Crítica de Forever Young
Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2012 – 2013 (Teatro El Picadero) – 2014 (Teatro Metropolitan Citi).
Calificación: 7.5/10
¿De qué se
trata?: Un musical con un amplio
repertorio de canciones de los 70s, 80s y 90s, que cuenta un día en la vida de
seis ancianos que han sido artistas y viven juntos en un geriátrico. Las
canciones les sirven para combatir el aburrimiento y no perder la vitalidad,
enfrentando la vejez de la mejor manera (con alegría), y aprovechan para
divertirse con ellas cada vez que la enfermera se ausenta.
Basada en la versión catalana (del grupo Tricicle) de
un musical noruego (Evig Ung).
El punto fuerte de la obra: las interpretaciones. Sin
dudas, los actores son el alma de esta obra, que probablemente no sería tan
efectiva si no se hubieran confiado los roles a actores tan buenos, todos
experimentados en teatro musical. Parece una paradoja, pero muchas veces se
priorizan otras cosas antes que la formación de un actor o lo que transmite en
escena, y tiene un gran valor que la producción haya elegido a estos artistas.
Ivanna Rossi, Martín Ruiz, Melania Lenoir, Omar
Calicchio, Walter Canella, Andrea Lovera y Dan Breitman son un derroche de
histrionismo, y humanizar sus caricaturas. La composición de los personajes está
abordada desde la actuación, que la fortalece, y por eso funciona. Los
personajes tienen matices, relieves, son cercanos al público, que puede
identificarse con ellos. El director, Daniel Casablanca, seguramente tuvo mucho
que ver con esto y con la forma en que se vinculas los viejitos, que permanecen
toda la obra en escena. Todos los actores saben plantarse y moverse en el escenario
con oficio, siempre en personaje, al que habitan. Atraviesan pasajes que
requieren de distintas pautas con solvencia, como la rutina de ejercicios, el
baile, la reacomodación de cada uno en su lugar o la gran escena con
parlamentos de Shakespeare, y tienen el manejo del humor sumamente afianzado.
Gimena Riestra ya ha sido alabada por muchos críticos
por su papel de enfermera, y se merece la ovación que recibe. Demuestra intuición
escénica, timing y una buena voz para cantar. Su personaje le permite desplegar
su talento, presentar a los personajes, generar constantemente situaciones
distintas, y dar un vuelco hacia el final de la historia. Hace grande un rol
secundario.
Gaby Goldman, por su parte, sigue demostrando que es
un pianista y arreglador brillante, pero suma una faceta actoral, en la que se
mueve muy bien, en pequeñas intervenciones.
Debo decir que cuando leí cómo estaba estructurado el
musical, todo parecía indicar que sería un divertimento chato, porque las
canciones aparecían sin tener relación directa con una trama (esta obra carece de
un argumento tradicional), como sí sucede en cualquier musical hecho y derecho.
No obstante, la resolución de este problema me sorprendió gratamente, si bien
es cierto que las canciones no sirven para hacer avanzar la trama ni tienen
relación directa con lo que sucede en escena, son fundamentales para dotar de
diversión la vida de los protagonistas, cambiando su forma de afrontar la vida.
En ese contexto, los personajes no podrían vivir sin música. Además, algunas
marcan climas, potenciadas por los arreglos (como “Smells Like Teen Spirit”,
que logra transmitir mucho a partir de cómo se canta). También, es notable que
una canción como “Barbie Girl” llegue a dar escalofríos gracias a su uso dentro
de la obra. Otro momento destacable es la interpretación de “Forever Young” (por Melania Lenoir) que viene después de esa escena, y adquiere un sentido renovado a
la luz de lo que pasa.
La selección de canciones fue realmente muy buena y
amplia (conviven “El lago de los cisnes”, “Una lágrima sobre el teléfono”, "Notti Magiche", “Roxanne”,
“Chiquitita”, “0303456” y “El Rock del Gato” por dar ejemplos de su
heterogeneidad), dado que traviesa varias generaciones y géneros. Es por eso
que la versión argentina (de Paco Mir, Joan García, Carlos Sans, Pablo Kompel,
Sebastián Bultrach y Daniel Casablanca) es creatividad pura, y esto se traslada
también a los momentos del libro donde no se canta. La obra hace un manejo
ejemplar del humor, puesto que hay gags efectivos permanentemente. El staff de
adaptadores argentinos partió de un concepto catalán (basado en la obra
original noruega), pero lo dotó de originalidad, personalidad e identidad
argentina, apelando al público local con las canciones (el cuadro de rock
nacional es un gran momento) y los chistes, buscando su identificación. Hace
unos meses, estuve presente en los premios Florencio Sánchez, donde Gimena
Riestra subrayó lo importante de apropiarse del material, y abordarlo con
creatividad antes que encararlo desde lo superficial (no recuerdo exactamente
las palabras que usó, pero Pepe Cibrián se dio por aludido, tras su regular
pieza Excalibur, y, por las dudas
aclaró que su dramaturgia tenía corazón, sólo que sus obras eran más caras).
Volviendo al libro, este culmina con un giro interesantísimo,
e invita a la reflexión y la emoción (ambas en forma sincera y desprejuiciada) en
su último tramo.
Por poner un ejemplo de los localismos, despierta
carcajadas la mención de Guillermo Francella (aunque ya está cremado y reducido
a cenizas, siguen repitiendo Casados con
hijos), Julio Chávez (en el borda) y Les Luthiers (vivos, de gira entre
Madrid y Buenos Aires).
La escenografía de María Oswald es vistosa, y tiene pósters
de comedias musicales argentinas que llamarán la atención de todo fanático del
género. El vestuario es simpático y el maquillaje y las pelucas son indispensables
para construir la lograda apariencia de los viejitos.
La coreografía simple de la siempre efectiva Elizabeth
de Chapeaurouge aporta momentos divertidos.
En resumen: Una obra sencilla, que aborda un tema complejo (envejecer) y nos hace
enfrentarnos a él y reflexionar desde el humor. Está apoyada en excelentes
interpretaciones de artistas reconocidos del género y una gran adaptación del
libro, pensada para el público local, llena de ingenio y gags y manejada con
buen timing por el director Daniel Casablanca.
Más información:
Dirección:
Daniel Casablanca.
Teatro:
El Picadero (Pasaje Discépolo 1857).
Duración:
1 hora 35 minutos.
Funciones:
miércoles a domingos.
Entradas:
$170 a $200.
NOTA: INFORMACIÓN 2014
Elenco: Walter Canella, Christian Giménez, Melania Lenoir, Andrea Lovera, Mariela Passeri y Germán Tripel. Pianista: Pablo Bronzini.
Teatro: Metropolitan Citi (Av. Corrientes 1343).
Precio de las entradas: desde $180 hasta $240.
Funciones y promociones: consultar en https://www.plateanet.com/Obras/forever-young
NOTA: INFORMACIÓN 2014
Elenco: Walter Canella, Christian Giménez, Melania Lenoir, Andrea Lovera, Mariela Passeri y Germán Tripel. Pianista: Pablo Bronzini.
Teatro: Metropolitan Citi (Av. Corrientes 1343).
Precio de las entradas: desde $180 hasta $240.
Funciones y promociones: consultar en https://www.plateanet.com/Obras/forever-young
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