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miércoles, 23 de julio de 2014

Crítica de "Orlando, despierta!", de Leo Bosio y Jano Piccardo

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Orlando, despierta!
Basada en la novela Orlando (1928), de Virginia Woolf

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Sala Siranush).

Nivel: /8
(Faltan 2 obras para completar el grupo de 3)


¿De qué se trata?: Una biografía en escena, donde su protagonista, Orlando (Pablo Martínez y Sabrina Macchi), atraviesa varios siglos sin envejecer, pero se somete a una transformación física inexplicable.

El punto fuerte de la obra: la estupenda actuación de Sabrina Macchi como Orlando.
Macchi está todo el tiempo en escena y asume dos roles distintos (el de biógrafa en la primera parte y el de Orlando en la segunda). Incluso cuando no encarna al protagonista, es ella quien lleva adelante gran parte del complejo ritmo de la obra y permite que sus compañeros se articulen a él. La asimilación de este pulso tan especial se percibe en su inteligencia para el manejo de la proyección de su voz hablada. Hay que tener en cuenta que le toca representar a un Orlando que está más psicológicamente enmarañado que el de Pablo Martínez, porque a la luz del extraño acontecimiento se despiertan en él/ella muchas preguntas, reflexiones, contradicciones y dudas. Macchi maneja esta situación con mucha expresividad, a tal punto que logra que le creamos perfectamente el concepto de “la misma persona; distinto sexo”. Además, acentúa la impulsividad de Orlando, demostrando que no hay que sobreactuar para ser pasional.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Crítica de "(Algo más)", disco de Francisco Ruiz Barlett, interpretado por cantantes de musicales

Categoría: CD

Crítica de (Algo Más), disco interpretado por cantantes de musical

Calificación: 7.3/10 


Este genial disco, que fue financiado por el aporte de la gente (a través de la página web Panal de Ideas), contiene 13 canciones compuestas por Francisco Ruiz Barlett e interpretadas por cantantes de teatro musical.

Una aclaración antes de empezar:
Debo admitir que, cuando me senté a pensar cómo iba a calificar el CD (nunca había criticado un disco en el blog), me sentí un “maestro Siruela” (sí, va con “s” porque hace referencia a un pueblo). Ya sé que 7.3 es una calificación extraña. Por eso, quería explicar de dónde la saqué. Resulta que escuché el CD varias veces y, luego, le fui poniendo una nota a cada canción. Después, hice el promedio de las notas, y me dio 7.3, y decidí no redondear. La verdad es que la mayoría de las canciones tenían una calificación mayor a esa pero, al promediarlas con las otras, quedó ese valor.

En segundo lugar, decidí darle una estrellita a las canciones que me parecieron las más destacadas. A continuación, verán una estrellita verde al lado de las que yo considero que son muy buenas canciones, ya sea por la composición o la interpretación o ambas. Hay una estrellita dorada junto a las dos que más me gustaron. Incluí un breve comentario de cada una, sin hacer alusión a la interpretación de los artistas convocados, porque es acertada en cualquiera de los casos, si bien hay momentos individuales especialmente buenos.
Esta es la lista de canciones, con su respectiva duración:

1. “Otro Lugar” (Federico Salles) – 3:39  Una melodía agradable y sincera.

2. “Primeros Pasos” (Karina K) – 3:46  Su potencial estalla durante la segunda mitad.

3. “Jugar – Perder” (Ricky Bangueses) – 3:31

4. “Mi Voz” (Florencia Otero) – 3:02  Efectivas variaciones de potencia y tono.

5. “La Última Canción” (Vanesa Butera) – 3:59  La melodía encaja perfectamente con la atmósfera que se quiere transmitir.

6. “Dos Melodías, Parte 1” – 3:01 (Juan Manuel Besteiro)

7. “Del Dolor” (Gabriela Bevacqua) – 2:59  Una melodía muy atractiva, sostenida por un magnífico acompañamiento.

8. “Fantasmas” (Stella Maris Faggiano) – 3:26  Muy teatral.

9. “Bienvenido a Kournikova” (Germán Tripel) – 2:27

10. “Aunque descubras todo” (Rosana Laudani) – 2:48

11. “Defendeme” (Leo Bosio) – 3:17

12. “Mira lo Bueno” (Sofía González Gil y Francisco Ruiz Barlett) – 2:17

13. Bonus Track: “Antonia, el Helecho Deshecho” (Pablo José Ríos, con el Coro Nacional “Timbre 3”) – 2:38

La verdad es que no sabía que Francisco Ruiz Barlett era un compositor tan interesante, que no desentona para nada si lo comparamos con, por ejemplo, Hernán Matorra. Su trabajo discográfico es sumamente disfrutable, y se nota que hay compromiso detrás y, sobre todo, amor por el arte. No compone porque sí, indiscriminadamente. Me refiero a que no compone “en serie”, sino que trata de inyectarle a sus canciones algo de vida: ese (Algo más) del título. Esto no quiere decir que algunas de las canciones no puedan haberle surgido súbitamente, sino que trata de que el pentagrama tenga alma, y que la voz fluya a la par de los sentimientos.
Su acompañamiento armónico siempre sostiene bien a la melodía y se luce en varios casos, permitiéndole expandir la expresión artística.
Si bien no todas las canciones me terminaron de cerrar, se ve que hay búsqueda artística en muchos casos. Al componer, uno pasa por muchos estados anímicos, que permiten darle forma a una creación personal. Por eso, los que vemos el resultado terminado sin analizar el proceso no sabemos cómo contextualizar ciertas cosas, y tendemos a interpretarlas como queremos, algo central en el arte.
Al no estar en el contexto de un mismo musical, varias de las canciones de (Algo más) nos brindan la posibilidad de hacer nuestras propias interpretaciones. Por ejemplo, no sé bien a quién le habla Tripel en “Bienvenido a Kournikova” pero, por el estilo, yo me imaginé una escena con un hijo que se reencuentra después de muchos años con un padre que lo abandonó, pero sé que probablemente no se trate de un caso como este. Otro ejemplo, ¿cuál era el sueño que se le destruyó a Faggiano en “Fantasmas”? Uno más: ¿qué trata de decir la canción “Antonia, el Helecho Deshecho”?
Es curioso que el (Algo más) del título esté entre paréntesis. ¿Habrá sido una mera elección estética o quiere simbolizar algo? Tal vez, nos quiere introducir a un ámbito de intimidad y complicidad, o mostrar que se nos está por revelar algo que podría pasar desapercibido en primera instancia, o, como dije antes, simbolizar todo eso que las canciones tienen de trasfondo, su mismísimo corazón.

Como arreglador, Fran Ruiz Barlett tomó algunas decisiones interesantes, como durante el efectivo final de “Aunque descubras todo”.


En cuanto a las letras, son correctas, pero el fuerte de Ruiz Barlett está en la música (y en la interpretación, aunque breve, durante “Mira lo bueno”). No se propone una renovación en cuanto a los temas de las canciones: la mayoría se trata de amores conflictivos. No estoy diciendo que el tema esté mal tratado, sino que remarco que, en general, se gira alrededor de problemas de pareja. Hay tramos donde Ruiz Barlett hace una aproximación a ese concepto desde costados más atractivos. Por ejemplo, me gustó la idea para la canción “Defendeme”.
Igual, hay un par de momentos donde el compositor se despega de esa línea y trata otros temas, como en la intensa “Fantasmas” y la simpática “Mira lo bueno” (y, claro, “Antonia, el Helecho Deshecho”).
Fue un acierto no buscar la expresión poética rebuscada, porque le saca pretensión al disco, y hace que algunas de las emociones sean más creíbles (si bien no sabemos si, bien usada, le hubiera sumado intensidad en algunos casos). No hay una renovación poética, y eso le da sinceridad a lo que se dice.
Sin embargo, se utilizan recursos del género lírico. Como siempre sucede con algo tan subjetivo, algunos me gustaron más que otros. Les doy un ejemplo de los dos en una misma canción (“La última Canción”): no me gustó la imagen sensorial “olor a soledad”, pero sí la idea de no poder creerle a las lágrimas (personificación).

En cuanto a lo interpretativo, este CD es prácticamente inobjetable. Ruiz Barlett supo rodearse de excelentes artistas para interpretar sus canciones. Al haber transitado el género del teatro musical, saben cómo contar una historia con una canción y transmitir sentimientos y sensaciones a través de su voz.

Por otra parte, Ruiz Barlett es un gran músico, y esto se puede apreciar en el disco, porque es él quien toca el acompañamiento instrumental en las canciones, con notable habilidad expresiva.
La calidad del sonido es realmente muy buena. La grabación y masterización estuvo a cargo de Joaquín Rosson (Conde Estudio).

Tengo que decir que el CD me pareció demasiado corto (en total, dura 40 minutos y 50 segundos), y que me dejó con ganas de más. Parece que habrá un segundo disco pero, al margen de esto, sigue siendo muy poco tiempo para un CD que sale $90. Para ajustarse a ese precio, tendría que haber tenido algunas canciones más. De todas formas, cuando uno tiene en cuenta que el 50% del valor será donado a la Fundación Si (www.fundacionsi.org.ar), comprende que en realidad está pagando un monto razonable por el disco (la mitad) y que, con el resto, está colaborando con una buena causa.

Además, la presentación es muy buena, y viene con un librito con fotos de los artistas, realizadas con el profesionalismo de siempre por Fuentes2Fernández (www.facebook.com/Fuentes2FernandezFotografias). Por cierto, estos fotógrafos también alcanzaron concretar un proyecto a través de Panal de Ideas: http://panaldeideas.com/proyectos/pequenos-gestos-cambian-el-mundo-calendario-2014/.

En cuanto a la presencia de la manzana verde en las fotos, todo parece indicar que se trata de una forma de representar el corazón de cada artista. Un corazón vulnerable, expuesto a la intemperie.

En fin, ¡recomiendo este disco!
¿Dónde se puede conseguir?

*En Kik.bol.cheinch, en la galería del Teatro Apolo (Av. Corrientes 1372), bajando las escaleras y yendo hacia la derecha. Ahí lo compré yo, a $90.

*Por Mercado Libre, a $89, aunque, al menos por ahora, figura como “Publicación finalizada”.

*El miércoles 11 de diciembre, a las 20:30 hs., en La Oreja Negra (Uriarte 1271), se va a estar presentando el disco. Las entradas ya están en venta, desde $80. No sé a qué precio se va a vender el disco en la presentación.
Podés reservar tu entrada con 25% de descuento acá: http://www.atrapalo.com.ar/entradas/francisco-ruiz-barlett_e86968/

*Aparentemente, en el Teatro Ópalo (el sábado había un cartel que decía que se vendía ahí). La dirección es Junín 380. Por las dudas, antes de ir, les conviene mandar un mail a elopaloteatro@gmail.com, preguntando.

Twitter: @Franruizbarlett


Más información:
Diseño gráfico: Martín Bayne
Fotografía: Victoria Médici
Producción: Francisco Ruiz Barlett

Productores adjuntos: Germán Curetti, Yasmin Ascaso y Estanislao Auriemma


sábado, 29 de junio de 2013

Crítica de "Borracho, un after musical", de Leo Bosio (libro) y Jano, Flor Benítez y Hernán Segret (letra y música)

Crítica de Borracho, un after musical

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Sala Siranush).

Calificación: 6/10



¿De qué se trata?: Un musical conceptual, de estructura no convencional, que sumerge al espectador en un bar, donde dos parejas viven idas y vueltas en su vida amorosa, acompañadas por música y tragos. Así, el alcohol desatará sus emociones y les abrirá un nuevo panorama.

El punto fuerte de la obra: Josefina Scaglione.
La rosarina que protagonizó West Side Story en Broadway sigue deslumbrando y probando que es uno de los grandes talentos jóvenes. Desde su entrada vigorosa, cantando una maravillosa versión de “Poker Face”, se gana con creces el reconocimiento del público. Su pulida técnica vocal es indiscutible, pero también sabe cantar con matices, porque es una excelente actriz, y es esa condición de artista integral la que transmite tanto. Por supuesto, su postura y su baile también suman. Nunca sale de personaje (hay que reconocer que los otros intérpretes tampoco), al que compone en forma muy verosímil. Improvisa sin problemas, moviéndose con una naturalidad destacable e interactuando con el público sin caer en excesos. Es sorprendente ver a una actriz que realmente vive la situación que le toca asumir en una obra, trascendiendo lo que solo es correcto o esperable para buscar nuevas formas expresivas. Por eso, es muy intuitiva. Esto se habrá logrado, seguramente, como resultado de un trabajo de taller previo para desarrollar la obra, bajo la dirección de Leo Bosio, quien también escribió el delirante libro (por momentos, intencionalmente incoherente).
Su puesta es sumamente creativa, y lo reafirma como creador imaginativo, que además hace que sus recursos sean teatrales, funcionales a la trama (en realidad, al concepto). Es, en efecto, un musical que busca crear una atmósfera (y evocar sensaciones en el espectador), antes que presentar una historia delimitada. Es decir, al menos yo interpreté (porque está claro que Bosio prefirió dejar muchas cosas a libre interpretación) que se quería introducir al espectador en el mundo de la borrachera, asociada al romance. Sí, la obra quiere que experimentemos lo que se siente estar alcoholizado en un bar, sufriendo por amor, y, probablemente, buscar identificación. Y logra transportarnos a un mundo extraño, bastante bizarro, por momentos onírico.

Nos mezclamos en el ámbito de los personajes, sintiéndonos cercanos a ellos, y hasta asfixiados por sus preocupaciones, en un bar donde todo parece ser posible. Para esto, es importante la disposición de los asientos de la sala. Quienes se sientan adelante se ubican en sillones, que forman livings (por eso, es recomendable tratar de conseguir las entradas con cierta anticipación), entre los que los actores se mueven, creando un efecto fantástico. Se borran, así, las barreras, y los artistas involucran al público en la historia. Por eso, se suben pocas veces al escenario propiamente dicho. Indudablemente, la puesta (que es promocionada como una “intervención teatral”) tiene personalidad, y es un acierto.
La obra promete retratar “La borrachera no patológica como estado de lucidez del alma y de la mente” y retratar la premisa “Perderse para encontrarte”. Entonces, se desarrollan una serie de cuadros (algunos aparentemente inconexos), a los que el espectador debe dotar de sentido. Los parlamentos no caen en lo explícito. Esto puede generar inconvenientes con los espectadores más conservadores, pero ciertamente genera un clima distinto y entretiene en el proceso (tal vez, hasta llega a oprimir).
En esa línea, me gustaría destacar la última escena, con la canción “Deewangi Deewangi” (http://www.youtube.com/watch?v=VzLG6OqOcn8), que brinda un momento desopilante, al hacerle preguntar al espectador “¿De verdad está pasando esto?”, y tiene un gran trabajo coreográfico de la creativa Seku Faillace.

Se trabaja con los quiebres, tal vez por ser propios de las lagunas que genera la borrachera, o para plantear hasta qué punto las escenas son como las vemos, o son modificadas por la ebriedad.
En cuanto a la selección de la música (algunas son canciones originales y otras no), es peculiar. No diría que es funcional a la trama, pero sí desconcierta al espectador, algo que es fundamental para generar contrastes que ilustren las “revelaciones” que evoca la bebida. Aparte de los cuadros donde canta Scaglione, también se destaca la expresiva voz de Flor Benítez, y su sólida actuación. Ella también tiene posibilidad de destacarse como compositora.
La participación de Jano (en un mini-recital) es un momento que se disfruta. Él se revela como un artista interesante y apasionado, y muestra sus dotes como músico tocando el piano y la guitarra. Además, hasta actúa un poco.
Leo Bosio y Pablo Martínez tienen menos posibilidades para lucirse durante sus canciones, pero brindan muy buenas actuaciones, demostrando que el equipo está muy consolidado, y que todos tienen incorporados no sólo a sus personajes, sino a los de los demás, sabiendo interactuar de manera precisa.
Hernán Segret compuso la canción “Bailese quien pueda”, cuyo videoclip se proyecta al inicio (http://www.youtube.com/watch?v=GCpaOR3pgBY), y que es luego cantada por Jano. Tanto la canción como el videoclip logran sembrar el clima gris del desamor previo al encuentro en el bar, y sirve para marcar un nuevo contraste.
Y, hablando de videoclips, mientras el espectador espera a que comience el espectáculo, puede disfrutar de una selección de divertidos videos de canciones de décadas pasadas. Cabe aclarar que, si bien se ofrece comida y bebida, no es obligatoria la consumición.
La iluminación es un ejemplo más de saber aprovechar los recursos disponibles de la mejor manera.
Lo único que me gustaría objetar (como lo hice en la crítica de tick, tick, ¡BOOM!) es el excesivo uso de humo. Entiendo que ayuda a enmarcar el delirio, pero no es necesario y dificulta el canto y molesta a los espectadores. En realidad, otra cosa que no me convenció (pero por gusto personal) fue el horario. Me parece que hay ciertas personas a las que se les complica que la obra empiece a las 23 (no se notó, de todas formas, en la sala llena), sobre todo para los que viven más lejos. Al menos porque, en la función del 13 de junio, el espectáculo recién empezó a las 00:08 (por un recital de Diego Frenkel programado antes de la función) y terminó a la 1:28 aproximadamente, hora en la que la frecuencia de colectivos es menor. El horario de inicio es, no obstante, comprensible, porque desde la semana próxima tanto Scaglione como Bosio participarán de la esperada Vale todo (Anything goes), que también tendrá función los jueves.
Nota: De todas formas, esto no empaña el resultado artístico, y es solo una paranoia de alguien que ese día fue víctima de la inseguridad (aunque no cerca de la zona del teatro), y aunque pudo correr y no ser alcanzado por ninguno de los cuatro individuos (la adrenalina activa las habilidades atléticas, aunque en otras ocasiones sean pocas), pero llegó a la Sala Siranush con el pantalón roto y la rodilla lastimada.

En resumen: Un viaje hacia la conflictiva mente de cuatro personajes desilusionados o esperanzados con respecto al amor, mientras se encuentran en un bar (al que el público asiste), y ven las cosas distintas a partir del alcohol y la música. Gran interpretación de Josefina Scaglione e imaginativa puesta de Leo Bosio, que rodea al espectador con una atmósfera particular. Una obra sencilla que tiene la virtud de no ser pretenciosa.

Más información:
Dirección: Leo Bosio.
Teatro: Sala Siranush (Armenia 1353).
Duración: 1 hora 15 minutos.
Funciones: jueves a las 23 hs.
Entradas: $100.
Promociones: 2x1 con Club La Nación (límite de 30 cupos).


Fotos: https://www.facebook.com/BorrachoUnAfterMusical y ticketek.com.ar