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sábado, 24 de agosto de 2013

Crítica de "Manzi, la vida en orsai", de Betty Gambartes, Diego Vila y Bernardo Carey, con letras de Homero Manzi

Crítica de Manzi, la vida en orsai

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 - 2014 (Teatro La Comedia).

Calificación: 8/10



¿De qué se trata?: Este musical ahonda en aspectos de la vida del autor de tangos y milongas Homero Manzi, para descubrir al hombre detrás de la poesía nostálgica. Sobre todo, se centra en su relación prohibida y turbulenta con la cantante Nelly Omar, y cómo su pasión lo llevó a vivir con el alma “en orsai”.

El punto fuerte de la obra: la impresionante dupla Jorge Suárez - Julia Calvo, dos grandes actores que transmiten la intensidad necesaria, y se animan al musical. En el caso de Suárez, por primera vez (para mí, es el claro favorito en la categoría de revelación de los Premios Hugo), y con muchísimo profesionalismo.
Su voz es perfecta para encarnar a Manzi durante el canto. Si bien no soy un experto en tango (ni un fanático), yo siempre pensé que este estilo musical tenía mucho que ver con expresarse a través de los contrastes. Los cantantes de tango atacan algunas notas con una potencia arrolladora, y luego pasan inmediatamente a otras en un tono de voz más bajo (a veces, recitado o en un susurro), incluso variando el ritmo y la estridencia del acompañamiento instrumental. Me gusta imaginarme que esto refleja, en cierto modo, parte de la idiosincrasia argentina, que tiene que ver con estar siempre en los extremos (por ejemplo, para el argentino promedio, siempre hace demasiado calor o demasiado frío) y con un sentimiento apasionado, que puede ser muy blanco y cambiar a muy negro. Tal vez todo esto sea toda una fantasía, pero lo importante es la teatralidad que le imprime Suárez a su Manzi cuando canta con vigor sin abusar de este recurso, contrastándolo con pasajes musicales más calmos, llenos de nostalgia, romance y dulzura. En las escenas de texto, su tono arrabalero y sus gestos son vitales para componer un Manzi consistente.

La orquesta en vivo (con Diego Vila en el piano, en un gran trabajo, junto a Gabriel Rivano tocando el bandoneón y Damián Bolotin o Mariana Atamas el violín) acompaña a la perfección los tangos que se cantan, y reflejan la fuerza repentina que estos poseen (como comenté anteriormente), que toma por sorpresa a quien los escucha (y por eso pueden variar tanto según quien lo cante y lo que sienta en ese momento, cuando son interpretados por buenos cantantes). Los músicos alcanzan también vuelo propio durante las transiciones musicales.

Lo interesante de este musical es que, como toda buena biografía (así como el espectacular musical de Frida Kahlo que comenté hace unas semanas), explora cómo la vida de un artista influye en sus creaciones. Y los “exabruptos” del tango a los que me referí y su tono melancólico definen en esta obra a un cantante que vive con el alma “en orsai”, como el título de la obra nos adelanta. Y el Homero Manzi que se nos presenta es un hombre intenso, lleno de pasión (sobre todo durante la segunda mitad de la obra) y reflexivo. Ya sea por su militancia (tanto en el radicalismo como en el peronismo), por su vida laboral (fue director de cine, letrista y poeta) o su relación con su amante, la cantante Nelly Omar. Ese amor, como dice el programa de mano, puede considerarse “torturado”, por estar vedado y ser, sin embargo, muy verdadero. Ese amor le da vida al poeta, pero también lo hace sufrir y lo desconcierta; lo hace desdoblarse.
Ese sentimiento de estar “en orsai” se encara por el lado de la nostalgia, del alma que sufre por amor, y desnuda su corazón en un tango, como muestra la canción “Che, bandoneón”:

Y esas ganas tremendas de llorar
que a veces nos inundan sin razón,
y el trago de licor que obliga a recordar
si el alma está en "orsai", che bandoneón.

Betty Gambartes, Diego Vila y Bernardo Carey, responsables del libro, quisieron hacer un musical donde lo central fuera reflejar de dónde salía esta amargura que se canalizaba en los versos, en vez de una biografía rigurosa, y fue una decisión acertada, porque hace a esta obra más interesante. De hecho, disponen de sólo cinco personajes, si bien lo principal es, durante la mayor parte, la relación de Manzi y su amante. El texto contiene también momentos donde evoca la poesía de Manzi, para integrarla a su vida. Además, hace bien en recordar que el letrista escribió “florando” en vez de “flotando”, en su canción “Sur”, e invita a reflexionar sobre sus canciones. Por ejemplo, nos revela que, también en “Sur” (musicalizada por Aníbal Troilo), en una nota, estaba puesto todo el recuerdo. Las canciones les permiten expresarse tanto a Manzi como a Nelly, y sin este uso la obra perdería firmeza y expresividad.

Betty Gambartes es también la directora de la puesta. En cuanto al entrelazamiento del lenguaje teatral con el musical, tuvo algunas marcaciones muy buenas, como la de cantar acostado o interpretar melodías distintas en simultáneo. También, trabajó lo estrictamente actoral, sobre todo desde la emotividad (como la escena de Mazi con su hijo), la desesperación y el enojo.

Julia Calvo regala una actuación brillante, así como varios ejemplos de cómo sentir un tango (tal como su compañero Suárez). Prueba que es una actriz sumamente versátil. Su escena en ropa de cama es fantástica desde lo actoral y vocal.

Néstor Caniglia asume tres personajes (Cátulo Castillo, el Correligionario Santoro y Aníbal Troilo) con notable ductilidad. Sin dudas, Troilo es el más entrañable, y eso se nota en la respuesta del público.

La despojada escenografía de Gonzalo Córdoba invita al sentimiento de evocación de un mito, puesto que los personajes surgen bajando una escalera, como si se los trajera al mismísimo espíritu de Manzi y a quienes se vincularon con él directamente del pasado o de un lugar onírico. Unos pocos elementos bastan para marcar el espacio. La iluminación (de Córdoba) no tiene un rol protagónico, pero ayuda a marcar algunos climas al cambiar los colores de la pantalla de fondo o con sutilezas (por ejemplo, cuando Manzi se mira repentinamente al espejo).
El vestuario de Mini Zuccheri es tanto adecuado como variado, y ayuda a situarse en la época.

Lo único que me queda por decir es que varias personas se sienten movidas a cantar partes de los tangos desde sus butacas y lo hacen (cuando me iba del teatro, incluso escuché a una señora diciendo que le habían dado ganas de bailar en plena función). Esto demuestra que un amplio sector del público que queda indudablemente cautivo (sobre todo, aquel que disfruta del tango). Pero, sin embargo, en esta obra hay una historia más allá del tango: la historia de una pasión y de un creador.

En resumen: Llevado adelante por dos grandes y comprometidos actores (Jorge Suárez y Julia Calvo) este musical indaga en la intensa vida de Homero Manzi, y le muestra al espectador cómo vivir con el alma “en orsai” influyó en su exitosa carrera como autor de tangos y milongas. Él mismo lo dijo: “Sólo puedo escribir sobre las cosas que me han pasado”.


Más información:
Dirección: Betty Gambartes.
Teatro: La Comedia (Rodríguez Peña 1062).
Duración: 1 hora y 24 minutos.
Funciones: jueves y viernes a las 20 hs., sábado a las 20 y a las 22:30 hs. y domingo a las 20 hs.
Precio de las entradas: $180.

Promoción: 2x1 con Club La Nación; 30% de descuento con Banco Nación.

Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar)

NOTA: Especificaciones 2014
Funciones: jueves y viernes a las 21 hs., sábado a las 20:30 y 22:45 hs. y domingo a las 20:30 hs.
Precio de las entradas: $200.
https://www.plateanet.com/Obras/manzi--la-vida-en-orsai

Un último contraste de Manzi, de la canción “Sur” (percibimos primero la nostalgia de un amor subyugante y luego la desesperanza absoluta):

La esquina del herrero barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.
(...)
Las calles y las lunas suburbanas
y mi amor en tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé.

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