Categoría: MUSIC HALL
Crítica de Reina Reech: Sobre hombres y mujeres
Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Maipo Kabaret).
Calificación: 7.5 /10
¿De qué se trata?: Un music hall donde Reina
Reech nos presenta estereotipos masculinos y femeninos, a través de coreografías,
canciones, stripteases e interacción
con el público.
Creo haber dicho
ya que recuerdo la etapa en la que Reina se dedicaba al público infantil, y una
de sus canciones decía “Atención con el modelo”. En su nuevo espectáculo, el
modelo le sigue importando, porque nos muestra otra vez estereotipos de la
sociedad moderna (ya no con un tono aleccionador, sino para que podamos
sentirnos identificados y reírnos de nosotros mismos). No es casual la
referencia a los musicales infantiles, porque Sobre hombres y mujeres se encuentra en la vereda opuesta. Esto es
destacable porque Reina es de las pocas actrices que ha podido despertar el
aprecio tanto de los más pequeños como de los adultos, en roles disgregados.
[Ahora que me acuerdo, Xuxa también pudo a partir de su película pornográfica.]
¿Por qué me
detengo en esto? Porque en Sobre hombres
y mujeres el público confía en Reina tal como los chicos que la llamaban
por teléfono (como el que decía tener una duda,
repetido varias veces en programas de archivo y con miles de vistas en
YouTube). Este clima no se daba tanto en Las
Reinas del Marabú (espectáculo anterior dirigido por Reina, pero que no la
tenía sobre las tablas). En él, también se interactuaba con el público, pero
este era más reacio a contestar a las preguntas que se le hacían, pese a la
gran solvencia de la presentadora. Ahora, la figura de Reina impone un grado de
familiaridad y seguridad, y la gente se suelta más: un hombre le cuenta que le
gustaría que lo pinchara un enfermerito, un matrimonio confiesa que festejó la
noche de bodas con un trío, una mujer de unos 60 años dice que a su marido le
encanta el disfraz de cocinera... Un espectador, incluso, la agarra de la
cintura (“No me toques, papi”, le marca ella, ante las risas de los presentes)
y otros se animan a suspirar ante el micrófono.
Reina adquiere
cierta autoridad dentro de la sala, y esto le permite pedirle a un espectador que
diga en voz alta lo que comentó en susurros con alguien o advertirle a otro:
“Vos no te rías mucho que ya te voy a agarrar con alguna pregunta”.
Por lo demás,
Reech es la maestra de ceremonias de la velada, presentando cada cuadro con un
cambio de ropa distinto (de Claudia Arce). Además, se comporta como la madre
artística de los miembros del elenco, felicitando sus performances.
Su participación
se completa con un strip dance en
pareja inteligentemente coreografiado por la talentosa Vanesa García Millán.
Reina mantiene intacta su sensualidad al bailar y me sorprendieron su
coordinación y oído musical.
Siguiendo con las
coreografías, son de la creatividad y elegancia habitual de García Millán. La
novedad está en que supo aprovecha la inclusión de hombres para algunos números
que requieren mayor destreza acrobática (como el de Peter Pan). Así, logró
llevar al plano del baile las diferencias entre los sexos de las que habla el
libro, representadas con distintas energías y estilos (los hombres se mueven de
forma más avasallante y las mujeres son más delicadas). Incluso, tuvo el
desafío de coreografiar un cuadro con dos cantantes y supo aprovechar la
posibilidad de desplazamientos que supone una silla con rueditas.
Hay que advertir
que se repiten algunos de los mejores cuadros de Las Reinas del Marabú (así como sus respectivas presentaciones). En
lo personal, esto no me molestó, pero entiendo que algunos puedan tener sus
reparos en cuanto a este punto.
El elenco
(Evangelina Bourbon, Gisele Takakuwa, Laura Gerolimetti, Verónica Pérez, Ariel
Juin, Damián García y Martín Pico) estuvo muy bien seleccionado y se destaca
por su rigurosidad al bailar y por su trabajo expresivo, jugando con lo que se
sugiere y lo que se muestra (no me detendré en este punto porque recuerdo
haberlo hecho ya en la crítica de Las Reinas del Marabú).
Mauro García Barbé
(compositor de la pegadiza música) se sube al escenario para cantar y encarnar algunos
personajes. Está secundado por Ana Paula Rodríguez, muy cómoda interpretando
canciones pop (y transitando varias notas por sílaba).
El diseño de video
de Pablo Rodino interactúa con lo que sucede en escena. Así, por ejemplo,
aparecen sombras de los artistas que se independizan de ellos, se estampa una
trama a los cuerpos durante un baile o se le da un marco a la historia del
hombre obsesionado con la tecnología (el video mejor realizado).
César Jurisich
supervisó cuidadosamente el vestuario, fundamental para que nos creamos cada
pequeño relato y cuya buena confección se vuelve un requisito indispensable
para realizar un striptease estético
y sin fallas. Cuando la ropa comienza a escasear, es vital que todo esté
acomodado en su lugar para no arruinar el acto.
Si bien, como dije
antes, el libro de Reina Reech repite algunos tramos de Las Reinas del Marabú (donde se celebraba a la mujer), el concepto
general está orientado a la clásica e inoxidable “guerra de los sexos”. Es
innegable, estos opuestos se atraen, se enfrentan pero no pueden concebir la
vida sin el otro (y después la unión se vuelve más fuerte, y etc., etc.). Si
alguien hace una mala maniobra con el auto... seguro es una mujer. Si alguien
ensució la cocina... seguro fue un hombre. Los prejuicios están más pegados a
la sociedad que el obelisco al cruce de las avenidas Corrientes y 9 de julio.
Napoleón Bonaparte dijo “Las batallas contra las mujeres son las únicas que se
ganan huyendo”, y yo suscribo en parte a sus palabras, pero agrego que nos
encanta que las mujeres no dejen de perseguirnos mientras intentamos huir de
sus ‘batallas’. Por eso es que no coincido con Reina en cuanto a lo que dice
sobre la autosatisfacción, pero ese es otro tema.
Volviendo a
nuestro asunto, los cuadros coreográfico-musicales dan cuenta de los arquetipos
femeninos y masculinos (la mujer fálica, la geisha, el hombre obsesionado con
los superhéroes, el que no quiere crecer, una pareja en su noche de bodas, etc.)
y hay tributos a figuras ícono de la masculinidad/feminidad como Zeus, Adán y
Eva o las tres Gracias. Algunas escenas son más narrativas que otras. También
hay números de parejas del mismo sexo.
Varias personas me
preguntaron por mail si había desnudos integrales en Las Reinas del Marabú, así que lo aclaro para este espectáculo. Si
bien hay un par de desnudos integrales, ninguno es explícito, y el más notorio
es femenino (el masculino se ve según el ángulo donde uno se siente y es muy
breve). Por supuesto, sí hay muchas escenas donde los miembros del elenco están
con el torso desnudo. De todas formas, más allá de la coreografía y la
dirección (de Reina Reech), el tratamiento de la iluminación (nuevamente de
Reina) garantiza que ningún desnudo sea vulgar.
Más información:
Dirección: Reina Reech
Teatro: Maipo Kabaret
(Esmeralda 449); teléfono: 5352-8383
Duración: 1 hora y 15 minutos
Funciones: $220 a $300
Precio de las entradas:
jueves a sábado 21:30 hs. y domingo 21 hs. A partir del 19/6: jueves a sábado
21 hs. y domingo 20:30 hs.
Promoción: 2x1 con Club La Nación Premium
Coreografía: Vanesa García
Millán.
Coreógrafa adjunta: Carla
Lanzi. Asistente coreográfica: Evangelina Bourbon
Producción ejecutiva: RE!
Producciones (Juana Repetto-Eugenia Puggioni)
Producción general: Lino
Patalano
Mezcla y mastering: Gonzalo
Bernal
Prensa: Duche-Zarate
www.facebook.com/reinareechsobrehombresymujeres
Dibujo que aparece en este artículo: http://cdn.funnie.st/wp-content/uploads/2013/11/menandwomen.jpg
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