Crítica de Manzi, la vida en orsai
Buenos
Aires, Argentina.
Temporada
2013 - 2014 (Teatro La Comedia).
Calificación: 8/10
¿De qué se trata?: Este musical ahonda en
aspectos de la vida del autor de tangos y milongas Homero Manzi, para descubrir
al hombre detrás de la poesía nostálgica. Sobre todo, se centra en su relación
prohibida y turbulenta con la cantante Nelly Omar, y cómo su pasión lo llevó a
vivir con el alma “en orsai”.
El punto fuerte de la obra: la impresionante
dupla Jorge Suárez - Julia Calvo, dos grandes actores que transmiten la
intensidad necesaria, y se animan al musical. En el caso de Suárez, por primera
vez (para mí, es el claro favorito en la categoría de revelación de los Premios
Hugo), y con muchísimo profesionalismo.
Su voz es perfecta
para encarnar a Manzi durante el canto. Si bien no soy un experto en tango (ni
un fanático), yo siempre pensé que este estilo musical tenía mucho que ver con
expresarse a través de los contrastes. Los cantantes de tango atacan algunas
notas con una potencia arrolladora, y luego pasan inmediatamente a otras en un
tono de voz más bajo (a veces, recitado o en un susurro), incluso variando el
ritmo y la estridencia del acompañamiento instrumental. Me gusta imaginarme que
esto refleja, en cierto modo, parte de la idiosincrasia argentina, que tiene
que ver con estar siempre en los extremos (por ejemplo, para el argentino
promedio, siempre hace demasiado calor o demasiado frío) y con un sentimiento
apasionado, que puede ser muy blanco y cambiar a muy negro. Tal vez todo esto
sea toda una fantasía, pero lo importante es la teatralidad que le imprime Suárez
a su Manzi cuando canta con vigor sin abusar de este recurso, contrastándolo
con pasajes musicales más calmos, llenos de nostalgia, romance y dulzura. En
las escenas de texto, su tono arrabalero y sus gestos son vitales para componer
un Manzi consistente.
La orquesta en
vivo (con Diego Vila en el piano, en un gran trabajo, junto a Gabriel Rivano
tocando el bandoneón y Damián Bolotin o Mariana Atamas el violín) acompaña a la
perfección los tangos que se cantan, y reflejan la fuerza repentina que estos
poseen (como comenté anteriormente), que toma por sorpresa a quien los escucha
(y por eso pueden variar tanto según quien lo cante y lo que sienta en ese
momento, cuando son interpretados por buenos cantantes). Los músicos alcanzan
también vuelo propio durante las transiciones musicales.
Lo interesante de
este musical es que, como toda buena biografía (así como el espectacular
musical de Frida Kahlo que comenté hace unas semanas), explora cómo la vida de
un artista influye en sus creaciones. Y los “exabruptos” del tango a los que me
referí y su tono melancólico definen en esta obra a un cantante que vive con el
alma “en orsai”, como el título de la obra nos adelanta. Y el Homero Manzi que
se nos presenta es un hombre intenso, lleno de pasión (sobre todo durante la
segunda mitad de la obra) y reflexivo. Ya sea por su militancia (tanto en el
radicalismo como en el peronismo), por su vida laboral (fue director de cine,
letrista y poeta) o su relación con su amante, la cantante Nelly Omar. Ese
amor, como dice el programa de mano, puede considerarse “torturado”, por estar
vedado y ser, sin embargo, muy verdadero. Ese amor le da vida al poeta, pero
también lo hace sufrir y lo desconcierta; lo hace desdoblarse.
Ese sentimiento de
estar “en orsai” se encara por el lado de la nostalgia, del alma que sufre por
amor, y desnuda su corazón en un tango, como muestra la canción “Che, bandoneón”:
Y esas ganas tremendas de llorar
que a veces nos inundan sin razón,
y el trago de licor que obliga a recordar
si el alma está en "orsai", che bandoneón.
que a veces nos inundan sin razón,
y el trago de licor que obliga a recordar
si el alma está en "orsai", che bandoneón.
Betty Gambartes,
Diego Vila y Bernardo Carey, responsables del libro, quisieron hacer un musical
donde lo central fuera reflejar de dónde salía esta amargura que se canalizaba
en los versos, en vez de una biografía rigurosa, y fue una decisión acertada,
porque hace a esta obra más interesante. De hecho, disponen de sólo cinco
personajes, si bien lo principal es, durante la mayor parte, la relación de
Manzi y su amante. El texto contiene también momentos donde evoca la poesía de
Manzi, para integrarla a su vida. Además, hace bien en recordar que el letrista
escribió “florando” en vez de “flotando”, en su canción “Sur”, e invita a reflexionar
sobre sus canciones. Por ejemplo, nos revela que, también en “Sur”
(musicalizada por Aníbal Troilo), en una nota, estaba puesto todo el recuerdo. Las
canciones les permiten expresarse tanto a Manzi como a Nelly, y sin este uso la
obra perdería firmeza y expresividad.
Betty Gambartes es
también la directora de la puesta. En cuanto al entrelazamiento del lenguaje
teatral con el musical, tuvo algunas marcaciones muy buenas, como la de cantar
acostado o interpretar melodías distintas en simultáneo. También, trabajó lo
estrictamente actoral, sobre todo desde la emotividad (como la escena de Mazi
con su hijo), la desesperación y el enojo.
Julia Calvo regala
una actuación brillante, así como varios ejemplos de cómo sentir un tango (tal como
su compañero Suárez). Prueba que es una actriz sumamente versátil. Su escena en
ropa de cama es fantástica desde lo actoral y vocal.
Néstor Caniglia
asume tres personajes (Cátulo Castillo, el Correligionario Santoro y Aníbal
Troilo) con notable ductilidad. Sin dudas, Troilo es el más entrañable, y eso
se nota en la respuesta del público.
La despojada escenografía
de Gonzalo Córdoba invita al sentimiento de evocación de un mito, puesto que
los personajes surgen bajando una escalera, como si se los trajera al mismísimo
espíritu de Manzi y a quienes se vincularon con él directamente del pasado o de
un lugar onírico. Unos pocos elementos bastan para marcar el espacio. La
iluminación (de Córdoba) no tiene un rol protagónico, pero ayuda a marcar
algunos climas al cambiar los colores de la pantalla de fondo o con sutilezas
(por ejemplo, cuando Manzi se mira repentinamente al espejo).
El vestuario de
Mini Zuccheri es tanto adecuado como variado, y ayuda a situarse en la época.
Lo único que me
queda por decir es que varias personas se sienten movidas a cantar partes de
los tangos desde sus butacas y lo hacen (cuando me iba del teatro, incluso
escuché a una señora diciendo que le habían dado ganas de bailar en plena función).
Esto demuestra que un amplio sector del público que queda indudablemente
cautivo (sobre todo, aquel que disfruta del tango). Pero, sin embargo, en esta
obra hay una historia más allá del tango: la historia de una pasión y de un
creador.
En resumen: Llevado adelante
por dos grandes y comprometidos actores (Jorge Suárez y Julia Calvo) este
musical indaga en la intensa vida de Homero Manzi, y le muestra al espectador
cómo vivir con el alma “en orsai” influyó en su exitosa carrera como autor de
tangos y milongas. Él mismo lo dijo: “Sólo puedo escribir sobre las cosas que
me han pasado”.
Más información:
Dirección: Betty Gambartes.
Teatro: La Comedia (Rodríguez Peña 1062).
Duración: 1 hora y 24 minutos.
Funciones: jueves y viernes a las 20 hs., sábado a las 20 y a las 22:30
hs. y domingo a las 20 hs.
Precio de las entradas: $180.
Promoción: 2x1 con Club La Nación; 30% de descuento con Banco Nación.
Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar)
NOTA: Especificaciones 2014
Funciones: jueves y viernes a las 21 hs., sábado a las 20:30 y 22:45 hs. y domingo a las 20:30 hs.
Precio de las entradas: $200.
https://www.plateanet.com/Obras/manzi--la-vida-en-orsai
Un último contraste de Manzi, de la canción “Sur” (percibimos primero la nostalgia de un amor subyugante y luego la desesperanza absoluta):
Un último contraste de Manzi, de la canción “Sur” (percibimos primero la nostalgia de un amor subyugante y luego la desesperanza absoluta):
La esquina del herrero barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.
(...)
Las calles y las lunas suburbanas
y mi amor en tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé.
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