Categoría: OBRA MUSICAL
Crítica de “50 sombras!,
el musical”
Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Teatro Picadilly)
Nivel: 6.5 /8
¿De qué se
trata?: Tres amigas conforman un
club de lectura. Una de ellas, Pam, propone la lectura de “Cincuenta sombras de
Grey”, el best-seller erótico. Con él, intentarán encontrar su “diosa interior”
y reavivar sus fantasías sexuales. A medida que van recorriendo los capítulos
(entre masturbaciones varias), surgen de su imaginación las escenas de esta
relación sadomasoquista entre la inocente Anastasia Stelle y el joven millonario
Christian Grey, en forma de parodia.
El punto fuerte de la obra: Josefina Scaglione.
Misteriosa es la sociedad de masas, y su forma de
legitimar hechos artísticos. Extraño es el fenómeno de la trilogía Cincuenta Sombras (2011-2012), que ya
vendió más copias que toda la saga de Harry
Potter (7 libros) en la versión británica de la página Amazon. Estos libros
eróticos gozan de excelentes ventas en todo el mundo, pese a que la crítica
literaria opinó casi unánimemente que estaban mal escritos (algo que
reconocieron incluso quienes no podían parar de leerlos). La escritora E. L.
James comenzó a escribir esta historia en internet, como parte de foros que
aglutinaban ficciones episódicas escritas por fans de la saga literaria Crepúsculo (que, sabemos, no es
precisamente popular por su calidad literaria). Evidentemente, James tuvo
suerte, y supo cubrir un nicho: el de las amas de casa entre 30 y 55 años, y
así surgió el “porno para madres”. Resumiendo, y según uno de los personajes de
la obra, dio vida a protagonistas que “hacen chanchadas sexuales y no paran de
coger”. A su vez, Cincuenta Sombras
inspiró tres parodias musicales que pasaron por EEUU. 50 sombras!, el musical es la versión local de una de ellas (de la
mejor de las obras referidas, por lo que pude ver en videos). Arranca con una
buena idea: mostrar un club de lectura de mujeres que pertenecen target al que apuntan los libros, para
así hablar también del impacto social que tuvieron.
Sin embargo, hay que reconocer que el material original
no es una de esas grandes comedias que prácticamente fluyen solas porque están
increíblemente escritas. Para que 50
sombras!, el musical sea la experiencia divertida que es, hubo un trabajo
dedicado del equipo argentino.
En principio, por la traducción de Natalia del
Castillo y Leandro Panetta. Aunque la obra tiene varios gags ocurrentes, el
fuerte humorístico de esta versión está puesto tanto en los chistes locales
como en la adaptación del doble sentido o los juegos de palabras, que debieron
ser repensados. Por ejemplo, es efectiva la escena en la que Christian (Fabián
Gianola) rompe la cuarta pared y se dirige a algunas mujeres de la sala con algunas
rimas subidas de tono. El libreto contiene una considerable cantidad de chistes
verdes y referencias sexuales (junto con letras de canciones más o menos
explícitas). No obstante, curiosamente, no resulta chabacano, algo que sí pasa
con otros espectáculos que no tocan tan de lleno la temática sexual. ¿Qué otra
obra puede hablar con tanta naturalidad de una práctica tan desagradable como
la de la “lluvia dorada” o urolagnia? Punto a favor para la dirección de
Leandro Panetta, que encontró un registro exacto, junto con el elenco. Además, el
texto incluye algunos cruces con el cine (Star
Wars) y los musicales (El Fantasma de
la Ópera y Los Miserables), se
burla de ciertos códigos del teatro y, por supuesto, tiene algunos detalles que
apelan a los que leyeron el libro. Es completamente innecesario haberlo leído
para seguir la obra y, en el otro extremo, los fans de la saga disfrutarán ver
a sus adorados personajes desde otro costado (siempre y cuando sepan con
antelación que estarán frente a una comedia, que no reproduce todas las escenas
del libro ni lo hace al pie de la letra). Quizá uno sienta que le faltan más
minutos al musical, sobre todo porque el final está resuelto apresuradamente.
Sin embargo, este es uno de los musicales más divertidos desde Avenida Q.
Y eso, en realidad, es gracias a los actores. Ellos
son capaces de mantener erecto al material cuando sufre de impotencia. Una
comedia como esta no podía hacerse con gente graciosa; necesitaba de gente
graciosa y talentosa. Tranquilamente, podrían haber convocado a artistas
vírgenes de formación en teatro musical (muchas veces se ha hecho), pero hacer
eso con esta propuesta hubiera sido desastroso.
Sí, es cierto, Gianola no es un exponente del teatro
musical, pero tiene una carrera de años haciendo todo tipo de comedias, y eso
también suma. Al cantar, por momentos juega con su voz (la imposta o usa
falsetes), tratando así de superar una falta de emisión más clara. En otros
pasajes, se centra en contar con la voz (y llega al máximo de su compenetración
al cantar sobre el “puño anal”, en uno de los números más entretenidos). En lo
actoral, sabe burlarse de sí mismo (interpreta a un personaje que debería tener
27 años) y tiene un gran sentido de lo caricaturesco, que cada tanto eyacula
sobre la narración. En fin, hace que Christian Grey sea un poco más simpático
(para mí, solo basándome en resúmenes y artículos sobre el libro, es
francamente un psicópata perverso que, como es multimillonario, piensa que
puede hacer cualquier cosa).
En cuanto a Josefina Scaglione (Anastasia Steele), no
me canso de repetir que es una de las mejores artistas del país. Cada nota que
canta estimula el punto G de los amantes del género, y en 50 sombras! su trabajo vocal es para el éxtasis. Como actriz, nunca
la había visto en un rol tan eminentemente cómico como este, y la verdad es que
su timing es perfecto. Su Ana sumisa
e ingenua es el alma de la historia, y tiene que hacernos creer que será libre
en una relación en la que, justamente, será completamente sometida. Hay pocas
intérpretes en los escenarios porteños que puedan pasar por diferentes estilos
y hacer todo eso a un nivel óptimo como el de Josefina (en síntesis, no deja
ningún “agujero” artístico sin llenar).
El excitado trío que conforman Gabriela Bevacqua,
María Rojí y Silvana Tomé (las amas de casa del club de lectura) es una orgía
de talento, potenciado por la química que tienen juntas. Ellas también logran
un nivel muy alto en el canto. Bevacqua, por su parte, hace un excelente
trabajo de desdoblamiento al encarnar también a Katherine, la amiga alcohólica
y ninfómana de Ana. De hecho, a la salida escuché que alguna espectadora
desprevenida pensaba que eran dos actrices distintas.
Cierra el sexteto protagónico Juan Bautista Carreras
(José), como el fotógrafo paraguayo que quiere conquistar a Ana. El público se
ríe mucho con cada una de sus intervenciones, que sirven como un lubricante que
refresca la historia.
Como director musical, el genial Martín Bianchedi
arranca orgasmos de las cuerdas de la guitarra, al frente de una banda que
mantiene una relación carnal con sus instrumentos: Colo Belmonte (batería),
Demián Kania (guitarra), Daniel Saralegui (bajo) y Marcelo “Pepi” Duclos (teclado).
Hay que decir que la música original no me parece demasiado inspirada, pero son
los arreglos apasionados de Bianchedi los que le dan expresividad.
Finalmente, la escenografía de Panetta es otro
añadido interesante, porque con un par de elementos clave define tanto el
lujoso departamento de Christian como el contenido sadomasoquista de la
historia, posibilita las transiciones y aporta algo de humor. El vestuario de
LOviendo ayuda a que veamos a los personajes como caricaturas y acentúa la
parodia (por favor, fijarse en las zapatillas de José).
En conclusión, estamos frente a un texto simple revalorizado por la adaptación local, con un humor penetrante y un tratamiento sin escrúpulos de su lasciva temática. Así y todo, esta obra podría haber caído en la frigidez teatral si no hubiera sido por un elenco con una alta libido musical. Así, son capaces de esposar al espectador a la butaca con su desinhibición, darle una nalgada con su comicidad... y flagelarlo con su talento.
En conclusión, estamos frente a un texto simple revalorizado por la adaptación local, con un humor penetrante y un tratamiento sin escrúpulos de su lasciva temática. Así y todo, esta obra podría haber caído en la frigidez teatral si no hubiera sido por un elenco con una alta libido musical. Así, son capaces de esposar al espectador a la butaca con su desinhibición, darle una nalgada con su comicidad... y flagelarlo con su talento.
Más información:
Dirección: Leandro Panetta
Producción general: Chino Carreras
Productores asociados: Daniel Alcocer y Juan Durán
Producción ejecutiva: Pilar Carreras
Asistente de dirección: Nadia Crosa
Vestuario, caracterización y objetos: LOviendo by
Mariana Peinado
Operador de luces: Daniel Del Mastro
Operadores de sonido: Luciano Couto y Diego Magrone
Fotografía: Curro alacios Taberner
Realización escenográfica: Tomás Bernasso
Community Management: #OMG! Press & Social Media
Prensa: Tommy Pashkus Agencia – Ariel Benitez
Twitter: @CarrerasProd
Facebook: 50 Sombras El Musical – Argentina
Teatro: Picadilly (Av. Corrientes 1524 – Teléfono:
4373-1900)
Precio de las entradas: $270 (a la venta en el teatro
y por Plateanet)
Duración: 1 hora y 15 minutos
Funciones: jueves y viernes 21:30 hs., sábados 21 hs.
y 23 hs. y domingos 20:30 hs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario