Crítica de Mágico Rock
Buenos
Aires, Argentina.
Temporada
2013 (Teatro SHA).
Calificación: 7/10
¿De qué se trata?: Ana es una abogada muy
dedicada y responsable, que vive muy estresada. Encuentra paz y felicidad al
cuidar de sus plantas. Sus amigos (¿invisibles?) de la infancia, Beto, Hada y
Duende, angustiados porque Ana ya no juega con ellos, buscarán volver a
acercarse a ella. Utilizarán su magia para generar un acercamiento propicio y
tratarán de transformarla a través de la música.
El punto fuerte de la obra: Marisol Otero. Es
innegable su solvencia para el género del musical, donde se mueve comodísima.
Incluso, en la función a la que asistí, supo disimular su resfrío e integrarlo
a la historia, y no se notó mientras cantaba. Es valioso que una muy buena
cantante como ella se acerque a una propuesta infantil, porque demuestra la
seriedad con que se toma a ese público. Sus canciones reciben un aplauso fervoroso
de los espectadores. En lo actoral, transmite acertadamente y con calidez el
proceso de transición que sufre Ana a lo largo de la obra (de la desesperación
a la liberación), con una cuota de necesario carisma y complicidad, manejando
bien el humor.
De paso, comento que su nuevo
CD, Musicales on the Rocks, es
excelente.
Está bien secundada
por Martín Spicki (Beto), Carla Maili (Hada) y Luciano Rosini (Duende), que
también tienen oportunidades para destacarse en lo vocal. Apelan a la
exageración y al humor físico, algo que los chicos festejan.
La dirección es de
Valeria Abrosio, que tiene mucha experiencia en hacer obras con canciones
compuestas con anterioridad. Demuestra entender al público infantil, que se
entretiene e involucra con la trama y celebra las canciones, además de reírse
en algunas oportunidades. Durante el bis del final, utiliza un muy buen
recurso, que los chicos adoran.
El libro de
Tatiana D’Agate plantea una buena historia para desarrollar el universo creativo
y delirante de Spinetta. Hay que remarcar que es muy simple (y predecible),
aunque los chicos se interesan por ver qué le sucede a Ana, así que fue astutamente hecho con ellos en mente. Las alocadas y creativas canciones de Luis Alberto
“el Flaco” Spinetta le dan relieve al relato, y los padres y los niños se
muestran agradecidos por ellas. D’Agate supo establecer una conexión entre la
música y la historia, aunque a veces sea de forma débil. Lo que sucede es que
es difícil manejar la rica poesía de Spinetta en un contexto infantil. Por eso,
el guión no es lo más importante en esta obra, pero prvee una anécdota lo
suficientemente sencilla como para dejar que las canciones abran paso al juego
y a la transformación de Ana. Suenan “El anillo del capitán Beto”, “Ana no
duerme”, “Seguir viviendo sin tu amor”, “Muchacha ojos de papel”, “Rutas
argentinas”, “Barro, tal vez”, “Quedándote o yéndote”, “Alma de diamante”,
“Dulce 3 nocturno”, “Toda la vida tiene música hoy” y “Despiértate, nena”. Es
verdad, hay limitaciones para explorar dentro de ellas, pero su inclusión en la
trama se justifica por lo que representa para la protagonista abrirse a la
música y porque es una forma de comunicarse entre los seres fantásticos y Ana.
En efecto, parece que en las canciones de Spinetta está la verdadera magia de Mágico Rock. Sólo a través de ellas Ana
puede reflexionar sobre su identidad.
Hay, también,
bienvenidos guiños hacia los adultos, relacionados, por ejemplo, a las telenovelas
colombianas, al Tubby 4 y al Facebook (lo que me recordó, al margen, que
Marisol Otero nunca me aceptó como amigo en Facebook, pero la sigo apreciando).
En fin, el libro es
accesible para chicos de distintas edades. Y si no entienden el significado de
la palabra “corrupto” y deben preguntar a sus acompañantes, estos tendrán
muchos ejemplos para proveerles.
La escenografía de
Ana Repetto (el espléndido jardín de la casa de Ana) es sumamente atractiva. El
vestuario de Gustavo Alderete y la caracterización de Lucila Reche son trabajos
muy correctos y vistosos.
La coreografía de
Vivi Wlosko suma algunos momentos divertidos, permitiéndole seguir jugando a
los artistas.
La iluminación
Alejandro Velázquez es adecuada para generar distintos climas, contribuyendo
también a mostrar el cambio en la vida de Ana.
La dirección
musical es de Javier López del Carril y Lisandro Etala.
En resumen: Un musical que
busca innovar a partir de las posibilidades que le brinda la delirante música
del “Flaco” Spinetta, partiendo de una historia simple y accesible a todos los
chicos. Valeria Ambrosio logra que los niños estén en contacto con el rock
nacional y lo disfruten (junto con los adultos). Marisol Otero tiene una fuerte
presencia escénica y refleja el cambio de su personaje con su carisma y su voz.
Martín Spicki, Carla Maili y Luciano Rosini transmiten diversión. La
escenografía es sumamente destacable. La obra fomenta la imaginación y deja un
lindo mensaje: ser auténtico es el camino de la felicidad.
Fotos: https://www.facebook.com/magicorockmusical
Más información:
Dirección: Valeria Ambrosio.
Teatro: SHA (Sarmiento 2255).
Duración: 1 hora y 15 minutos.
Funciones: domingo 28 a las 17hs. despedida.
Entradas: $120.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.
Nota: Al ser infantil, la nota asignada a la obra
obviamente tiene en cuenta el público principal al que se dirige la propuesta.
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