Categoría: PELÍCULA MUSICAL
Crítica de Annie (2014)
Basada
en el musical Annie (1977)
Estreno en Argentina: 6 de febrero de 2014.
Nivel: 2.5 /8
“El sol brillará mañana”, cantaron muchas niñas que
encarnaron a Annie, cada una en su idioma. “Tomorrow” es una canción
arraigadísima en la cultura popular (sobre todo, estadounidense). Y fueron
precisamente los norteamericanos, para quienes Annie es un ícono, los que
reaccionaron indignados cuando se enteraron de que la nueva huerfanita no iba a
ser pelirroja ni blanca, sino que iba a ser interpretada por la afroamericana
Quvenzhané Wallis. Aunque parezca increíble, algunos acusaron a la película de
ser racista. Tal vez habría que imaginar qué nos parecería a los argentinos si
hicieran una película sobre Mafalda con una actriz rubia y de pelo lacio. Un
caso similar reciente ha sido el del repudio que sufrió la elección de la
blanca Rooney Mara para ponerse en la piel de Tigrilla, la princesa india, en
la película Pan (2015).
En fin, el punto es que no creo que la elección de la
protagonista haya bajado la calidad de Annie. De hecho, va en la línea de la
propuesta de renovar este clásico, y la película lo deja en claro desde los
primeros segundos, en los que aparece zapateando en pantalla la Annie pelirroja que todos
conocemos, que resulta ser compañera de colegio de su propia versión
actualizada (un encuentro un tanto freudiano). A esta última, el profesor la
llama “Annie B”. A partir de allí entra en juego el trabajo de Wallis, nominada
al Oscar por La niña del sur salvaje
(Beasts of the Southern Wild), una
película que filmó cuando tenía seis años, y que llevó adelante con gran
convicción. En Annie también debe
convertirse en el alma de la cinta, y es quien mantiene nuestra atención a
pesar de todas las demás falencias. Logra generar empatía, junto con la
combinación de ternura, energía, travesura y decisión que siempre representó el
personaje.
No tiene la misma suerte el resto del elenco. Todos
los personajes adultos se comportan como si tuvieran 11 años, y deben someterse
a algunos diálogos un tanto forzados. Los que mejor parados salen son Rose
Byrne (Grace) y Bobby Cannavale (Guy). Mientras tanto, aunque Jamie Foxx se
esfuerce por que queramos a su Will Stacks (que ocupa el mismo lugar que Oliver
Warbucks en la obra original), algunas decisiones torpes del guión nos lo
impiden. Su personaje es un empresario multimillonario, enfrascado en su
trabajo, que quiere postularse para ser alcalde de Nueva York, pero odia el
contacto con las clases sociales más bajas (aunque podríamos decir que odia el
contacto en general). Sí, adivinaron, su corazón se irá ablandando, a través de
situaciones supuestamente sentimentales y/o humorísticas. ¿Por ejemplo? Foxx
come y escupe cuatro sólidos y un líquido en distintas escenas. Más allá de ser
un gag antiquísimo, no causa gracia, por más que insistan en repetirlo. Y ni
que hablar de la pobre Cameron Diaz, en el remozado rol de la alcohólica Miss
Hannigan, ahora una frustrada estrella del mundo de la música y madre adoptiva
temporal de Annie y sus amigas (en vez de estar a cargo de un orfanato). Ni la
premisa ni la actriz parecen seguros sobre cómo encarar a la nueva Hannigan,
que queda descolocada y sufre una evolución un poco abrupta. Me parece
interesante la idea de que no sea la villana de la película, pero el personaje
necesitaba un mejor tratamiento.
En resumen, el guión de Will Gluck y Aline Brosh
McKenna es una seguidilla de clichés e intenta renovar la historia de Annie (en
principio, era una muy buena intención). Claro, el relato no está ambientado en
la Gran Depresión
y, por lo tanto, no aparecen ni Franklin Roosevelt ni su New Deal (aunque son
mencionados a modo de guiño). No obstante, el situarlo en la actualidad permite
hablar sobre el impacto de las redes sociales en la vida cotidiana, la
política, el star-system y la agenda-setting, además de alguna
referencia al product placement. Pero
lo que funciona débilmente es la forma de contar la historia de base, lo que
está detrás de sus adornos (algunos han señalado que la película pregona una
filosofía materialista). Esto se debe a la acartonada dirección de Will Gluck.
Por lo demás, algunos momentos pautados en la Annie
de Broadway se mantienen, con alteraciones lógicas. Por ejemplo, siguen
teniendo importancia la carta y el collar, pero este último no desata ningún
conflicto entre Annie y Stacks. Me hubiera gustado ver qué se le había ocurrido
a Emma Thompson, a quien le habían encargado el guión en primer lugar.
Otra forma en la que quisieron modernizar Annie fue a través de la música, y aquí
se presentan desniveles. Para esta tarea, se contrató a la cantante pop Sia y a
Greg Kurstin, y también participó Will Gluck. Por un lado, remixaron los clásicos que Charles
Strouse (música) y Martin Charnin (letra) concibieron para el musical e
hicieron algunos cambios en las letras. Algunas de estas reversiones funcionan
muy bien; tal es el caso de “You’re never fully dressed without a smile”. Por otro lado, compusieron nuevas canciones, siendo
“Opportunity” la más destacada.
El principal problema de la música está en las
interpretaciones. Las voces fueron notoriamente “mejoradas” por computadora,
sacándoles naturalidad. Entiendo que los actores tenían ninguna o poca
experiencia en musicales, pero las canciones se escuchan lavadas (incluso
“Tomorrow”, que debería ser el gran número de Wallis). Además, hubo falta de
creatividad para la filmación de números musicales, con excepción de “It’s the
Hard Knock Life” y “I Think I’m Gonna Like It Here”. No se trata,
evidentemente, de fata de presupuesto, porque sí tenemos una secuencia bastante
gratuita en la que Annie y Stacks cantan hip hop mientras vuelan en un
helicóptero. En cuanto a la coreografía, con solo decir que vemos a Foxx
girando sobre el eje de un poste de luz ya pueden imaginarse todo, porque esa
imagen quedó obsoleta desde 1952. Hay, también, un par de fallas en el playback
(no tanto en la sincronización como en la actuación en relación a lo cantado).
Si la película logra conmover con el reprise de “Tomorrow” del final, es porque
las voces de los protagonistas se confunden con las de un gran coro. Una pena,
porque Foxx puede cantar bien, y parece que Wallis también, pero la postproducción
no los favoreció. El peor momento musical probablemente sea el solo de Cameron
Diaz (“Little Girls”).
Si uno deja de lado las fallas y entiende que este es
un entretenimiento destinado a los grandes públicos, puede que Annie le resulte entretenida (de hecho,
a mí no me aburrió), pero lo que es seguro es que no quedará como un exponente
de cómo hacer un buen musical cinematográfico. Estimo que los chicos la van a
disfrutar porque, después de todo, el espíritu de la huerfanita sigue estando
presente en esta adaptación, y nunca viene mal recordar el valor de la familia.
Basada en el musical Annie (estreno en Broadway: 1977).
Libro de Thomas Meehan.
Música de Charles
Strouse. Letra de Martin Charnin.
El musical está basado,
a su vez, en la historieta de Harold Gray.
Película producida por Will Smith y Jada Pinkett Smith y Jay-Z.
Dato 1: La tira
cómica se publicó desde 1924 hasta 2010 (fue continuada incluso después de la
muerte de Gray, en 1968). Gray le dio importancia al contexto histórico y
social, y pasaron por Annie, la huerfanita
temas como la bomba atómica, el comunismo postguerra, la prostitución y la
adicción a las drogas. Durante la Segunda
Guerra Mundial, Annie se veía completamente involucrada en la
lucha contra Alemania, y destruía uno de sus submarinos. En fin, no era una
historieta inocente para chicos.
Dato 2: Cuando Annie
y sus amigas van con Stacks y Grace a ver la película ficticia MoonQuake Lake, la marquesina muestra
que los protagonistas se llaman Andreea Alvin y Simon Goodspeed, en homenaje a
Andrea McArdle (primera Annie en Broadway), el Teatro Alvin (donde se estrenó
el musical) y el Teatro Goodspeed (donde luego se trasladó la obra). Vale decir
que los actores que realmente vemos en pantalla son Ashton Kutcher, Mila Kunis
y la cantante Rihanna (sí, es bastante bizarro).
Dato 3: Annie tuvo su versión argentina en 1982.
Actuaron Noelia Noto, Raúl Lavié, Rodolfo Valss, Nancy Anka, Eleonora Wexler y
Héctor Pilatti, entre otros.
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