Categoría: OBRA MUSICAL
Crítica de Nunca digas nunca
Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Ciclo “Teatro en las
Plazas”).
Calificación: 3 /10
¿De qué se trata?: En los años 60, Gastón (Juan Manuel Bevacqua), un sexólogo, profesor y
escritor no muy exitoso, se instala en una cabaña en el Sur Argentino, para
compartir las vacaciones con Silvina (Yanina Groppo), su séptima mujer, unos
años más joven que él. De repente, llega Dodó (Nacho Medina), el hijo
adolescente que Gastón tuvo con su primera mujer. Luego de que éste sufra un
accidente, arriba también su sobreprotectora madre, una cocinera famosa llamada
Sabrina (Silvia Pérez). Vale aclarar que Silvina desconocía la existencia de
Dodó y creía que Sabrina estaba muerta. Las complicaciones seguirán cuando una
tormenta de nieve los deje varados a todos en la casa, y cuando llegue a ella
el médico del pueblo (Mariano Depiaggi).
El punto fuerte de la obra: la actuación de Yanina Groppo, como Silvina.
De todos los
integrantes del elenco, es aquella que transmite mayor frescura y naturalidad,
y es la que logra el mejor trabajo vocal. El público lo reconoce, dándole un
cálido aplauso (al menos, durante la función que presencié en la Plaza Gral. Manuel
Belgrano, el 4/2). Su desempeño en el canto contrasta sustancialmente con lo
que hacen sus compañeros (salvo por alguna intervención correcta de Mariano
Depiaggi). Está claro que la mayor parte del elenco se mueve mejor como
comediante que como cantante, un rol en el cual hacen agua.
Se podría objetar
que, dentro de una comedia, esta situación no es grave, y se disimula que algunas
versiones de canciones suenen desprovistas de afinación. Es el caso, por
ejemplo, de “Como lo hice yo” (mítico tema de Sandro), que si se interpretara
de la misma manera en un homenaje al gitano le ganaría a los actores el odio
perpetuo de todas sus “nenas”. También, hubo ciertos problemas con el tempo,
más allá de que hubo ciertas interferencias de sonido que distrajeron a los
artistas. De todas formas, para ser un espectáculo al aire libre, el sonido
estuvo bastante bien.
La música
instrumental provenía de pistas pregrabadas. Cuando la de “Hace frío ya”
comenzó a fallar, los actores no resolvieron muy bien el asunto en escena (la
apuntada Groppo intentó). No obstante, debo reconocer que luego tomaron
confianza y salieron adelante, terminando la canción a capella.
Les tocó nada
menos que a Valeria Ambrosio (experimentadísima en musicales basados en
canciones preexistentes) y a Leonardo Gaetani lidiar con las limitaciones
vocales del elenco. Acertaron al tratar de mantenerlos dentro de un registro
acotado. En lo actoral, donde pudieron trabajar con mayor comodidad, lograron
mantener el ritmo de comedia de situaciones que el texto de Marisé Monteiro
marcaba.
Con respecto al
trabajo autoral de Monteiro, respeta esos códigos de sitcom y logra que toda la
familia se pueda interesar por el relato (algo que, es justo decirlo, viene
haciendo hace rato, con varios buenos trabajos aptos para todo público).
Además, hace que las distintas generaciones se rían de cosas distintas. No
obstante, tanto el humor como la historia resultan un poco predecibles, pero
esto se debe a ese anhelo de querer entretener a un público variado (donde las
distintas generaciones se ríen muchas veces de diferentes cosas). En la función
a la que asistí, conté 8 reacciones de risas más o menos generales entre los
espectadores. Algunos de estos chistes fueron festejados con aplausos, así como
el comentario de que a los políticos nunca hay que creerles.
De todas formas,
Monteiro parece comprender que la historia, en este caso, es lo de menos (por
no ser extremadamente sólida) y pone el acento en el humor (básico) y, sobre
todo, en las canciones de los años 60, su mayor acierto.
Eligió un
repertorio divertido y alegre, que se puede acompañar con los shalalala, shubaduba y prrrrrr
propios de la época. Además, apela al efecto nostálgico, dado que fueron
canciones muy populares en nuestro país. Una buena idea fue elegir sólo
fragmentos de estas melodías, para poder incluir una mayor cantidad sin
extender demasiado la duración.
Si vamos a lo
estrictamente dramático, muchísimas canciones parecen fuera de lugar dentro del
guión (véase, por ejemplo, la inexplicable aparición de “Blowin’ in the wind”),
pero queda claro que no se incluyeron para hacer avanzar el relato.
Por cierto, la
obra tiene un buen arranque, con el personaje de Silvina bailando al ritmo de
la disparatada “Sul Cucuzzolo”, de Rita Pavone.
Esta es la lista de números
musicales:
1. “Te quiero ver bailar”
(Los Náufragos)
2. “Contigo aprendí” (Armando
Manzanero)
3. “Mi juramento” (Violeta
Rivas – Chico Novarro)
4. “Cuéntame” (Fórmula V)
5. “Blowin’ in the wind” (Bob
Dylan)
6. “Como lo hice yo” (Sandro)
7. “Love me do” (The Beatles)
8. “California dreamin’” (The
Mamas & the Papas)
9. “Hace frío ya” (Hilda
Lizarazu – Original en italiano: Nada Malanima)
10. “Un trotamundos” (Nicola
Di Bari)
11. “Libre” (Nino Bravo)
12. “Lo mismo que a usted”
(Palito Ortega)
13. “Yo no soy esa” (Mari
Trini)
14. “Explota” (Rafaela Carrá)
15. “Un muchacho como yo”
(Palito Ortega)
16. “Dame fuego” (Sandro)
17. “Y te has quedado sola” (Los
Iracundos)
18. “Como yo te amo”
(Raphael)
19. Popurrí final
La gran Mecha
Fernández ideó una coreografía extremadamente simple, pero que respeta el
estilo del período retratado. No obstante, hubo unos breves momentos de falta
de coordinación entre los actores (a veces, se miraban entre ellos para corregirlo)
y otros donde fijaban la vista en el piso.
El vestuario es lo
suficientemente equilibrado (no es muy llamativo, pero no pasa desapercibido). La
escenografía es buena y bastante detallada, y ayuda a imaginar la cabaña. Se
utilizan efectos de sonido que contribuyen, también, a la ambientación o buscan
hacer reír (algunos, con mayor suerte que otros).
La idea del
gobierno de la ciudad de hacer teatro gratuito en las plazas es una iniciativa
maravillosa, que permite acercar esta disciplina a una gran cantidad de
personas, que lo celebran agradecidas. Lo mismo sucede con el "Festival Shakespeare", que es de una calidad altísima, y cuya cuarta edición comienza el 15 de febrero (http://www.festivalshakespeare.com.ar/).
La baja calificación que le puse a la
obra fue para ser justo con las demás, pero no quiere decir que no la
recomiende para quienes quieran disfrutar de una comedia liviana para toda la
familia, que más allá de sus irregularidades despierta interés (en gran parte,
gracias a sus canciones).
En resumen: Una comedia de
Marisé Monteiro que, probablemente, merecía un mejor destino. Si bien el guión
es simple, entretiene gracias a los fragmentos de canciones de los 60 (si uno
deja pasar las regulares interpretaciones de un elenco que, mayoritariamente,
se siente más cómodo en lo actoral que en el canto y en el baile). Una buena oportunidad para disfrutar de teatro al aire libre y en familia.
Más información: http://agendacultural.buenosaires.gob.ar/evento/nunca-digas-nunca-con-silvia-perez/8949
Próxima función: martes 11 de
febrero, en Plaza Irlanda (Donato Álvarez y Gaona; Caballito)
Duración: 1 hora y
10 minutos
Fotos: http://www.buenosaires.gob.ar/noticias/continua-teatro-en-las-plazas-en-almagro
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