Las 5 entradas más populares de la semana

miércoles, 30 de abril de 2014

Crítica de "Yo Alfonsina", de Vicente Battista, Gerardo Gardelín y Mariana Jaccazio, basada en poemas de Alfonsina Storni

Categoría: UNIPERSONAL MUSICAL

Crítica de Yo Alfonsina

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro El Método Kairós).

Calificación: /10


¿De qué se trata?: La sublime poetisa argentina Alfonsina Storni nos cuenta algunos sucesos que marcaron su vida y canta varios de sus versos para transmitirnos sus sentimientos.

El punto fuerte de la obra: Mariana Jaccazio.
Tal vez esta elección pueda parecer obvia y predecible para quienes conocen las amplias capacidades de Jaccazio como artista. Posiblemente una de las mejores palabras para definirla es la que utiliza Gerardo Gardelín en el programa de mano: “dúctil”.
Pero, más allá del irreprochable talento de Jaccazio, al que volveré a referirme más adelante, quisiera detenerme sobre otro aspecto valioso del espectáculo, que es el enfoque que escoge para revivir en el escenario nada más y nada menos que a Alfonsina Storni.
Trabajar con la vida de Alfonsina puede resultar complicado por varios motivos. Es una personalidad bastante ambigua y confusa para abordar, si se quiere. Yo tuve la suerte de poder leer su obra poética completa, donde hay algunas piezas maravillosas. No obstante, guiándose sólo por el yo lírico de los poemas (la Alfonsina narradora) uno puede llegar a pensar que era una mujer muy depresiva. Las repetidas referencias a la muerte, al desengaño amoroso, a la marginación de los poetas (y mucho más de las poetisas), a las falsas ilusiones, a la hostilidad de la ciudad, a la alegría quebrantada, a la incomprensión y al abandono, entre otras crueldades del destino y la sociedad, parecen pintar a una persona hecha añicos, a quien todos pasan por alto y pisotean cuando pueden, completamente sometida a los hombres y hasta resentida con aquellos que no pueden comprender las verdades que tratan de revelar los poetas. Todavía más cuando a esto se le agrega que lo que lo único que sabe mucha gente sobre ella es que se suicidó internándose en las aguas de Mar del Plata. Sin embargo, la verdadera Alfonsina poco tenía de deprimente.

Por esto, me sorprendió gratamente encontrarme con las palabras del autor Vicente Battista en el programa, reflejando más o menos esto que decía yo: que era hora separar a la narradora de la persona. Lo que a mí siempre me asombró de la verdadera Alfonsina es que haya podido vivir de sus poemas en el siglo XX, pese a ser mujer (como explica la obra, el ámbito de las letras estaba casi reservado para los hombres) y madre soltera (algo que la sociedad repudiaba). Es cierto que, por ejemplo, para publicar en el diario La Nación, tuvo que usar un seudónimo, pero después pudo firmar su trabajo con su propio nombre. Varias de sus poesías aparecieron Caras y caretas, una de las revistas más prestigiosas y una vidriera de talento literario. Con estas referencias pretendo hacer hincapié en que no era rechazada como pueden sugerir sus escritos. Eso sí, había un par de colegas que criticaban negativamente su trabajo, pero ella no se dejó atropellar, y mantuvo una relación de camaradería con los escritores más importantes de la época (Borges, Quiroga, Lugones, entre otros). Yo creo que esos pequeños enfrentamientos surgían por una cuestión de ego de aquellos hombres.

Battista muestra muy bien la inserción de Storni en ese ambiente, y la revela como una mujer fuerte, inteligente y decidida. La selección de episodios de su vida no cae en lo obvio (una muestra de esto es que se trata el poco conocido intento de Alfonsina en la dramaturgia, y su vínculo con el teatro). Tal es así que 50 minutos le bastan a Battista para perfilar a la poetiza, y uno la puede ver atravesando distintas instancias emocionales, y dando cuenta de su manejo del sarcasmo.

La propia Jaccazio eligió y adaptó con respeto los poemas que se convertirían en canciones, gracias a la destreza de Gerardo Gardelín (música original, dirección musical y arreglos). Entre los dos, sortean el obstáculo del verso libre, y las melodías cobran una gran expresividad a partir del asombroso trabajo vocal de Jaccazio. La artista juega con la idea de las emociones al límite, y las acompaña con una poderosa voz de pecho. Entonces, por ejemplo, canta a todo pulmón cuando al referirse al mar (elemento con una presencia fuerte, por otra parte, en la obra poética). Sin embargo, sabe contrastar esos momentos cuando se expresa cantando una Alfonsina menos impulsiva o más angustiada (que luego saca fuerzas del fondo de sus entrañas para seguir adelante y eso se vuelve a notar en la voz y en el registro). Me gustó mucho la versión musical del poema “Incurable”, que ilustra esta nota.
Cabe decir que, si bien Alfonsina no era la joven frágil de sus poemas, no quiere decir que las emociones que en ellos expresa sean menos genuinas. De hecho, tenía un compromiso fuerte con lo que escribía, y no lo hacía con un fin puramente comercial, sino que dejaba ver su corazón y sus ideales en cada estrofa, pero luego teñía todo con sus elecciones estilísticas. Hablando de ideales, la obra retrata la lucha feminista de Storni, que se fue afianzando como tema lírico con el correr de sus poemas. Uno muy conocido donde se aprecia esto es “Tú me quieres blanca”, donde les plantea a los hombres que, antes de pretender a las mujeres blancas y castas, limpien sus propias impurezas. Alfonsina se ponía en la piel de aquellas mujeres que no gozaban de la misma suerte que ella, y querían que despertaran (a veces, a través de duras críticas a las que eran demasiado ilusas, como en “Van pasando mujeres”).
En Yo, Alfonsina, las canciones no están puestas en cualquier lugar, sino que cuando la protagonista canta, lo hace para canalizar lo que le sucede a través de versos. Asistimos a un proceso creativo musicalizado, como si la redacción que surge de sus sentimientos se plasmara tanto en el texto como en el pentagrama; como si la autora quisiera dejar en claro la intencionalidad de cada palabra.
Ocasionalmente, las canciones adquieren ese eco de feminismo, pero en la obra predomina un encuentro intimista con Alfonsina, y esto es correlativo con los tramos de texto del guión. Si bien hay lugar para las metáforas y las reflexiones, el tono de charla que adopta la poetisa genera calidez con el público.
Jaccazio encuentra el registro actoral indicado, y se destaca por el manejo de las pausas y de las miradas. Por cierto, el sonido del teatro es muy bueno, y permite apreciar su dicción.
Federico Salles (dirección actoral, coreografía y puesta en escena) es el responsable de que la Alfonsina que se presenta sea más auténtica, y no permite que el relato se aplane. Para eso, apela a los desplazamientos y a sutilezas como la postura, el tono y los silencios, y los espectadores no se sienten distantes de lo que ocurre en escena, sino involucrados.
Un último concepto que se mantuvo en la trasposición de los poemas al libreto es el tema de la fugacidad, presente en muchos poemas de Alfonsina (en general, relacionado al tiempo o al amor). En la obra, el personaje dice saber que vendrán varios amores, pero que ninguno será verdadero. En “Lo inacabable”, se puede leer “¡Y toda primavera que se esboza/ es un cadáver más que adquiere vida/ y es un capullo más que se deshoja!”.

El vestuario de Javier Poncio es simple y práctico (y el vestido principal es acertadamente blanco). La iluminación de Soledad Lombardo permite que haya cambios de ropa y no subraya innecesariamente lo que sucede. Los biombos de Daniel Feijóo son útiles cuando la protagonista debe ausentarse, y su árbol nos sitúa en un contexto más abstracto, dejando en claro que Alfonsina nos contará su historia desde donde sea que esté ahora. La rampa de la plataforma resulta conveniente para facilitar los movimientos.

Este espectáculo no existiría sin la idea de Alejandro Veroutis, que logró que se limpiara el cuerpo de Alfonsina de la sal que tenía impregnada y se la dejara cantar sus versos y contar un poco de su historia.

En resumen: Una unipersonal que, con el talento y la ductilidad vocal de Mariana Jaccazio, logra transitar un costado poco frecuentado de la gran poetisa argentina Alfonsina Storni. La música de Gerardo Gardelín hace ganar intensidad a la composición actoral.

¿Qué podemos aprender de esta obra?: Que se puede dar un enfoque distinto a una personalidad, a pesar de que esta tenga una imagen fuertemente arraigada en la cultura popular.

Más información:
Dirección: Federico Salles
Idea original: Alejandro Veroutis
Diseño de peinado: Ale Granado
Design + Photo: Atilio Massa para Poncharte!
Comunicación 2.0: Imposible Media
Prensa y comunicación: Alejandro Veroutis
Producción ejecutiva: Roni Isola – Siete Colores Producciones
Asistente de Producción: Alan Gejtman
Producción general: Mariana Jaccazio

Teatro: El Método Kairós (El Salvador 4530, Palermo)
Funciones: domingos a las 20 hs.

Duración: 50 minutos

Mientras la sombra de esta noche espanta
Y sufro, dudo, me estremezco y lloro,
Pájaro bello de las alas de oro
Que nada sabes de los hombres: ¡Canta!
Alfonsina Storni

No hay comentarios:

Publicar un comentario