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martes, 24 de septiembre de 2013

"Figuras del Musical: concierto a beneficio de Rodrigo Machado"


Este sábado 28 de septiembre, en el Teatro Sha, se llevará a cabo un prometedor concierto: “Figuras del Musical”. Será a beneficio de Rodrigo Machado, un artista cordobés de 38 años, que necesita una silla de ruedas motorizada. Será una única función, a las 16 hs.
La conducción estará a cargo de Rodolfo Valss y formarán parte de él grandes exponentes del teatro musical argentino (y grandes personas): Cecilia Milone, Marisol Otero, Laura Manzini, Natalia Cociuffo, Diego Hodara, Alejandro Paker, Magalí Sanchez Alleno, Julián Pucheta, Carla Liguori, Santiago Sirur, Belén Pasqualini, Mariano Zito, Millie Almeida, Rosana Laudani, Emiliano Trillo, Alejandra Farías, Mariano Magnífico y Lisandro Etala.
La mayoría de ellos son artistas excelentes (incluso, según mi criterio, hay en la lista algunos de los mejores de la escena actual). Por eso, estoy seguro de que disfrutaremos de un show impactante y sin precedentes. Fascinará a todo amante de los musicales (el repertorio incluye canciones de obras muy destacadas) y de la buena música en general. Además, podremos ayudar a una muy buena causa.
La entrada general cuesta $80 (muy por debajo del valor de las plateas para muchos musicales, así que es una oportunidad que no conviene dejar pasar). Además, hay promociones: 2x1 con la tarjeta del Club La Nación y 30% de descuento con la del Banco de la Nación Argentina.

 Me gustaría transcribir en este blog el relato de cómo la vida de Rodrigo dio un vuelco a partir de su internación en 2010, tomado de la página web http://www.rodrigomachado.com.ar/ (donde vale la pena entrar para leer, además, la biografía de Rodrigo, y descubrir su pasión por el arte). Como dice un amigo de Rodrigo, él es un “ave fénix”, por su capacidad de resurgir, con optimismo y perseverancia. Sus colegas y quienes asistamos al concierto lo podemos ayudar a renacer.



“Rodrigo, el 27 de enero de 2010 ingreso a la guardia del Hospital Ramos Mejía para ser sometido a una intervención quirúrgica con el fin de retirar de su espalda una masa osteomielítica que habría destruido por completo su tercer vértebra dorsal, reconstruyendo la misma con hueso sacado de su propia cadera.
El pronóstico de esa operación era totalmente incierto: hasta no abrir no se sabría cuán comprometida estaría su médula y lo mas terrible de todo era que los médicos no aseguraban si volvería a caminar o no.
RESULTADOS: la masa ostiomielítica era mucho mas grande de lo esperado y hasta el día de hoy no volvió a caminar. No sólo eso, tiene sensibilidad en tan sólo una cuarta parte de su cuerpo (brazos, cabeza y una parte del torso).

Estuvo internado por 15 meses seguidos a raíz de complicaciones que se sumaron a su estado post-operatorio, como ser: bacterias intrahospitalarias, cirugías que no fueron bien hechas (mala praxis) etc. Recién pudo salir del hospital en Abril de 2011, y hasta la fecha (2 años en total) continúa su vida desde una cama en la casa donde vive.

Rodrigo, vive solo con su mama de 72 años. Bety, quien lo tiene como persona a cargo en su obra social (PAMI).
Bety, ademas de ser la mama de Rodrigo; es todo. Bety es quien hace las cosas comunes de cualquier mama, y mucho más. Bety va y viene haciendo trámites, con toda la fuerza que tendría una mujer de 30, 40 o 50. Pero la realidad es que tiene 72, y que ella también se merece un poco de descanso ante tantas trabas y burocracias que le interponen en el camino, quienes en realidad debieran estar para ayudarla.
POR SUERTE, HACE MUY POCO HEMOS CONSEGUIDO QUE PAMI LE DIERA UNA SILLA DE RUEDAS QUE TANTO NECESITABA.
Pero al ser una silla de las más comunes en calidad y servicio que presta, no es la ideal para Rodrigo.

Rodrigo necesita una silla fuerte, que le devuelva un poco de seguridad y que le brinde mayor confort como para poder estar en ella y trasladarse a algún lado.

Ni su Mama ni el tienen el sueldo fijo de un trabajo. Por eso Rodrigo hace trabajos desde su cama, por ejemplo: TEJIDOS, VIDEOEDICIONES, VENTA DE PERFUMERIA POR CATALOGO.
Pero con todo eso, apenas logran vivir como el resto de las personas, por eso hoy les pido una mano. Para lograr juntar los fondos necesarios para comprar la silla de ruedas motorizada que tanto necesita.

Rodrigo Machado es un joven de 38 años recientemente cumplidos; Director teatral, puestista, vestuarista y escenógrafo, autor de comedias musicales. A Rodrigo es la pasión por el arte y el amor a la vida lo que lo mantuvo de pie en esta lucha enorme por SU vida...

¡COMENZAMOS A JUNTAR DINERO PARA QUE RODRIGO PUEDA TENER UNA SILLA DE RUEDAS ELECTRICA!”


 ¿Como colaborar?
*Haciendo un depósito o transferencia, aportando lo que puedas.
Caja de Ahorros $ 317-712450/0 (Banco Frances). La CBU correspondiente a la cuenta es: 0170317540000071245001
*Comprando la entrada para “Figuras del Musical”, en el Teatro Sha o por Plateanet (5236-3000): http://www.plateanet.com/Obras/figuras-del-musical--concierto-a-beneficio.
*¡Difundiendo!


domingo, 22 de septiembre de 2013

Crítica de "La Extraviada", de Alejandro Viola, con música de "La Traviata", de Giuseppe Verdi

Categoría: COMEDIA CON MÚSICA

Crítica de La Extraviada

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (El Portón de Sánchez).

Calificación: 8/10 



¿De qué se trata?: Del contrapunto entre dos vestuaristas en el taller de un teatro estatal donde se ensaya la ópera La Traviata (de Verdi), enfrentadas por un puesto de trabajo y un amor. Y, como se canta en la célebre escena del brindis de La Traviata, “el amor es rápido y fugitivo/Es una flor que nace y muere”, y por eso tanto Olga como Zulema saben que deben actuar con rapidez... y sin escrúpulos.

El punto fuerte de la obra: la fantástica dramaturgia de Alejandro Viola. Él demuestra que sabe perfectamente como hacer una comedia inteligente, con originalidad y diálogos desopilantes. El divertido texto presenta, además, una acertada dosificación del humor, que se aprecia en el muy buen ritmo del relato. Son oportunas las referencias al interesante mundo de la ópera (por ejemplo, la anécdota de la noche de estreno de La Traviata) y a lo que sucede detrás de escena.

Por supuesto, Viola (también el director) no podría haber logrado un resultado tan bueno si no se hubiera rodeado de un elenco perfecto para el relato que quería contar. Todos son grandes comediantes, y tienen suficientes recursos actorales como para potenciar el texto. No se quedan en que la frase que tienen que decir sea graciosa, sino que van más allá y hacen suyo el texto, con su voz y su cuerpo, produciendo más risas. Este tipo de actores que se meten en sus personajes son los que nunca se descolocan ante los imprevistos, y los que pueden darle relieve a un espectáculo.
Alicia Muxo es una Olga brillante, porque es capaz de transitar por los trazos gruesos sin que el personaje pierda verosimilitud. Tanto ella como su compañera Vivian El Jaber (Zulema) tienen un genial timing, y hacen un manejo ejemplar del tono de voz y la postura.
Roberto Romano (Rodolfo), Ariel Gangemi (Marcelo) y Alejandra Ríos (Graciela) también se destacan, todos ellos en actuaciones ajustadas, que salen del estereotipo en el que podrían haber caído.
En esta fascinante dirección de actores se nota el oficio de Alejandro Viola, en su faceta de director.

Una idea interesante de Viola fue la inclusión de una cantante lírica (Verónica Díaz Benavente, que muestra técnica y expresividad vocal). Este es, de hecho, el factor que llevó a que La Extraviada sea analizada en este blog que, si bien se dedica principalmente a los musicales, también trata la interacción del lenguaje musical dentro del teatral, y viceversa (en el caso de los music hall o ciertos conciertos).
Principalmente, los momentos de canto lírico son una buena decisión para crear un clima, oscureciendo el relato. Funcionan para el espectador como la caída de las tijeras para Olga: como un augurio. Sobre todo, porque son evocaciones que los personajes hacen en su mente (a veces, acompañando sus sentimientos de una forma más explícita que otras). La Traviata los va absorbiendo sin que lo noten, y se van compenetrando cada vez más con la tragedia. Es muy interesante ver representado ese apasionamiento que puede darse detrás de escena, porque uno comprende que, para lograr que una obra salga bien, todos tienen que trabajar en función de un mismo objetivo, dando lo mejor con los recursos que cuentan.
El recurso de integrar arias de La Traviata, es también, una oportunidad para encontrarse con extraordinarias canciones (compuestas por Giuseppe Verdi). El material más popular que la ópera posee es, sin lugar a dudas, “Libiamo nel’lieti calici”, número conocido como “El brindis”. Reconozco que es la única pieza de esta ópera que escucho con cierta frecuencia (un paréntesis: la música que escucho siempre contrastó con el reggaeton y la música electrónica que escuchan mis vecinos, dos estilos a los que soy ajeno, pero no tengo ni los parlantes lo suficientemente potentes ni la falta de criterio en cuanto a los decibeles tolerables como para contrarrestarlo). Por eso, La extraviada es un buen espacio para redescubrir esas melodías.

La frase de Víctor Hugo (gran escritor, por cierto) que acompaña el programa dice “Lo sublime es una combinación de lo bello y lo grotesco”. Por eso, La Traviata es sublime, porque evoca muchas emociones con sus contrastes. La Extraviada quiso rescatar un poco la idea de los contrastes, pero a través de la introducción de ribetes tragicómicos (sobre el final), logrando un buen desenlace.
Siempre es reconfortante (por lo menos para mí) buscarle el lado cómico a lo que puede resultar incómodo en la vida. Aunque sea, así se obtienen buenas anécdotas.

El diseño de vestuario y escenografía de Cristina Villamor posibilita un uso adecuado del espacio y ayuda mucho a dar vida al taller donde trabajan los protagonistas.
El diseño de luces de Gustavo Dimas es discreto y ayuda a lograr el cambio de clima en los momentos donde interviene la cantante lírica.

En resumen: Una comedia desopilante y original, escrita y dirigida por Alejandro Viola. Cuenta con actuaciones divertidas y completas, gracias a la presencia de actores con muchos recursos, que enriquecen el texto. Las intervenciones de la cantante lírica contribuyen a generar climas y permiten disfrutar de las arias que Verdi compuso para La Traviata.


Nota aclaratoria: La Extraviada no es un musical (por eso su nota no es comparable a las del resto de las obras del ranking). No obstante, utiliza música de La Traviata (de Verdi) dentro de su dramaturgia. Así, las melodías son una forma más de expresión, que contribuyen al desarrollo del factor trágico de la historia. Como dato adicional, la genial ópera de Verdi no es ajena a los musicales, dado que en ella se basó la muy buena película Moulin Rouge!


Más información:
Dirección: Alejandro Viola.
Teatro: El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034); 4863-2848.
Duración: 1 hora 20 minutos.
Precio de las entradas: $80. Para jubilados y estudiantes universitarios (con acreditación), $60.
Funciones: domingos a las 17 hs. (durante septiembre y octubre).
Piano (en off): Santiago Rosso.

Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar).


Fotos: Facebook.com/LaExtraviada


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crítica de "Esgarabal, es una sensación distinta", de Ricky Pashkus (libro), Gonzalo Demaría (letras) y Gaby Goldman (música)

Categoría: MUSICAL JUVENIL

Crítica de Esgarabal, es una sensación distinta

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Centro Cultural Borges).

Calificación: 7/10


¿De qué se trata?: Del detrás de escena de una obra musical, desde el ensayo hasta el estreno, desde el punto de vista de una compañía juvenil.

El punto fuerte de la obra: el diseño coreográfico de Mariano Botindari, Lucila De Stéfano, Milagros Michael, Diego Hodara y Leandro Bassano, todos ellos experimentados y muy buenos profesionales.
El hecho es que Esgarabal adquiere un vuelo especial cuando sus jóvenes intérpretes transmiten a partir de coreografías. La expresión corporal se vuelve, entonces, un arma fundamental que todos los integrantes del elenco dominan.
Es notorio el trabajo en equipo, dado que las coreografías no se verían tan bien si no se hicieran en conjunto. Por eso, los coreógrafos comprendieron la importancia del mensaje que había que transmitir: Esgarabal (una obra dentro de la obra) sólo se puede lograr cuando se integran los “mambos” individuales, para lograr un “mambo propio” (como nos dice el slogan). Una de las ideas que se desarrollan es, entonces, que son las diferencias entre las potencialidades de los artistas las que logran el resultado buscado.
Por esta razón, el director Leandro Bassano pautó momentos donde sale a la luz la personalidad propia a través de la improvisación (más que nada, gestual). Corre por cuenta de cada uno de los chicos aprovecharlo (algunos demuestran ser histriónicos), dado que el texto es breve y no hay otra forma de lograr que cada uno se sienta individualizado dentro de un grupo grande si no es realmente adoptando un personaje y sosteniéndolo más allá del parlamento.
Otra cosa que noté de las coreografías es el continuo pasaje de los movimientos lentos y delicados a los movimientos bruscos. Mayormente, esto acompaña la explosión juvenil, la manifestación repentina de la energía acumulada.

A las casi omnipresentes coreografías se suma el desafío de cantar en vivo al mismo tiempo que se baila. Es ahí donde entra la tarea de Fernanda Martínez Mina, la coach vocal, que tuvo que unir todas las muchas voces (además de entrenar a chicos que no tenían su fuerte en el canto) y trabajar con armonías. Además, dispone de sólo 10 micrófonos, y los chicos son 19. El juego de voces se destaca en el atractivo número “Esgarabal, es una sensación distinta”. El resultado vocal general es digno, aunque con algunos miembros del elenco que están claramente por encima de otros en esta disciplina.

En cuanto al libro (de Ricky Pashkus, director del Proyecto Educativo), Esgarabal es un musical conceptual, porque no se desarrolla una trama en forma definida, sino que se hace a través de cuadros aislados (y diálogos aislados), que tratan de transmitir un mismo concepto. Lo aclaro porque algunos espectadores que no conocen este tipo de musicales quedaron desconcertados. En realidad, si bien lo que se quieren mostrar son los entretelones de una obra (las audiciones, los ensayos y el estreno; es decir, se representa al teatro dentro del teatro), hay dos conceptos que son importantes y recurrentes:
1. La no discriminación (los personajes de Esgarabal se ríen de ellos mismos, y de lo que los hace únicos y los diversifica). Esto va unido a la idea de que todos tienen derecho a expresarse a través del arte, sin prejuicios.
2. El teatro está lleno de competencia, y hay que trabajar para llegar a ser bueno.

También, hay guiños al mundo de los musicales (como las referencias al ensamble o a los compositores que incluyen muchas palabras por compás).
Las letras de Gonzalo Demaría van de la mano de los conceptos que expliqué y tratan de hacer referencia a un universo delirante y a diversos musicales.
La simpática música de Gaby Goldman es difícil de encasillar en un solo estilo. Algunas melodías son pegadizas.

Pablo Battaglia, desde el vestuario, también ayudó a los chicos a encontrar su “mambo propio”, porque le dio a cada uno una prenda distintiva, de acuerdo con su personalidad. Hay que recalcar que, cuando los chicos se sacan estas prendas y quedan todos vestidos de la misma forma, están simbolizando la unión que les brinda el hecho de estar todos juntos en el escenario, funcionando como una compañía, donde ninguno tiene privilegios, y se entregan despojados al arte.

El diseño de luces de David Seldes es correcto (sobre todo, en la variación en el tono durante la escena donde los artistas “entregan su corazón”), teniendo en cuenta que la sala Astor Piazzola del Centro Cultural Borges no cuenta con un amplio equipamiento lumínico. Las transiciones resultan un tanto abruptas.

Se debería ajustar el sonido en las sucesivas funciones (quedan 2), por respeto a los chicos que están en escena (y a su trabajo previo) y deben esforzarse para ser escuchados.

Por último, Leandro Bassano (el director) demuestra su compromiso con la docencia, al asumir el desafío de dirigir a 19 adolescentes; la mayoría, debutantes. Valoro su determinación por darle la posibilidad de pasar por el escenario a tantos chicos. Él es el motor de Esgarabal, dado que se encargó de reunir a todos sus gestores para poder hacer esta nueva versión.

En resumen: Esgarabal, un musical conceptual que habla de cómo se gesta, precisamente, un musical, funciona como una vidriera de talento joven. Su numeroso elenco se destaca en las coreografías en conjunto, a las que les imprimen energía. Se nota, detrás de ellos, la dedicación de su director Leandro Bassano.


Más información:
Pueden leer la nota que le hice a dos actrices del elenco: Camila Martin y Ailén Kazakevich (a propósito, la primera tiene una interesante presencia escénica y un muy buen dominio vocal y la segunda está afianzada en el baile y en la expresión gestual)... parte 1 y parte 2.

Foto: https://www.facebook.com/pages/Esgarabal-es-una-sensación-distinta/

Director: Leandro Bassano.
Elenco: Delfina Arrizabalaga, Juan José Araya, Rocío Caldés, Celeste Dondero, Vicky Goldstein, Luca Calaterra, Celeste Condoleo, Nicolás Di Pace, Federico Ferreyra, Ezequiel Giannoni, Ailén Kazakevich, Franco Rau, Anabella Reggi, Gala Schneider, Facundo Ullúa, Max Romero, Camila Martin, Jeremías Sapire, Triana Pena
Teatro: Centro Cultural Borges (Viamonte 525, esq. San Martín).
Duración: 40 minutos (observación intrascendente: esta obra del Proyecto Educativo de Ricky Pashkus justo dura como una hora de clase).
Funciones: el sábado 21 y el 28 de este mes, a las 16 hs.
Precio de las entradas: $60, $70 y $80.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.

Nota: Para la calificación, tomé en cuenta que la obra entra dentro de la categoría “juvenil”, y se mide con otros parámetros que las obras destinadas a adultos. Por esto, su nota no es comparable con las de los musicales del ranking normal.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Crítica de "Reinas del Marabú", de Reina Reech y Mauro García Barbe

Categoría: MUSIC HALL

Crítica de Reinas del Marabú

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Maipo Kabaret).

Calificación: 8/10


¿De qué se trata?: Un music hall que celebra a la mujer, a través de distintos cuadros sugerentes que la presentan en varias facetas, plantean fantasías o resaltan estereotipos. Hay muchos stripteases, y se hace hincapié en el baile.

El punto fuerte de la obra: las excelentes coreografías de Vanesa García Millán, una creadora todoterreno, que sabe dotar a los espectáculos donde trabaja de buen gusto y creatividad (por más disímiles que sean entre sí).
La coreógrafa es capaz de integrar las clásicas figuras de ballet a movimientos que tienen que ver con el burlesque y el striptease. Sí, hay rond de jambes, grand écarts y développés (y más de esas palabras en francés que sé pronunciar pero que tengo que googlear antes de escribir), y se combinan dentro de un trazado coreográfico magnífico, que es el alma de la puesta. Es gracias a Vanesa García Millán que el espectáculo adquiere esa estética especial, depurada. Se nota que hay talento detrás de cada cuadro, y que se cuidaron los detalles para elevar la calidad, en vez de elegir el camino más fácil y caer en una propuesta igual a muchas otras. García Millán es una experta en la expresión con el cuerpo, y su participación marca la diferencia para que las “Reinas del Marabú” revelen todo su potencial y liberen su energía femenina. Quiero destacar un fabuloso número de tango. La asistente de coreografía es Evangelina Bourbon.
Por supuesto, la coreografía se puede lucir gracias a la presencia de prolijas bailarinas, a la altura de las exigencias. Todas demuestran que pueden bailar con un estilo pulido y consolidado, y un estilo sólo se afianza por medio del trabajo y la constancia. Además, un aspecto fundamental es que saben sumar seducción a la técnica.
Por otra parte, Emiliano Pi Álvarez, el único varón, sorprende por su línea y su destreza en el caño.
María Laura Cattalini es la encargada de llevar adelante el ritmo del espectáculo (por cierto, muy bien pautado por su directora y cumplido por Griselda Martínez, la stage manager). Cattalini tiene una gran facilidad para entablar una conexión con el público, con el que interactúa con carisma. Incluso, sabe “remar” las respuestas ambiguas de la audiencia, y sacar varias risas. Todo esto, entre muchos cambios de vestuario. Ella es, también, quien carga con el texto de la obra, haciendo un buen manejo de su voz para enfatizar ciertas partes o generar expectativa.
Martina Lupardo, por su parte, canta algunas canciones y lo hace muy bien. La música original es de Mauro García Barbe. El sonido (operado por Cristian Beldevere) no tiene fallas.

Antes de pasar a Reina Reech, quiero hacer un paréntesis: encontré entre mis cassettes uno de los de Reina (“La familia de colores”), donde canta, en una de las canciones “Todos tenemos un sueño/ guardado en una cajita”. Y me puse a pensar que “Reinas de Marabú” es la exteriorización de esa cajita de sueños, de esas cosas sobre las que los espectadores pueden haber fantaseado.
Cattalini (la presentadora) anuncia que será una noche para despojarse de los prejuicios y reflexionar con libertad sobre temas pudorosos, relacionados al sexo (como la masturbación, las fantasías sexuales o las relaciones con más de dos integrantes). Reina Reech quiso exponer en el escenario a la mujer como es, con todas sus facetas (y, de paso, burlarse un poco del hombre, también). Es decir, la obra apunta a celebrar a la mujer por el hecho de ser mujer, riéndose de los estereotipos. El libro, escrito por Reech, tiene planteos divertidos e interesantes sobre la sexualidad moderna y la relación entre el hombre y la mujer (la creadora se inspiró en un seminario de Marcela Luchetta). El texto es imprescindible para llamar la atención del espectador y resulta un apoyo importante para los cuadros que siguen a cada intervención de Cattalini.
Reech diseñó cuadros con un criterio amplio, incluyendo diversos aspectos de la femineidad y distintos tipos de mujeres, como la geisha, la hermafrodita, las porristas lesbianas, las ejecutivas workaholic, las adictas al shopping, las que son presas de vampiros, las diosas, entre otras ocurrencias. Así, en la mutación (y la alternancia de las bailarinas), el espectáculo resulta siempre atractivo. En fin, sólo falta un par de gemelas.
En su rol de directora, Reech acierta al apostar por sugerir algunas cosas y no ir a lo explícito. Nunca cae en lo vulgar, sino que busca la elegancia, el homenaje al cuerpo femenino. Otra buena decisión fue la de las marcaciones para las entradas (por distintas puertas). Reech es, también, la diseñadora de la iluminación, que sigue la misma línea que la dirección, es funcional y crea un buen marco estético. Va variando los tonos de la luz, y así llama la atención.

Por otro lado, el vestuario (perteneciente al Maipo y a Ámbar La Fox) es muy atrayente y fundamental para aportar brillo. La dirección de vestuario es de César Juricich.
Por último, es interesante el uso de la pantalla (el diseño de video es de Pablo Rodino), del que no se abusa. El momento que más me gustó relacionado a la pantalla fue el del final.

Entonces, el mayor mérito de este espectáculo es el de llevar adelante la práctica del strip dance con refinamiento. De hecho, hay un solo desnudo completo. Aseguro que no hay vulgaridades. Y eso que quien escribe esto es cristiano e integra dos grupos misioneros. Siempre me pregunté si se podía transmitir algo al desnudarse en un escenario fuera del contexto de una historia, y “Reinas del Marabú” es un ejemplo de que se puede lograr un music hall con despliegue artístico y diversión a partir del striptease. Vale recordar que este espectáculo (que ya lleva más de 200 funciones) emprenderá pronto una gira que lo llevará a Europa, así que quedan pocas funciones para disfrutarlo en la acogedora sala del Maipo Kabaret.


En resumen: Un music hall donde la estrella son las espléndidas coreografías de la genial Vanesa García Millán. Con un texto divertido, Reina Reech, la directora de la propuesta, logra desnudar a la mujer (en todos los sentidos), y lo acompaña con la desnudez física en cuadros con pautas diversas, que involucran técnica de baile, destreza, sensualidad, habilidad para sacarse la ropa, histrionismo y canto. Las bailarinas (y el bailarín) demuestran erotismo para el arte del striptease y línea y estilo para el baile en general. Una propuesta sofisticada y poco frecuente, pero ciertamente muy bienvenida. Atrae tanto a hombres como a mujeres.


Foto: Paula Dalia.

Más información:
Dirección: Reina Reech.
Elenco: Flor Beltramo, Evangelina Bourbon, Sol Camardella, Maria Laura Cattalini, Sabrina Lis Gay, Martina Lupardo, Martina Nikolle, Barbara Reali, Maria Valencia y Emiliano Pi Alvarez.
Teatro: Maipo Kabaret (Esmeralda 443); tel.:5352-8383.
Duración: 1 hora y 25 minutos.
Funciones: miércoles a viernes a las 21 hs.; sábado a las 21 hs. y a las 23 hs.; domingo a las 20:30 hs.
Precio de las entradas: desde $190 a $250.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.

Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar)