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martes, 30 de julio de 2013

Crítica de "Frida, entre lo absurdo y lo fugaz", de Carla Liguori, Javier Raffa y Agustín Konsol

Crítica de Frida, entre lo absurdo y lo fugaz

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro La Comedia).

Calificación: 9/10



¿De qué se trata?: Un recorrido por los hitos más destacados de la vida de la pintora mexicana Frida Kahlo, tanto desde un punto de vista intimista como en contacto comprometido con su entorno. Se exploran sus relaciones con, por ejemplo, Diego Rivera, Tina Modotti, Chavela Vargas y León Trotsky.

El punto fuerte de la obra: la dirección general de Carla Liguori. Ella es el motor de este espectáculo (además de su gestora), garantizando que nada esté fuera de lugar, y la creadora detrás de las brillantes decisiones artísticas. Su tarea es titánica, porque no solo tuvo que coordinar a 40 artistas en escena (sí, son realmente 40), sino que tuvo que estar en cada detalle de una obra que desborda creatividad, y se nota que no se hizo al azar. El esfuerzo está puesto para que todos los recursos sean teatrales y enriquezcan la historia, y la increíble fuerza visual no es gratuita, no es un simple efecto (me referiré a esto más adelante). Se nota que hay búsqueda artística, que se quiso hacer algo distinto, en vez de tomar la salida más fácil. En este caso, la búsqueda fue exitosa, porque potencia lo que se quiere contar. Todo está muy integrado gracias a la dirección; todos los elementos están atravesados por la original visión de Liguori.

Las coreografías de Nadia Savl son impactantes. Logró desarrollar tres estilos muy diferenciados entre los integrantes del ensamble que conforman el cuerpo de baile. Esos estilos se dan dentro de tres grupos: las seis bailarinas que representan a la muerte (con una técnica asombrosa), los bailarines del cuadro “Gringolandia” (con un estilo jazzero) y los bailarines mexicanos (se mueven con mucha gracia y pasión). De todos, el que más me gustó fue el de las bailarinas de la muerte, porque presentan movimientos muy imaginativos (sobre todo los que hacen afirmadas en una sola pierna) y figuras fantásticas (y difíciles de hacer), efectuando contorsiones con sorprendente naturalidad. Utilizan tanto la media punta como la punta. El uso de estas bailarinas (que, en una interesantísima decisión, reciben a los espectadores apenas entran a la sala) se vuelve muy simbólico y efectivo a lo largo de la obra. Hay que mencionar que el enriquecedor entrenamiento acrobático y la asistencia coreográfica estuvieron a cargo de Aldana Queirolo. Es cierto que no se puede definir qué estilo es el que bailan (por momentos, danza contemporánea, mezclada con elementos de clásico, y por otros, danza acrobática). Incluso, un espectador que tenía a unas butacas de distancia comentaba que le hacía acordar a Cats. Pero yo lo interpreté como un aspecto de la imprevisibilidad de la muerte, por momentos delicada y sigilosa y por otros violenta y abrupta.
Pero, más allá de esos tres grupos, la coreografía está presente en marcaciones para otros personajes, como para los jóvenes revolucionarios  durante “Juventud ardiente” (donde, además, se integraron muy bien los libros al baile) o en el cuadro “Torcida”, donde adquiere también un simbolismo fuerte (acompaña perfectamente lo que se dice, pero también sugiere más allá de las palabras).


La dirección de arte de Mariano Pauplys y el trabajo del encargado del contenido audiovisual, Guido Tondo, se lucen durante todo el espectáculo, y constituye un ejemplo de cómo apelar a la inteligencia para resolver la escenografía con pocos recursos, así como aprovechar el espacio. Esto se debe a que los escenarios (muchas veces, abstractos y originales) se proyectan en tres pantallas, ubicadas en distintos planos (para facilitar las transiciones al entrar y salir los personajes). Complementa perfectamente la historia, e ilustra el universo creativo de la mente de Frida (por ejemplo, durante “Lo que el agua me dio”, siendo el agua, además, tan importante para la pintura), pero, además, se adentra en cuestiones más complejas y dolorosas con audacia. También, permite mostrar fragmentos de la obra de Frida y algunos de la de Diego Rivera.
Me gustaría sugerir (sin dar muchos detalles) tres momentos donde se hace un uso muy interesante de las pantallas: las escenas del tranvía, la del mural donde Diego Rivera incluye a Lenin y la de los clavos.
Más allá de las pantallas, se utilizan elementos como sillas, mesas y una cama para la escenografía.

Desde lo actoral, Carla Liguori es una Frida muy convincente, que muestra distintos matices al actuar y cantar. Es un personaje complejo, que ella aborda siempre desde la fortaleza, aunque no le escapa a la emotividad. Sus vínculos fueron muy importantes para su obra, y la actriz logra establecer relaciones significativas. Tiene la tarea de explorar diferentes aspectos, por ejemplo, la juventud revolucionaria y apasionada que marcaría su vida, el cinismo y la audacia, la extraña relación con su marido Diego Rivera (“incomprensible para los extraños”, según el programa), la militancia desde la adultez, el reconocimiento como pintora y la tragedia. Liguori está casi todo el tiempo en escena, y tiene la responsabilidad de llevar adelante el ritmo de la obra. Se nota que hubo mucha investigación para componer a un personaje tan rico.

Por supuesto, el guión de la misma Carla Liguori y Javier Raffa ayuda mucho. Hace un buen resumen de los acontecimientos y facetas más importantes de la vida de Frida, permitiendo entender por qué fue una persona transgresora, que dejó una huella en la historia, y cómo su vida influyó en su pintura. También, se propone ilustrar la consigna de una vida marcada por “lo absurdo y lo fugaz”. Además, a pesar de que el espectáculo es relativamente largo y no tiene intermedio, no aburre, y es muy dinámico e interesante. Hay un equilibrio muy bueno entre las escenas más intimistas y las grupales.
La misma dupla escribió las letras, que permiten adentrarse en la mente de los personajes, que el entorno de la pintora refleje situaciones importantes o incluso situar el contexto de la acción. Algunas letras tienen metáforas muy buenas.



La música es de Carla Liguori y Agustín Konsol, y su variedad la hace atractiva. Adquiere fuerza y expresividad al transitar tanto los graves como los agudos dentro del mismo motivo musical, plasmando probablemente las ya comentadas facetas que presenta Frida y otros personajes centrales. Todos fueron trabajados desde su condición de humanos ante un contexto convulsivo y un destino adverso, ante el que no son indiferentes. La preparación vocal es de Maia Barrio, y me sorprendió el alto nivel vocal que demuestran tener muchos de los miembros del elenco, lo que demuestra que las audiciones fueron rigurosas (lo mismo se ve en el baile). Los arreglos corales del experimentado Gabriel Giangrante garantizan que en las escenas donde muchos personajes cantan a la vez realmente se escuche que hay muchas voces, con variaciones que enriquecen la partitura. Lo interesante de la música es que no busca generar melodías pegadizas, sino acompañar el relato.
A propósito, el sonido (de Lavecchia Sonido, operado por Abel Zamundio) es muy bueno.
Volviendo a un tema de dirección, la distribución espacial está muy bien pensada, sobre todo para resolver cuadros numerosos, donde se aprovecha el ancho y la profundidad del escenario. Otra decisión acertada para contribuir a la estética es la de las telas que operan las bailarinas de la muerte (acompañadas correctamente con lo que se proyecta, para estremecer, en una escena que no conviene adelantar).

Ariel Leyra es un estupendo Diego Rivera, sobre todo en lo actoral. Muestra un compromiso constante y se conecta muy bien con Liguori.
Del resto del elenco (que tuvo entrenamiento actoral con Zaida Rico), si bien todos aprovechan sus pequeñas intervenciones (Frida y Diego son los que más tiempo están en escena, y el resto va rotando), me gustaría destacar a dos intérpretes. La primera, Diana Amarilla como Matilde Kahlo (una de las hermanas de Frida), que demuestra sensibilidad y destreza vocal. La segunda, Sabrina Artaza (como Tina Modotti), principalmente porque resulta una revelación en lo actoral y vocal (ya se sabe que es buena bailarina), y porque su personaje tiene la frescura necesaria.

El vestuario del estudio Saldiva-Spiridone sobresale por su diversidad (hay varios cambios de ropa), y es sorprendente, así como el maquillaje de Sofía Núñez (sobre todo para las bailarinas de la muerte) y el peinado de Claudia Penas (se hizo un buen trabajo con el pelo del Frida).

La iluminación de Magdalena Berretta Miguez está en sintonía con lo que se proyecta (se prioriza que no tape la pantalla). Un muy buen recurso lumínico se utiliza en la escena del funeral.

En resumen: Este musical de fuerte estética e impronta visual, comandado por la visión creativa de su directora, Carla Liguori, brinda una entretenida biografía de la pintora mexicana Frida Kahlo, que además permite comprenderla en sus múltiples facetas.

Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar).

Fotografía: Gonzalo Guerechit Ratti.

https://www.facebook.com/fridaentreloabsurdoylofugaz

Más información:
Dirección: Carla Liguori.
Teatro: La Comedia (Rodríguez Peña 1062).
Duración: 2 horas y 15 minutos.
Funciones: lunes a las 20:30 hs.
Entradas: $100.
Promoción: 2x1 con Club La Nación.

Elenco: Carla Liguori, Ariel Leyra, Marisa Provenzano, Manuel Feito, Candela Cibrián, Diana Amarilla, Carolina Díaz Codeso, Javier Belay, Pilar Miori, José Luis Marinelli, Sabrina Artaza, Eugenia Encina, Carlos Micelli, Pamela Tello, Eduardo M. Blanco, Pato Chaneton, Juan Otero Ramos y ensamble. Reemplazos femeninos: Florencia Bobadilla.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por la hermosa crítica!! Sólo me gustaría aclarar que Diana Amarilla con su hermosa voz interpreta a Matilde Kahlo LA HERMANA de Frida. Quien interpreta a la Madre es Marisa Provenzano.
    Muchas gracias!!!!

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  2. ¡Gracias por la aclaración!!! Es verdad, en ese momento se me pasó lo del parentesco, pero quise referirme a Diana Amarilla (aunque Marisa Provenzano es increíble también). Ahora lo corrijo.
    ¡Saludos!
    El Espectador Crítico de Teatro Musical.

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