Categoría: EVENTO ESPECIAL
Crítica del concierto de Florencia Otero en el Recoleta Mall, para celebrar el
encendido del árbol de Navidad
Calificación: 8 /10
En el medio del
show, una extranjera de algún país hispanoparlante me tocó el hombro.
– ¿Eres de aquí? –
me preguntó.
Yo le respondí que
sí.
– ¿Ella es famosa?
– volvió a interrogarme, señalando a Florencia Otero.
Creo que no estaba
interesada en una perorata sobre el teatro musical argentino, así que me cortó
rápido. Básicamente, le expliqué que era muy conocida dentro del ambiente.
Por lo que escuché
que hablaba con su acompañante, quería saber si le sacaba una foto o no. En
definitiva, quería saber si valía la pena gastar un disparo.
Más allá de esta
anécdota, es verdad que hoy Florencia Otero es un exponente del musical
argentino. Pertenece a este mundo desde el año 2000 cuando, siendo una niña, alternaba
los roles de la pequeña Cosette y la pequeña Éponine en Los Miserables.
Desde entonces, tuvo
destacadas interpretaciones en, por ejemplo, Rent, Despertar de Primavera, Casi Normales y Tango Feroz,
y brindó una impresionante actuación en el musical off Embarazados, ecografía de una espera.
Siendo el 8 de
diciembre el día tradicional para el armado del arbolito de Navidad (ya que
estamos, comento que es por ser el día de la Inmaculada Concepción), el shopping
céntrico Recoleta Mall organizó un concierto con Florencia Otero. Durante este,
se prendieron las luces del arbolito, con la presencia de Papá Noel, que se
sentó junto a Otero para el momento, ante la mirada embelesada de los niños
presentes.
Con una cantidad
moderada de público, Otero desplegó su simpatía e invitó a la gente a acercarse
al escenario para disfrutar de un show intimista. Estaba desenvuelta, como
siempre, bromeó con Papá Noel y pidió que el público hiciera palmas y que la
acompañara durante el estribillo de “Rolling in the deep” (y felicitó a una
chica que cantó desde su lugar). Lloviznaba un poco, pero ella dijo que era un
alivio, comparado con el calor que había estado haciendo.
Un poco más de 40
minutos (como suelo decir, una hora de clase de un colegio) le bastaron para
dar cátedra interpretativa. Como toda buena artista, Otero le pone el mismo
empeño cuando canta en el Gran Rex que cuando lo hace en un pequeño escenario
al aire libre, en un mini-recital gratuito. Tiene un gran manejo de su registro
vocal, una muy buena proyección y expresividad para cantar. Hace uso de los
contrastes, y alterna momentos de potencia con otros más tenues. Su dicción en
inglés no es perfecta, pero es superior a la de varios artistas.
Optó por interpretar
las versiones clásicas de cada una de las canciones, salvo por algún que otro
arreglo aislado, variando una nota por motivos expresivos.
Las últimas dos
canciones fueron cantadas a dúo con su marido, Germán Tripel, que también se
mostró distendido en escena. Otero recalcó la importancia del amor en los
tiempos navideños.
A continuación,
podrán ver la lista con el repertorio completo. Puse una estrellita a aquellos
que me parecieron los grandes momentos. Las doradas son para lo mejor de lo
mejor.
1. “Contigo en la
distancia”, de César Portillo de la Luz
2. “L-O-V-E”, de
Nat King Cole
3. “En mi soledad”
(“On my own”), de Los Miserables
5. “Noche de paz”
(villancico)
7. “One and only”,
de Adele
Las canciones de
Adele que marqué son difíciles de cantar, pero Otero las encaró con firmeza y
pasión. En cuanto al dúo con Tripel, fue muy placentero rememorar la versión
argentina de Rent y “Somebody to love”
fue un gran cierre. La poderosa voz de Tripel, que él sabe romper muy bien, se
ajustó sorprendentemente bien a la melodía, con el impecable acompañamiento de
Florencia Otero. Los dos se lucieron, y demostraron que no siempre se necesitan
muchas voces para que la canción quede espectacular (aunque tenían coros
grabados).
El repertorio
estuvo bien elegido para el estilo de Otero, si bien me parece que el bolero “Contigo
en la distancia” podría haberse reemplazado por otra canción, y podría decir lo
mismo con “Noche de paz” (apropiada para el momento del año, pero muy
trillada). Me hubiera gustado escuchar otro villancico en su lugar.
Algunos detalles
obsesivos:
* Durante “En mi
soledad”, Otero cantó la alternativa melódica del verso “Poder seguir fingiendo”
que busca una nota más alta (como hacía Pilar Artaza en el teatro, en el 2000),
a diferencia de, por ejemplo, la versión de la película (2012). Me pareció una
decisión acertada.
* Durante “Ciclos
de amor”, Otero decidió omitir una nota muy alta que, a veces, suele
interpretarse. Para saber cuál es, pueden ir al minuto 2:57 de este video... http://www.youtube.com/watch?v=s1c3MARlJ0Q.
Decidió prolongar la nota anterior, y quedó muy bien.
* Tripel entró mal a “Somebody to love”, pero se pudo
acomodar perfectamente.
El sonido estuvo
ajustado. Si bien durante unos instantes parecía que el micrófono y los
parlantes se estaban por acoplar, esto no sucedió. El volumen de las pistas era
correcto, y la lluvia no produjo complicaciones técnicas.
En resumen: Un prolijo
concierto prenavideño, donde se generó un clima intimista, en el que Florencia
Otero pudo desplegar su talento como intérprete y su carisma. Con su impecable manejo de la voz, logró atrapar al público. El potente dúo con Germán Tripel fue celebrado por los espectadores.
La gente estaba
agradecida. Algunos pidieron otra canción, pero no la hubo. En estos eventos
donde la artista está tan cerca del público, nunca falta la señora con cara de
buena que al final se acerca a la intérprete para hacerle saber cuánto la
emocionó el concierto, como sucedió en este caso. Postales como esta son
gratificantes, porque muestran cómo el público aprecia el trabajo de quien está
en escena.
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