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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Crítica de "Despertar de Primavera" (workshop de Meme Mateo), de Steven Sater y Duncan Sheik

Categoría: WORKSHOP/MUESTRA

Crítica de Despertar de Primavera (workshop de Meme Mateo)

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro El Picadero).

Calificación: 8.5 /10 


¿De qué se trata?: En la Alemania de 1891, un grupo de jóvenes vive las consecuencias de una sociedad asfixiante, donde los adultos tienen el control absoluto. La obra toca con sinceridad diversos temas complejos y problemáticas juveniles (que no conviene enumerar para no arruinar la sorpresa a quienes no la vieron). Sus mensajes siguen siendo muy actuales.

El punto fuerte de la obra: la dirección de Meme Mateo.
Despertar de Primavera es uno de esos musicales que yo considero perfectos, y le pondría un 10 absoluto. Tanto las letras y el libro (de Steven Sater, basado en una cruda obra de Frank Wedekind) como la música rockera de Duncan Sheik fueron concebidos en forma magistral. La historia y la forma en la que está contada transmite muchísimo, y llega a emocionar. Consigue la empatía del espectador y su identificación (obviamente, todavía mayor cuando se conoce una historia parecida a la de un personaje, o se atravesaron conflictos similares). La genial dirección de la puesta original de Broadway fue de Michael Mayer, que marcó muchas pautas que después fueron tomadas en otras versiones. En Argentina, la obra se estrenó en el 2010, en el Teatro Astral, con Fernando Dente, Florencia Otero y Federico Salles en los roles protagónicos. Esta puesta estaba óptimamente dirigida por Ariel del Mastro. Sumamente intensa, generaba una atmósfera angustiante, y estremecía al público. Tenía un talentoso elenco, que entregaba todo en escena. Sin embargo, fue un fracaso comercial.
Frente a semejantes antecedentes, y al inevitabilidad de la comparación, era todo un desafío meterse con Despertar de Pirmavera, pero Meme Mateo lo hizo. De hecho, su puesta le debe mucho a las dos citadas anteriormente. Decidió no innovar (como sí lo han intentado otras puestas del mundo), para presentar una versión convencional de la obra (que, ya de por sí, no es convencional). No obstante, su dirección es efectiva, y fiel al estilo de la obra. Una buena decisión fue sentar a los intérpretes que no están en escena en la primera fila del teatro. Hizo un buen trabajo marcando los desplazamientos, para aprovechar la extensión del escenario. Mantuvo las disposiciones clásicas de la obra, como las sillas durante “Esta puta vida” o el uso de micrófonos de mano para contar lo que sale de lo más profundo del corazón.
Pero su mayor logro está en haber acercado a tantos jóvenes actores (que no hicieron una carrera profesional en las tablas, o tienen poca experiencia) a un material tan complejo, y haber permitido que hayan podido explorarlo con éxito. La obra es interpretativamente muy difícil de encarar, y por eso necesita de una mano que guíe sin titubear. En ese sentido, resultó una de las mejores muestras de teatro que vi en los últimos tiempos, porque el grupo estaba bien coordinado y tenía confianza, más allá de que no todas las personificaciones sean acertadas todo el tiempo.
También, Meme Mateo es la encargada del diseño de luces y de su operación, que funciona aceitadamente y ayuda a crear climas (por ejemplo, durante “El saber”).


La interpretación más destacada resultó ser la de Martín Mazalán como Moritz, un personaje complicado, que tiene muchas escenas que le permiten al intérprete explotar su potencial dramático, pero que se puede prestar a la sobreactuación y la caricatura. Por suerte, Mazalán busca que su criatura sea verosímil, logrando cierto equilibrio (paradójicamente, para personificar el desequilibrio), y hace que nos encariñemos con su Moritz. Además, demuestra estar a la altura de las exigencias vocales.
Me sorprendió Leonel Deluglio, convincente como Melchior en todas sus facetas, y acertado en el canto. Mantiene el dramatismo durante la canción “Lo que quedó atrás”, que resultó ser una escena conmovedora, gracias al compromiso de todo el elenco.
También, me gustaría resaltar el trabajo de Clara Lanzani, como la simpática y acomplejada Ilse (aunque tuvo que crecer de golpe, no deja de ser una adolescente). Tiene un buen desempeño vocal.

Con sus participaciones, interpretando los roles adultos, Claudio Riganti y Virginia Alberti se roban varias escenas.

Macarena Giraldez (impulsora del proyecto) capta la inocencia de Wendla, y la mantiene al cantar. Trata de ir oscureciendo a su personaje un poco, conforme va madurando. María Da Pieve (como Martha) se anima a cantar “La oscura verdad”, junto con Clara Lanzani. Es una canción que requiere compromiso emocional, y el clima opresivo que propone estuvo bastante bien logrado.

La dirección y adaptación coreográfica es de Lautaro Silva, que capturó la esencia de otros montajes. Contribuye a potenciar momentos intensos, como “Esta puta vida” o la enérgica canción “Jodido estás” (posiblemente el mejor momento de esta puesta). Un detalle que me encanta nombrar al hablar de Despertar de Primavera: como me explicó una vez un jurado de los Premios Hugo, es característico de esta obra el “salto reprimido”, que muestra un intento de rebeldía que no puede concretarse del todo, dentro de los parámetros rígidos de la sociedad.

La banda en vivo realza las canciones en las que participa (las otras se cantan sobre pistas).
Otro punto a favor con respecto a lo musical es que el trabajo vocal en armonía está muy bien logrado.

Lamentablemente, el sonido es el karma de todas las muestras de teatro musical, y suele ser un problema de equipamiento. En este caso, por lo menos en la función a la que asistí, los inconvenientes con los micrófonos fueron menores, pero no inexistentes. Es una pena porque dificulta el canto de los intérpretes y los puede poner nerviosos. Sin embargo, el acompañamiento instrumental estuvo en un volumen correcto durante toda la obra, y se pudo lucir, como dije antes, la unión de las voces en armonía.

El vestuario de Melisa Lazarini y Tierra de Sueños ayuda para situar el período y darle un toque profesional al montaje, al remitir a otras producciones de la obra.

En resumen: Una adaptación fiel al espíritu de la obra original, con dirección de Meme Mateo, que supo sacar lo mejor los intérpretes (en su mayoría, sin experiencia profesional) para hacerlos transitar por un texto complejo. Se destaca la interpretación de Martín Mazalán.

Más información:
Dirección general: Meme Mateo.
Dirección musical: Isadora Sobredo.
Producción: PLOP workshops.
Elenco: Martín Mazalán, Clara Lanzani, Lucas Mazalán, María Da Pieve, Leonel Deluglio, Macarena Giraldez, Santiago García Escudero, Manuel Perez, Julieta Severo, Matías Adrián Prego, Camila Grela, Virginia Alberti y Claudio Riganti.
Teatro: El Picadero (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1851).
Duración: 2 horas y media (aprox.), con intervalo.
Diseño gráfico: Martín Mazalán.
Sonido: Ramiro Hermida y Pablo Bernard.
Función: la última es hoy a las 23 hs.

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