Categoría: OBRA MUSICAL
Crítica de 2012,
¿y si fueran tus últimos días?
Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro “La Clac ”).
Calificación: 9/10
ATENCIÓN: QUEDAN LAS FUNCIONES DEL
24/11 Y EL 1/12
¿De qué se
trata?: En el 2012, año en que las
profecías mayas indicaban que iba a terminar el mundo, Vera cumple 30 años.
Insatisfecha con su vida, tratará de encontrar la felicidad… antes de que sea demasiado
tarde.
El punto fuerte de la obra: el desopilante libro de Carla Liguori y Javier Raffa.
El texto es gracioso, ácido e inteligente,
fundamentalmente porque Liguori y Raffa delimitaron muy bien a sus personajes.
Entonces, al saber perfectamente cómo se comportan, no necesitan recurrir al
chiste fácil, sino que el humor brota de la interacción entre estos seres. Es
más, cuando uno escribe una historia con personajes como estos, según mi
visión, es difícil soltarlos, porque siempre hay algo más que se puede agregar,
sin que desentone. Claro, siempre y cuando haya creatividad detrás, como en
este caso.
Otro aspecto positivo del texto es que se nota que 2012, ¿y si fueran tus últimos días? es
una obra argentina. Habla de muchos rasgos de nuestra idiosincrasia, y por eso
los estereotipos nunca son forzados, y provocan más risas (hay una conexión
directa con el espectador). Más allá de esto, también hay ocurrentes
referencias a la cultura popular nacional.
Por esto, creo que el atractivo principal de la obra
es que busca la constante complicidad de un público dispuesto a reírse de sí
mismo, al verse reflejado en los personajes o algunas situaciones. Por ejemplo,
y siguiendo como la idea de aceptación de uno mismo que propone la historia, yo
me sentí identificado con el hecho de pedir que me llamen a mi celular en vez
de llamar yo mismo, porque es frecuente que no tenga crédito. Pero, por otra
parte, el texto apunta a que podamos reconocer aspectos de las personas que nos
rodean, y poder decir internamente (como yo): “Mi mamá muchas veces se parece a
Liliana” o “No estoy solo en eso de recibir llamados de operadores insistentes (y
mensajes de texto con premios ilusorios de compañías de autos, al margen)”.
Esto se logra gracias a la mirada atenta de la realidad contemporánea que
tienen Liguori y Raffa, y su capacidad para traducirla en diálogos afilados y
comentarios ingeniosos, como los que Vera (aunque algunos son políticamente
incorrectos, uno no puede evitar pensar que tiene razón). A través de Vera, un
personaje muy bien escrito, pueden jugar con la ironía y, al mismo tiempo,
generar empatía.
Lo que nos proponen es encontrar el lado cómico a lo
que podemos ver como negativo en nuestra vida. A todos nos ha pasado sentir que
fracasamos y no sabemos cómo seguir o tenemos la autoestima baja o nos
preguntamos, como indica el título, qué haríamos si supiéramos que nuestra vida
está por terminar. Por eso, tiene mucho valor el mensaje que la obra quiere
transmitir, frente a otras respuestas más vanas a la desesperanza, como ciertos
libros de autoayuda (en el musical se parodia el fanatismo por El Secreto, que reconozco haber hojeado
un poco, por curiosidad).
Las letras, del mismo dúo creativo, son originales y
graciosas (hay, por ejemplo, una canción sobre Freud, otra sobre refranes y
otra sobre las malas palabras).
La inteligente dirección de Liguori demuestra su
conocimiento del teatro off. Destaco, sobre todo, la dosificación del recurso
de romper la “cuarta pared” para hablarle al público y la idea del pizarrón.
Encargada también de la escenografía, tuvo inventiva para crear espacios con
pocos recursos, y es interesante ver cómo quiso definir una estética con tonos
azulados (acompañada por el vestuario, también de Liguori, y las luces).
En lo interpretativo, Liguori (como Vera) brinda una
actuación magnífica, y muy divertida, en la que se apoya toda la obra. También
es una sorprendente cantante, como se percibe en el número “Perdida”, con una
melodía lindísima (la música es de ella misma y de Agustín Konsol). No pasa
desapercibido su breve tributo al Aria de
la Reina de la Noche.
Es difícil componer para una comedia, pero la música
de 2012…no desentona, sino que suma
humor. Liguori y Konsol compusieron un musical hecho y derecho, porque la
música es teatral, y acompaña el tono de la obra. Por esto, las melodías se
ajustan a los personajes.
En ese sentido, pienso que el número musical más
logrado es de Pato Chaneton (Liliana, la madre de Vera), con una composición actoral
genial.
Liguori reunió a un muy buen elenco, con actores que
ponen mucha dedicación y se manejan bien con el humor.
Me gustaría resaltar los trabajos de Facundo Velez
(como Dante, el amante de los refranes) y Sabrina Artaza (como Solange, la
amiga de Vera). Velez le imprime a Dante una voz nasal, y es capaz de seguir
colocando el aire en ese sector mientras canta (por cierto, brinda un homenaje
simpático y ocurrente a la comedia musical y nombra, por ejemplo, el belt). Artaza, por su parte, se destaca
en lo interpretativo, con un personaje tan disparatado como entrañable.
El elenco se completa con Carlos Miceli (como el
psicoanalista), Fernando Devito (Ernesto Plagas, un profeta de esta era),
Javier Belay (Pedro, de quien Vera está enamorada) y Belén Caccia (Constanza,
una operadora de Telefónica). Todos ellos aprovechan sus intervenciones para
arrancar risas y se mueven cómodos en lo musical.
La presencia de Agustín Konsol en el teclado, en
vivo, suma mucho. El músico toca con pasión, ritmo y técnica. Se nota que tiene
mucha intuición para lo musical y que sabe darle expresividad a las melodías,
tomando decisiones de muy buen gusto. Además, junto con José Luis Marinelli,
armó los arreglos corales.
Desde mi punto de vista, el humo es innecesario, y
encarece la producción. Pero, si no molesta a los intérpretes para cantar, no
resta.
Dato de color: en el baño de hombres del teatro “La Clac ” hay un póster de El Fantasma de la Ópera.
En resumen: Un excelente e ingenioso texto de Carla Liguori y Javier Raffa y la
descollante interpretación de Liguori son los dos pilares de esta entretenida
propuesta, que logra generar interés inmediato en el espectador. A través del
humor y la ironía, permite que el público se ría de su propia vida, reflejada
en los personajes. Es notable la dedicación de todo el elenco. Se destacan el brillante el trabajo de Agustín Konsol en el
teclado, las actuaciones de Facundo Velez y Sabrina Artaza y el número musical
de Pato Chaneton.
Aunque, como diría Vera, “¡Qué me importa! ¿Quién
carajo se creen que son los críticos para opinar de obras que no hacen? Son unos
fracasados, cuyo único mérito es ser parte de un grupo de pelotudos que no se
miran a sí mismos, y pretenden corregir a los demás. ¿Por qué no se suben esos
infelices al escenario? Seguro que los hijos de puta saben que son una mierda
y, para contrarrestarlo, se descargan con los demás, y les chupa un huevo su
esfuerzo”.
Más información:
Dirección: Carla Liguori.
Teatro: La
Clac (Avenida de Mayo 1156). Para que lo encuentren más fácilmente,
aclaro que se ingresa a través de un bar.
Funciones: domingos a las 20:33 hs.
Duración: 2 horas.
Entradas: $100 (consultar Facebook o el mail de la
productora para 2x1).
Dirección de actores: Fernando Devito.
Dirección vocal: José Luis Marinelli.
Maquillaje y rulos: Sofía Nuñez.
Asistente generalísimo: Santiago Tezza.
Producción general: De Eso Se Trata Creaciones Artísticas.
Reservas: deesosetratacreaciones@gmail.com
y a través del Facebook de la productora.
https://www.facebook.com/deesosetrata.creacionesartisticas
Fotos: Fuentes 2 Fernandez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario