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miércoles, 5 de agosto de 2015

Crítica de "SpangTrash", de Judith Cabral y Matías Puricelli

Categoría: UNIPERSONAL MUSICAL

Crítica de SpangTrash

Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (La Pausa Teatral)

Nivel: 7 /8


¿De qué se trata?: Obra con canciones pop contemporáneas. Una noche de resaca, Jey (Judith Cabral) queda encerrada accidentalmente en el baño de su casa… encierro que será también puerta a la libertad. Un recorrido pop por el desamor y la búsqueda de identidad. ¿Quién no le contó en el baño a sus fantasmas y tristezas? A veces necesitamos encerrarnos para conocer lo más profundo de nuestro ser.

“Just a second we’re not broken just bent
and we can learn to love again”

SpangTrash nos presenta una separación amorosa en tiempos de los celulares, las playlists, el streaming y el shuffle y demás. Es, a su vez, el retrato de una cultura y del paso de la niñez a la adultez (reflejado en un cambio de perspectiva respecto del prince charming arquetípico de las películas de Disney). Pero todo esto se expone en la dramaturgia con deliberada mesura, porque las protagonistas son las canciones, y son ellas las que van hilvanando los sentimientos de la protagonista y modificando su forma de pensar. En realidad, las letras se convierten en pensamiento, vuelven a la consciencia pero son resignificadas en el contexto que atraviesa Jey. Ya no son simple entretenimiento, sino que operan enérgicamente en la vida de esta mujer (la cultura se asimila y se convierte en acción). Es por esto que, por más que puede no haber sido planteada así, sostengo que SpangTrash termina siendo una historia sobre el poder sanador del arte. El show evolucionó del simple recital que podría haber sido para mostrar un costado catártico de la música. Y la catarsis fue una función constante de este arte a lo largo de las décadas, tal como lo fue para una deprimida Bridget Jones (a quien se hace referencia en la obra). Pese a que Jey quiere superar sus frustraciones con alcohol, es la música la que surge y le hace ver las cosas de otra manera, enfrentándola con una sociedad moderna estereotipada y a la que le cuesta madurar.

El lugar del deshago es el baño (en este caso, con un diseño escenográfico muy lindo de Lula Rojo, que coquetea con algunas aristas del pop art y tiene elementos eminentemente geométricos). Ni bien el público entra a la sala, atraviesa ese baño, que es casualmente el ambiente más íntimo de la casa, y por eso en SpangTrash se convierte en un lugar de reflexión. No solo eso: es allí donde suele haber más espejos, que nos permiten tomar contacto con nosotros mismos “desde afuera”, vernos como nos ven los demás. Este último punto también tendrá su relevancia en el libro de Judith Cabral y Matías Puricelli. Sin embargo, como sugerí antes, el texto prefiere dejar las reflexiones al espectador y concentrarse en construir el marco para que las canciones puedan surgir (y, a su vez, la puesta de Puricelli se centra especialmente en lo que cada canción tiene para transmitir, el clima psicológico que genera, y por eso en la función de prensa este director estuvo también muy atento a indicar el ritmo de la iluminación).

Las aludidas canciones fueron popularizadas, en su mayoría, por mujeres fuertes, y se inscriben en el género del pop contemporáneo. Suenan, por ejemplo, “Wrecking Ball” (Miley Cyrus), “Part of Me” (Katy Perry) y “Just Give Me A Reason” (Pink), en mi opinión el mejor momento de la propuesta.

Todas estas melodías se lucen en la voz de Judith Cabral, una artista única, a quien ya había visto en su tributo a Lady Gaga (Art Monster). Para cantar pop no alcanza con cantar bien, porque requiere de un aceitado manejo del estilo para darle a las canciones el relieve que necesitan, sobre todo a la hora de colocar la voz. Cabral sortea los desafíos vocales que se le presentan en cada número con naturalidad y técnica (esta última le permitió cantar impecablemente en la función a la que asistí pese a ser notorio su resfrío y no utilizar ningún tipo de amplificación electrónica). Insisto con lo que ya dije en mi reseña de Art Monster: si tantas personas obtienen amplia difusión con escaso talento, más productores deberían fijarse en Cabral (quien, además, puede cantar en un nítido inglés, como demuestra en SpangTrash, donde alterna este idioma con el castellano). Por lo demás, es bueno el trabajo expresivo de esta intérprete, dado que al cantar y querer demostrar tristeza al mismo tiempo muchos actores caen en la sobreactuación, mientras que Jey no pierde la capacidad de generar cierta empatía. Los prácticos cambios de vestuario (diseñado por Andrea Saldivia) acompañan las mutaciones internas de la protagonista.

Finalmente, es vital el aporte de los músicos en vivo: Juan Pablo Schapira (teclado) y
Nicolás Muñiz (guitarra), bajo la dirección de Matías Cabello. Juntos lograron transferir el espíritu de las canciones a una escala diametralmente más intimista que sus versiones originales, tratando de que se inserten sin sobresaltos en el relato. A fin de cuentas, recordemos, el centro de esta historia es la música, y es eso lo que uno va a buscar cuando toca el timbre de La Pausa Teatral y atraviesa un pasillo hasta llegar a la sala, donde una mujer se muestra abatida en el baño de su casa. Después de todo, como me gusta decir a mí, no hay problema tan grande que una canción no pueda aliviar.

Más información:
Teatro: La Pausa Teatral (Av. Corrientes 4521) – www.lapausateatral.com.ar
Funciones: viernes a las 21 hs.
Duración: 1 hora
Precio de las entradas: $120

Dirección general: Matías Puricelli
Dirección musical: Matías Cabello
Intérprete: Judith Cabral
Libro e idea original: Judith Cabral
Supervisión dramatúrgica: Matías Puricelli
Músicos: Juan Pablo Schapira (teclado) y Nicolás Muñiz (guitarra)
Traducción y adaptación de letras: Judith Cabral y Gonzalo Quevedo
Diseño gráfico: Martín Bayne
Escenografía: Lula Rojo
Diseño de luces: Matías Puricelli
Diseño de make up: Juan Gasparini
Peinado: Juan Sayes
Vestuario: Andrea Saldivia
Fotografía: Nacho Lunadei
Prensa: Chapeau Argentina

Reservas: hola@lapausateatral.com.ar / spangtrash@gmail.com / Chapeau Argentina en Facebook y Twitter

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