Categoría: OBRA MUSICAL
Crítica de Bollywood, el
musical
Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Complejo Cultural 25 de
Mayo)
Nivel: 6.5 /8
¿De qué se
trata?: Contada sobre todo a través
del baile, Bollywood es una sucesión
de cuadros que resultan un canto a la integración (de edades, estilos, géneros
y posibilidades). Toma su nombre de la industria de cine de la India , que produce musicales
ingenuos y románticos. Vino a Buenos Aires a montar la obra el estadounidense
Chet Walker (experto en Fosse, coreografió el último revival de Pippin en Broadway). Junto con Jack
Samuel Gill (noruego con raíces hindúes), buscaron unir sus estilos e integrarlos,
a su vez, a otros géneros musicales.
El punto fuerte de la obra: la coreografía.
No me termina de cerrar el concepto de boliche como
lugar para bailar, tal como lo entendemos en la actualidad. Se llega muy entrada
la madrugada, para permanecer en general por un tiempo reducido. La música está
tan fuerte que casi no se puede hablar. Y ya he expresado anteriormente que no
comprendo el atractivo de la mayor parte de la repetitiva música electrónica, y
no tengo idea de cómo se baila… si es que se baila o si los movimientos que
hace gran parte de las personas se considera baile. Y sin embargo, en Bollywood nos encontramos con un cuadro
impactante montada al ritmo de “Bang Bang (My baby shot me down)”, el hit de
David Guetta, uno de lo grandes exponentes del sonido electrónico. Así, los
movimientos vigorosos potencian los arreglos de Guetta, logrando una amalgama
que resignifica y eleva la canción. Y esto es solo una muestra de los que pasa
en Bollywood, un espectáculo que es
relectura e integración constante.
Más allá de eso, aclaremos con qué se pueden
encontrar los espectadores. Bollywood
es un espectáculo difícil de definir: por su estilo fragmentado está muy cerca
de ser un music hall, pero se puede hablar también de un musical conceptual (de
hecho, se anuncia como un musical). En realidad, el 90% de Bollywood recae en el lenguaje más abstracto de los que componen el
teatro musical: el baile (la especialidad del director y coreógrafo Chet
Walker, claro). Es por eso que no podemos discernir un argumento irrefutable, sino que cada uno es
libre de interpretar o no interpretar lo que sucede (o de conectar o no
conectar mentalmente los diversos cuadros). Además de darnos libertad, el
estilo segmentado dota a la pieza de un nivel de expectativa casi circense (“¿Qué
vendrá ahora? ¿Qué hará esta persona?”).
La comparación no es casual, porque el factor de
asombro es crucial en el planteo coreográfico de Walker y Jack Samuel Gill.
Esto se debe a que pudieron explotar un porcentaje altísimo del talento de la
compañía. Las coreografías son, en general, de considerable dificultad técnica
y desgaste, y mantienen en vilo al público sin necesidad de recurrir a ninguna
otra forma de espectacularidad. El elenco entrega todo en escena, derrochando
energía. Vale aclarar que los intérpretes están divididos en dos grupos: uno de
adultos (con algunos bailarines muy reconocidos del ambiente) y otro compuesto
por la Compañía
de Teatro Musical Juvenil que dirige Ricky Pashkus.
Lo llamativo es que no se ven marcados contrastes de
nivel entre esos conjuntos. Por suerte, la CTMJ tiene toda la vitalidad y el impulso que se
espera de la palabra “juvenil”, pese a que haya tantísimos otros casos
cotidianos que aboguen por lo contrario. En síntesis, tienen ganas de hacer
cosas. Aunque todos son fantásticos, de esta compañía quiero destacar al
magnífico trío que componen Florencia Liserre, Agustina Velo y Julieta López,
quienes además de bailar con prolijidad técnica transmiten variadas emociones
con sus movimientos (y Bollywood les
da posibilidad de destaque).
Se ve una muy buena sincronización en la totalidad
del elenco, sobre todo en las escenas grupales (algunas de las cuales requieren
cuantiosa precisión porque los coreógrafos fueron marcando figuras que tienen
que estar milimétricamente calculadas para funcionar armónicamente).
En cuanto a las danzas hindúes, pocas veces las
encontramos en forma pura en Bollywood,
porque la idea del espectáculo es ir fusionando ese estilo con el de los
musicales de Broadway y aplicarlo a distintos géneros musicales. Entonces,
coreográficamente no se limita a esto, sino que, por ejemplo, hay mucho lugar
para el hip hop, la danza contemporánea y el jazz, y prevalece un espíritu de
fusión. Lo que se mantiene como constante y que nos permite seguir reconociendo
una misma línea detrás de todos los números es una elegante sensualidad en las
mujeres y seguridad en los varones. Fuera de esto, hay un tratamiento disímil
del mundo adulto y el de los jóvenes, que se contraponen en la narración. El
vestuario de Pablo Battaglia va alternando entre esos dos universos, y dosifica
la incorporación de ciertos detalles hindúes.
Todo lo explicado está ajustado a unas serie de
canciones pertenecientes a variados géneros musicales (la mayoría de la música
no proviene de la India ).
Así es, paseamos por pentagramas muy diferentes: de los sonidos modernos de
“Yoncé” (Beyoncé) y “Counting Stars” (OneRepublic) al jazz de “Whiplash”,
pasando por los falsetes de Prince en “Kiss” y por la eterna “Fever”. En el
límite entre lo anglosajón y lo hindú se encuentra “Jai Ho”, la canción
principal de la película ganadora del Oscar Slumdog
Millionaire [un film que, por cierto, termina con un musical bastante
gratuito que no tiene nada que ver con lo que venía mostrándole al espectador,
pero dejemos eso de lado]. Nuevamente se incorpora el factor sorpresa.
Incluso, se interpretan vocalmente dos canciones de
conocidas obras musicales: “Corner of the Sky” (Pippin) y “The Song of the Purple Summer” (Spring Awakening/Despertar de Primavera). En esta última
entra en juego el arreglo coral de Meri Hernández. Se sabe que, no obstante, el
Teatro 25 de Mayo no tiene un buen equipamiento de sonido y esto le agrega
obstáculos a los artistas, que no pueden escucharse correctamente (eso sí, en
la función a la que asistí, no hubo problemas para que el público recibiera el
sonido).
Finalmente, es excelente la intervención de la banda
juvenil, dirigida por Javier López del Carril fuera de escena pero comandada
con soltura por Camila Di Biase en el espectáculo. La incorporación de un
violín (Catalina Sfilio) resultó enriquecedora. La banda está poco tiempo en el
escenario y deja ganas de más, y esto es positivo.
Volvamos al boliche del principio. Imaginémoslo ahora
con todos los bailarines de Bollywood entre el resto de las personas, y
tendremos la utopía del boliche perfecto. Obviamente, se destacarían entre la
gente, y traerían consigo un toque del exotismo de la India en hermandad con
Broadway (¿se asomaría incluso un golpe de cadera de Fosse?). Con sus movimientos
sincronizados, las canciones cobrarían otro valor. Y quién sabe a dónde nos
transportaría toda esta mezcla, aunque eso no es lo central… ¿no es acaso
Bollywood la industria de la más pura evasión?
Más información:
Teatro: 25 de Mayo (Triunvirato 4444, Villa Urquiza)
Funciones: martes 21, miércoles 22 y jueves 23 a las 21 hs.
Precio de las entras: $70 (pullman superpullman), $90
(palcos) y $150 (platea)
Duración: 1 hora
Dirección: Chet Walker
Coreografía: Chet Walker, Jack Samuel Gill
Dirección Compañía de Teatro
Musical Juvenil: Ricky
Pashkus
Dirección vocal: Meri Hernández
Diseño de vestuario: Pablo Battaglia
Diseño de luces: Chet Walker
Diseño de video: Pablo Rodino
Dirección Técnica: Pablo Rodino
Producción Ejecutiva: Estanislao Otero Valdez
Stage Manager: Matias Vega
Asistente de Dirección: Rodrigo González Alvarado
Asistente de Producción: Antonella Lucini
Prensa: María Sureda
Elenco:
Artista Invitado: Jack Samuel Gill
Bailarines: Juan José Marco, Melina Dibos,
Karina Barda, Yasmin Corti, Lucila Siryi, Evangelina Patriarca, Federico
Ferreyra, Santiago Ibarra, Lucas Marcheselli, Tomas Martinez y Santiago Palumbo
Compañía de Teatro Musical
Juvenil: Valentino
Grizutti, Ezequiel Suarez, Florencia Liserre, Thomas Lepera, Agustina Velo,
Julieta Lopez, Juan Cavoti, Federico Solla, Simón Alejandro, Brian
Raccanelli, Juan Ignacio Leguizamo, Camila De Biase, Tobias Gomez, Dylan
Ibarra, Tomas Muñoz, Azul Mazzeo, Tiziano Ruger, Mateo Viani, Catalina Sfilio
Maestros de la Compañía de Teatro
Musical Juvenil:
Asesora Pedagógica: Paula Schapiro
Baile: Milagros Michael
Actuación: Gustavo Monje
Canto: Meri Hernández
Música: Javier López del Carril
No hay comentarios:
Publicar un comentario