Categoría: MONÓLOGO
Crítica de Ficcionario, bagaje de la creación
Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro La Comedia ).
Calificación: 8.5 /10
En fin, Ficcionario es una obra intimista, con pocas
localidades por función. Está protagonizada por Stella Maris Faggiano, que está
increíblemente bien plantada en escena (por eso recomiendo ver este trabajo a
quienes estudian teatro).
¿De qué se trata? Es difícil encasillar esta obra. Es
un monólogo con unas pocas canciones, hablado mayormente en verso (para los que
tienen menos contacto con la poesía, no se imaginen sólo versos con la típica
rima consonante, como el caso de rima y prima). A grandes rasgos, Faggiano
(también dramaturga) decidió plasmar un cúmulo de reflexiones y pensamientos en
movimiento, creando la sensación de que estamos metidos en la mente (bastante
trastornada) de su personaje. El subtítulo ‘bagaje de la creación’ nos anticipa
este ordenamiento caótico.
Circulan temas como la soberanía de la TV , la velocidad del mundo
moderno, la realidad virtual (que parece más real que la propia realidad), la
prostitución, el alcohol, la vida del poeta y la monotonía (en un cuadro donde
la coreografía acompaña lo que se dice). No se trata todo eso directamente,
sino que “disfrazado” por el vestido de la poesía y lo teatral. Es más, puede ser
que lo que a mí me pareció que se refería a algo hablaba en realidad de otra
cosa. Pero la idea es que el espectador sea activo y piense, por ejemplo, en el
valor de romper con la monotonía de su vida (por otro lado, es inevitable que
persista una parte considerable de la monotonía: escribo esto a punto de ir a
lavarme los dientes, sabiendo que ya me los lavé miles y miles de veces en el
transcurso de mi vida y que me los tendré que seguir lavando por lo menos
cuatro veces por día por muchos años más). ¿Será la creatividad la forma de salir de la
monotonía? Muy posiblemente (y el arte tiene mucho que ver en esto).
Ficcionario es una especie de ejercicio entre dadaísta
y surrealista. Podrá ahuyentar a los espectadores más tradicionales, pero está
bien realizado.
Por señalar un detalle, aplaudo que se hayan elegido
colores primarios para las bolitas de telgopor que se usan en un momento,
porque estos colores están relacionados con el mundo infantil (son más fáciles
de percibir por los chicos). Esto está en sintonía con la personalidad aniñada
que suele adoptar Faggiano, si bien vive un proceso de maduración (aunque uno
puede decidir si conectar las historias que ella cuenta o no).
Creo que será más conveniente seguir con esta crítica
en verso, pero aviso que no respetaré la métrica ni seguiré el estilo de la
obra…
En Ficcionario,
las palabras son acciones:
trascienden la cárcel de lo escrito,
se desentienden de lo hablado
y terminan provocando emociones.
Con un simple ordenamiento
de caracteres o de sonidos,
se vuelven autónomas creaciones
que transforman lo que las rodea.
Frecuentemente, ignoramos su poder,
pero a veces las guardamos en cajones
porque no podemos controlarlas
cuando llegan a otros
y se clavan como aguijones.
Escribir es cambiar la realidad,
es dejar una marca profunda
en busca de interpretaciones.
Faggiano lucha con sus palabras,
que empujan hasta retorcer su cuerpo
y emerger como volcánicas confesiones.
La coreografía de Lucho Cejas
con pulso contemporáneo
escenifica violentas transformaciones,
y Faggiano se mueve sabiendo
que está dejándose habitar
por constrictoras cavilaciones.
Su cuerpo se convierte en un medio,
en un ultrajado títere circunstancial
que vivifica enmarañadas ficciones,
amenazantes por su indeterminación.
La dirección de Lautaro Metral
busca corporizar las tracciones
que sufre nuestra insondable mente
en el lóbrego mundo del pensamiento,
donde conviven etéreas contradicciones.
¿Pretendemos desconocer nuestra psicosis?
¿Preferimos ser los ebrios pilotos
o los ignorantes aviones?
Cuando el sueño desata nuestra locura,
¿nos hacemos cargo de lo que muestra ese cóncavo
espejo
o buscamos amputar con el olvido las confusiones?
La dirección musical de Nacho Medina
acompaña la sinuosa línea del monólogo
con algunas tétricas canciones.
El vestuario se vuelve fundamental,
y con un excelente planteo
se somete a las mutaciones.
La excelente y creativa escenografía,
además de conceptual y funcional
es un ejemplo para otras producciones
que no saben lidiar con lo abstracto.
Lo fugaz, lo veloz, lo infantil y lo lúdico
se plasman a partir de competentes decisiones.
La iluminación de Ariel Ponce
termina de encerrar al público
en este tejido de desatadas pasiones
y lo convierte en pieza prescindible
de un aleatorio rompecabezas.
Catarata de vibraciones,
el convulsivo texto de Faggiano
nos hace pasar por diferentes estados.
En cuanto a las puntuales significaciones,
cada uno encontrará la suya (o ninguna,
porque el planteo de la actriz/dramaturga
es rebelde y no exige justificaciones).
Trata temas interesantes y profundos,
pero desde su abierta poetización,
centrándose en generar sensaciones.
Es por esto que Faggiano es ideal para el rol,
porque sabe habitar la totalidad del espacio
y dotar a su(s) criatura(s) de variaciones.
Muta constante y abruptamente en escena,
pasando de la inocencia infantil a la locura
en una procesión de transiciones.
Evidentemente, Ficcionario
es una piñata.
¿Quién sabe con qué se va a encontrar si explota?
Podés descubrirlo… quedan 5 funciones.
¡Joven!
Dirección:
Lautaro Metral
Escenografía:
Ezequiel Procopio
Maquillaje:
Sofía Núñez
Vestuario:
Estudio Saldivia-Spiridione
Fotografía
y diseño gráfico: Fuentes2Fernandez
Difusión
y community manager: Poncharte
Prensa:
Alejandro Andolfi y Morena López Blanco
Stage
manager: Maximiliano Perugino
Producción
ejecutiva: Vero Larrea
Teatro:
La Comedia
(Rodríguez Peña 1062)
Funciones:
lunes a las 21 hs.
Precio
de las entradas: $100
Promoción:
2x1 con Club La Nación
Duración:
55 minutos
facebook.com/ficcionario2013
plateanet.com/obras/ficcionario
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