero en Mamma Mia! ¡Lloraba! ¿Cómo cantás así? Tenés que cantar desde el personaje y no siempre desde la técnica. Lo importante es sentirlo.

E.C.M.: ¿Qué musical les gustaría que se hiciera en Argentina?
Cami y Ailu: Wicked, Newsies y Billy Elliot.

E.C.M.: ¿Cuáles son sus referentes del ambiente?
Cami: Karina K, como intérprete, y Déborah Turza. También, Elena Roger.
Ailu: Va a sonar raro, pero Florencia Peña, porque no es una cantante, y yo tampoco. Veo que busca el canto y el baile desde lo actoral. Está buenísimo que uno sepa hacer las tres cosas, pero a veces uno tiene que ir buscando.
Cami: Como Julia Calvo.
Ailu: Me encanta Cecilia Milone. Tiene su estilo propio. ¡Su “mambo propio”! Su voz es grande y se la banca, y te la canta como una HDP. También, Josefina Scaglione, pero no es un referente porque sería apuntar demasiado alto.

Entrevista a dos actrices de "Esgarabal" - Parte 1: la obra


Esta es la transcripción de una entrevista que mantuve con dos de las integrantes del nuevo proyecto musical de Ricky Pashkus y Gaby Goldman, con dirección de Leandro Bassano: Esgarabal. Las actrices Camila Martin (18 años) y Ailén Kazakevich (16) debutan en el teatro comercial, y expresaron todo su entusiasmo por el proyecto en una charla muy divertida. Como la nota fue extensa, decidí dividirla en dos partes (por suerte en un blog se puede hacer esto, mientras que un diario habría seguir editando): una con las preguntas que tienen que ver con la obra y otra con lo referido al teatro musical en general. Quiero agradecerles a las chicas por su buena predisposición, y a Leandro Bassano por hacer posible esta entrevista.


Esgarabal se presentará los sábados de septiembre, a las 16 hs., en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525). Las entradas van desde los $60 hasta los $80, y se pueden conseguir en el teatro o en http://www.plateanet.com/Obras/esgarabal.


E.C.M.: ¿Qué es eso de tener “un mambo propio”, que es uno de los slogans de Esgarabal?
Cami: El mambo propio serían las diferentes energías de cada uno. Esos mambos se van juntando y se hacen uno, que hace que Esgarabal sea una especie de locura.
Ailu: Cada uno de nosotros tiene una característica, y cuando nos juntamos todos se genera “una sensación distinta” (el otro slogan de la obra). Todos somos diferentes, pero unidos podemos hacer algo más grande.
Cami: Claro, es el conjunto de las energías de cada uno. Por ejemplo, yo ya soy un mambo, y mi mambo propio es jugármela en la profesión, entrenar, estar a mil por hora todo el tiempo, y eso después ponerlo en la obra.

E.C.M: ¿Cómo compusieron a los personajes? ¿Tienen mucho de ustedes? Sé que mantienen sus nombres.
Ailu: Nosotros empezamos a jugar con los personajes desde lo nuestro. No fue que dijimos “quiero ser esa” de entrada. Somos nosotros, y a muchos nos cuesta decir “yo soy así”, porque es difícil reconocerlo. Llevamos nuestras características al extremo para que se entienda mejor. Uno adentro tiene un montón de cosas, y en la vida no anda transmitiendo todo. En el escenario, en cambio, se puede mostrar todo lo que uno es.
Cami: Es extremar lo que socialmente no está tan bien visto.

E.C.M.: ¿Cual es tu mambo propio, Ailu?
Ailu: Para mí, tiene que ver con que no paro un segundo, voy al colegio, y enseguida voy a ensayar… También, hay algo mío que es bastante oscuro.
Cami: Sos selectiva.
Ailu: Sí. Me puedo reír de todo, pero también puedo enojarme y no hablarte más. Yo creo que son las dos cosas. Uno es el mambo de no parar un minuto, aunque estoy en un grupo donde somos todos así. Nos juntamos a ensayar y pasamos de una cosa a la otra. Y el otro es lo relacionado con mi persona: tal vez socialmente todo es una sonrisa pero adentro te quiero matar, ¿entendés?
Cami: Cabe destacar que igualmente es una compañía donde la mayoría son adolescentes, y es una etapa donde también todo es un mambo, así que no todo se puede describir al 100%. Por ejemplo, yo tengo 18, y Ailu tiene 16, y la mayoría ronda esa edad. Después está Triana, que tiene 13. Entonces, vos le podés preguntar a Triana “¿Cuál es tu mambo propio?”, y es totalmente distinto al que puedo llegar a tener yo. Esas son las diferentes energías que se ven. Al ser una compañía juvenil, el quilombo, la excitación, la ansiedad y la adrenalina están siempre presentes.
Ailu: Y la energía adolescente que uno siempre busca a esta edad.
Cami: Frescura.

E.C.M.: ¿Vos vas a la universidad, Cami?
Cami: Sí, estudio, aparte de comedia musical, en una facultad para ingresar a la carrera de locución.

E.C.M.: ¿Cómo compatibilizan el estudio con el trabajo en la obra?
Cami: Para mí, todo lleva más o menos al mismo lugar. Yo creo que el objetivo principal que tiene un locutor es transmitir. Para el artista, lo mismo. Estudio estas dos carreras porque siento que necesito expresarme, comunicar, dar a entender y poder expresar lo que siento. A lo mejor me cuesta hablarlo o no, pero siento que de esa forma me libero mucho más. Digamos que mis facetas están bastante ligadas; son del mismo ambiente. Trato de hacerme un lugar para todo, porque curso a la mañana y ahora voy a cursar a la noche para no perderme las clases. Pero estamos a full, de domingo a domingo, y sin feriados.
Ailu: Yo no estoy todavía estudiando una carrera. Voy al colegio, donde tengo la careta de la vida social, en la que no tenés que transmitir nada. Uno no puede entrar al colegio con la locura con la que entra al estudio de danza. Yo entro al estudio de danza y me libero. Parece como cuando sueltan a las vacas, que van corriendo. En el colegio tengo que mostrarme más tranquila, si bien no soy de las que estudian.
Cami: Uno tiene que seguir una línea. No como una falsedad, pero para pertenecer a un grupo. Los temas de conversación que podemos llegar a tener nosotros, no los podés tirar en un lugar que es nada que ver.
Ailu: Aparte, vivimos en una sociedad (va a ser raro lo que voy a decir), y uno se tiene que adaptar a las personas que están alrededor. Por eso, a mí me encanta la Sociología, para ver cómo las personas se fueron adaptando, y me gustaría poder pasar eso al escenario.

E.C.M.: En musicales como All That Jazz y Calle 42 se ve a los artistas sufriendo en los ensayos. ¿Esto es así en su compañía?
Ailu: Y, últimamente… (Risas)
Cami: Nunca la pasamos mal, pero sí es difícil, porque al ser muchos adolescentes es un quilombo, y hay que tener límites. Y los más grandes también nos sumamos.
Ailu: Aparte no hay mucha diferencia de edades.
Cami: Ensayamos a full sábado, domingo y lunes. Sábado y domingo a la mañana.
Ailu: O sea, ninguno sale, y eso que somos adolescentes.
Cami: Digamos que te tiene que gustar, porque es un sacrificio. Para llegar este fin de semana al Borges a las 9 a.m. me tengo que levantar a las 6 a.m., porque vivo a dos horas de viaje y soy relenta una vez que me levanto. No tenemos feriados, no salimos los viernes, ni los sábados, ni los domingos. Y en los ensayos, a veces nos retan.
Ailu: Hay mucho que no paran de hacer chistes.
Cami: Aparte el espectáculo tiene que salir bien, y está en juego el nombre de un montón de personas del ambiente.

E.C.M.: Por supuesto. No es una muestra.
Cami: Claro, si en una muestra vos tocás el charango mal, tus papá te van a aplaudir igual, pero acá es otra cosa. Tenemos un público que no nos conoce, y pesa la responsabilidad de saber que, si uno lo hace mal, no lo van a ir a ver o va a quedar mal o se va a dedicar a otra cosa.
Ailu: El director [Leandro Bassano] siempre puso límites cuando los tenía que poner, y también supo dejar momentos para dispersarnos y crear, porque estamos creando todo el tiempo. Aunque, sí, en estos últimos momentos estamos todos casi llorando en los ensayos.
Cami: Ansiosos.
Ailu: Pero lloramos por la locura de la perfección, diciendo “¡No puedo creer que esto no me salga!”.
Cami: Nos tocó trabajar con coreógrafos invitados muy profesionales, y tenés que poner cara de que te las sabés todas. Por ejemplo, no puedo estar jodiendo con  el tiempo de Mariano Botindari.
Ailu: Además, viene a darnos una mano.
Cami: Creo que no se les pagó, son amigos del equipo creativo, igual que Milagros Michael, Diego Hodara, Lucila De Stéfano. ¡Y el maestro Gaby Goldman! Vino a un montón de ensayos y es la palabra suprema: es SU música.

E.C.M.: Entonces ustedes están haciendo un workshop, adecuando el material y explorándolo.
Cami: Sí, totalmente. El Esgarabal de 2013 es una versión siglo XXI. No tiene nada que ver con el original. Hasta la música tiene arreglos nuevos que Gaby adecuó para nosotros. Leandro [Bassano, el director] lo modificó todo. Originalmente, “Esgarabal” se hizo en la materia “Composición coreográfica” del IUNA, así que fue casi una excusa, y se le dio la mayor importancia a la danza. El vestuario era muy negro…
Ailu: Salvo dos o tres, eran bailarines que cantaban. Lo que se trató de hacer en la nueva versión fue buscar quienes tienen más facilidad para el canto y quiénes para el baile, y complementarlos.
Cami: Aparte, al hacerlo con un elenco más joven, se le da otro sentido a las temáticas que se tocan. A la altura a la que estamos, no diría que son fuertes, pero se trata, por ejemplo, la temática del gay y el prejuicio de que las bailarinas son todas putas. No es un infantil.
Ailu: Pero está bueno porque transmitimos lo que nos pasa.

E.C.M.: Además, me imagino que buscan la comprensión de los padres que asistan, como pasó en su momento con Despertar de Primavera.
Ailu: Totalmente. Hay muchos varones que tratan de mostrar que esto es lo que les gusta y no jugar a la pelota.
Cami: Es difícil decirle a tu papá que querés estudiar arte. Depende de vos que te lo tomes en serio. Yo en la secundaria era recontra traga. Era abanderada y me enojaba cuando me sacaba 7. Vos esperás que se siga una línea, y que una persona con ese rendimiento estudie una carrera universitaria: medicina, abogacía… Por suerte mis papás siempre me apoyaron. Paralelamente, al gustarme la locución, yo sentía que tenía que seguir con eso, que es una carrera terciaria. Pero es muy difícil trabajar en este medio. Uno de los temas de la obra es la competencia, y la mirada del otro.
Ailu: En realidad, eso te pasa en todos los ámbitos. Uno siempre quiere conseguir el trabajo.

E.C.M.: Teniendo coreógrafos tan importantes, me imagino que el baile no estará puesto al azar dentro de la historia, y que aparecerá con sutilezas. Para mí, el musical que mejor integró el baile a la historia fue Amor sin Barreras (West Side Story), frente a muchos otros donde los bailes eran arbitrarios. ¿Ustedes también tratan de expresarse con el cuerpo al bailar?
Ailu: No hay parte de la obra que no tenga música, prácticamente. Hasta el texto tiene música de fondo. Bailar es siempre una excusa. Hay veces que estamos parados y no te vas a dar cuenta de cuándo cantamos, cuándo bailamos y cuándo actuamos. Y transmitimos con la coreografía.
Cami: La obra tiene un símbolo [que se puede ver en la foto que acompaña a esta nota], que es parte de una coreo, y el paso expresa lo que es Esgarabal. Quiere decir: “Tomá todo. ¿Qué más querés?”. La entrega viene directo del corazón, aunque parezca que es el símbolo de una secta. (Risas) La letra va acompañada de la coreografía. Es, además, una obra muy comprometida vocalmente. Es todo cantado a voces. Hay coritos, vocecitas, contracantos… de todo.

E.C.M.: ¿Vocalizan y elongan con rigurosidad en los ensayos?
Cami: Cada uno tiene que llegar vocalizado al ensayo.
Ailu: Y elongado, también. Para no perder una hora.

E.C.M: ¿Cómo fue el proceso de audiciones?
Ailu: Nosotras fuimos alumnas de Leandro Bassano, el año pasado, en el estrudio de Ricky [Pashkus]. Hicimos una muestra muy chica, y se vio una energía especial, y ahí Leandro dijo que quería hacer algo con nosotros.
Cami: Siempre estuvo en los planes armar una compañía, pero implica un gasto muy grande.
Ailu: Era difícil. Es más, es el debut de Leandro y de Fernanda Martínez, la directora vocal. Y apareció Ricky, que nos sostuvo para hacer la compañía. Además, hubo que ver el tema legal por los ensayos, porque somos menores.

E.C.M.: Aparte, el elenco es numeroso: 19 actores.
Cami: Seis de nosotros ya estábamos preseleccionados, y un día se hizo la audición con 168 personas.
Ailu: Y había tanto talento y tanta “hambre”, como nosotros llamamos, que se amplió el elenco (iban a ser sólo 15 integrantes, en un principio).

E.C.M.: ¿Tienen alguna anécdota que muestre la locura de los ensayos?
Ailu: En uno quiso entrar Graciela Alfano. Dijo “Yo soy Graciela Alfano”, pero le tuvieron que decir que era un ensayo. Otra locura es que entramos todos gritando y, como no podemos salir a la noche (eso sí, llegamos todos media hora antes), ponemos reggaeton y las luces de colores a las 10 a.m.
Cami: Tenemos frases locas, como “Acá nadie gusta de nadie” (de Leandro Bassano) y nuestra coach vocal nos tira los “Fer tips”: pautas con cosas de la vida cotidiana.

E.C.M.: ¿Por ejemplo, cuál sería un “Fer tip”?
Ailu: “Si la tenés que remar en dulce de leche, que los palitos sean de plástico. Si son de madera, absorben el dulce de leche y te hundís”. Otra de sus frases es “Chicos, estudien o no llegamos ni en moto”.

E.C.M.: ¿Qué es “Esgarabal”? ¿Un idioma inventado?
Cami: Cuando nosotros le preguntamos qué quería decir a Ricky, dijo “Es Chorus Line, es Chorus Line, Esgarabal”. Es su imaginario de lo que vendría a ser A Chorus Line.
Ailu: Exacto, llevado a lo argentino.
Cami: En Esgarabal también se transita el ensayo y el estreno, mientras que A Chorus Line se queda en el casting. Pero sí, Esgarabal es un idioma inventado. Para mí, viene de “garabato”, es como un mamarracho, algo sin estructura.
Ailu: Está bueno que vayan los artistas, para ver reflejado lo que ellos sienten y piensan, y también gente que no es artista, para que se de cuenta de que no todo es como cree, y se saque los prejuicios y pueda ver a los artistas con otra mirada.

E.C.M.: ¿Para qué público es la obra, en cuanto a edades?
Cami: Adolescentes y adultos, pero sin límites. En el siglo XXI, un nene de 11 años sabe de qué hablamos.
Ailu: Aparte, cada uno lo va a ver de una forma diferente.

E.C.M.: ¿Cómo reaccionaron sus amigos cuando se enteraron de que iba a actuar en una obra?
Cami: Mis amigas no lo pueden creer y me re agrandan. Me dicen: “Yo quiero tener tu vida”. Yo pienso “Me duele todo”. La mayoría estudia medicina.
Ailu: Mis amigas son del colegio, y me dicen “Vas a conocer a Peter Lanzani. Te va a llamar Cris Morena”. Pero ven que yo no duermo y voy al colegio con ojeras porque el día anterior tuve ensayo hasta tarde.
Cami: Van más a lo social; a la fama.

E.C.M.: ¿Cómo es trabajar con Ricky Pashkus y su equipo creativo?
Cami: Es un honor que el primer trabajo sea con ellos. Me demuestran humildad ante todo. Ofrecen todo y apuestan mucho a nosotros.
Ailu: No se quedan en que el artista ponga la pierna donde la tiene que poner, sino que se fijan en la persona. Ricky y Lean se interesan mucho por saber qué es de tu vida.
Cami: Son también muy sinceros. Van a marcarte responsabilidad, y la rigurosidad de un buen entrenamiento. Te van a acompañar en tus angustias, y decirte la verdad para que puedas crecer. Son padres educativos y padrinos del arte.
Ailu: Si un proyecto no te conviene, Ricky te aconseja. A lo mejor en el momento te lo tomás mal, ¡pero después te das cuenta de que tenía razón! Y después te da tu propio espacio.
Cami: Siempre se dice que representar es una doble presentación, donde se presenta al personaje y a uno mismo. Es muy difícil, y hay que buscar no sobreactuar, sino mostrar esta doble presentación.
Ailu: Siempre es difícil entrar en uno mismo y sacarlo. Es más fácil ver lo de afuera, y así se malinterpretan algunas cosas y se llega a conclusiones erradas como “El que va al psicólogo está loco”.

E.C.M.: ¿Y qué piensan de Gaby Goldman, que se hace tiempo para estar en prácticamente todos lados?
Ailu: Es un dios de la música.
Cami: No hay nada que él haga que puedas decir que es malo. Viene a los ensayos. Una vez agarró un teclado chiquito a pila, de nuestra directora vocal (como esos de juguete, para bebés), tocó el acorde de Casi Normales, y después tocó Esgarabal, marcando nota por nota lo que quería transmitir con esa canción. Se tomó el tiempo para hacer pistas nuevas y montar cosas, siendo que está en todos los musicales.

E.C.M.: ¿Cómo es Leandro Bassano como director?
Cami: Es un compañero.
Ailu: A veces dice que le cuesta ponerse en el papel de director, pero lo maneja rebien. Si uno está muy arriba, después nunca baja. Por eso me gusta su humildad.
Cami: Yo tuve problemas de salud el año pasado, y Leandro estuvo en todo (desde llamarme hasta ir a visitarme), junto con Fernanda [Martínez, la coah vocal], y lo mismo con otros dos chicos. Siempre te protegen y te educan, y te aconsejan en todo.
Ailu: Siempre preguntan “¿Te pasa algo? ¿Necesitás algo?”. Nosotros les decimos Papá Esgarabal y Mamá Esgarabal.
Cami: Esgarabal es como una familia y una escuela.
Ailu. Y todos aprendemos de todos.
Cami: Nos llevan a visitas con gente del ambiente y nos presentan. Si a mí me preguntaran “¿con quién querés debutar?”, yo diría “con ellos” sin dudarlo.
Ailu: El otro día con Maxi [Bartfeld, el productor] tuvimos una charla con Francisco Ruiz Barlett, Sofía González Gil y Stella Maris Faggiano, y nos contaron sus experiencias. Maxi realiza un trabajo muy humano. Cuida hasta el último detalle. Hasta nos recomienda que no tomemos alcohol.
Cami: También, tenemos vestuario de Pablo Battaglia, que es un lujo tremendo.
Ailu: Lo único que puedo hacer es agradecer.

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Elenco: Delfina Arrizabalaga, Juan José Araya, Rocío Caldés, Celeste Dondero, Vicky Goldstein, Luca Calaterra, Celeste Condoleo, Nicolás Di Pace, Federico Ferreyra, Ezequiel Giannoni, Ailén Kazakevich, Franco Rau, Anabella Reggi, Gala Schneider, Facundo Ullúa, Max Romero, Camila Martin, Jeremías Sapire y Triana Pena.
Dirección: Leandro Bassano
Libro: Ricky Pashkus
Letras: Gonzalo De María
Música: Gaby Goldman
Dirección Vocal: Fernanda Martínez Mina
Coreografía: Mariano Botindari, Lucila De Stéfano, Millie Michael, Diego Hodara, Leandro Bassano
Vestuario: Pablo Battaglia

Diseño de Luces: David Seldes