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lunes, 24 de febrero de 2014

ESPECIAL: El reestreno de "The Manhattan Club", de Alicia Orlando + exhibidor

Categoría: OBRA MUSICAL

ESPECIAL: El reestreno de The Manhattan Club + exhibidor

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro del Viejo Mercado).

El sábado pasado fui a ver nuevamente el musical The Manhattan Club (cuya crítica publiqué el año pasado), en su nuevo espacio: el Teatro del Viejo Mercado. Antes había estado en el Centro Cultural Borges. La nueva sala es más parecida al ámbito de club de jazz en el que transcurre la obra, dado que los espectadores se sientan alrededor de mesas, y pueden disfrutar del espectáculo mientras comen o toman algo.
Con seis intérpretes en escena y cuatro músicos tocando el piano, el contrabajo, el saxo y la batería, este espectáculo sigue funcionando como un buen recital de varios de los éxitos del gigante George Gershwin. Un paréntesis: muy atinada la referencia a la impresionante “Rhapsody in blue” cuando se nombra a Gershwin.
Esas canciones inmortales suenan bien gracias a la precisión de la banda de jazz. Los actores, por su parte, se acoplan con visible felicidad a ese ritmo, y sus voces se potencian cuando están juntas (especialmente las masculinas, en cuadros como Swanee). El sonido del teatro me sorprendió en el buen sentido.
“I got rhythm” sigue siendo el mejor número, y es una canción que siempre me hace sentir un poco más feliz, independientemente de quién la cante. Yo creo que una filmación de ese momento vende la obra por sí sola.
En esta versión, las escenas que antes se proyectaban se representan en vivo.
Ya lo he comentado en el caso de otras obras, pero emprendimientos de autogestión como este no dejan de maravillarme, por la forma en que quienes están involucrados defienden el proyecto y dejan todo por él. No buscan un alto rédito económico; buscan hacer la función como un fin en sí mismo. Por supuesto, prefieren que la sala esté llena, pero le ponen ganas aunque esto a veces no pase.
Es probable que veamos resurgir a The Manhattan Club en unos meses, dada la tenacidad del grupo que lleva adelante el proyecto. Es más, se parecen mucho a sus personajes en la obra.
Le agradezco a Omar Tubio y a Alicia Orlando por contactarme e invitarme.
Como me gusta hacer con algunas de las obras, les dejo un pequeño homenaje: un exhibidor inspirado en el espectáculo. Verán fotos donde el exhibidor está vacío y otras donde se colocó en él el programa de The Manhattan Club, para mostrar cómo se usa.



Más información:
Dirección general, guión y coreografía: Alicia Orlando
Dirección musical y arreglos: Ricardo Pereyra
Duración: 1 hora y 15 minutos
Lugar: Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177, en frente al shopping Abasto) // www.teatrodelviejomercado.com // 2055-8500
Elenco (en orden alfabético): Claudio Barneix, Carlos del Pino, Daniela Losada, Alicia Orlando, Valeria Robles y Omar Tubio
Banda: Ricardo Pereyra (piano), Mariano Tito (contrabajo), Pablo Fortuna / Hernán Galeano (saxo) y Federico Orlando (batería)

Funciones: por el momento, ya terminó esta breve temporada, pero no se descarta que regrese

jueves, 20 de febrero de 2014

Crítica de "Mireya, un musical de tango", de Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Mireya, un musical de tango

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Presidente Alvear).

Calificación: 8.5 /10


¿De qué se trata?: Mireille, una joven huérfana que vive con sus tíos en un conventillo de Buenos Aires, sueña con triunfar en el mundo del espectáculo, junto con su inseparable amigo Miguel. Un día, conoce a un hombre de clase acomodada que la seduce (Manuel), y su vida cambiará para siempre.

El punto fuerte de la obra: la interpretación de Gabriela Bevacqua como Mireya.
A lo largo de la obra, se adueña del personaje de tal forma que es difícil imaginar a otra actriz en su lugar. Tiene un protagonismo casi absoluto, y sólo sale de escena para cambios de vestuario. Pero lo más importante es que nos muestra los matices propios de la vida trágica de la protagonista, incluso desde el tono de voz y forma de moverse. Entonces, se pueden reconocer cambios en su actuación, conforme Mireille va recibiendo golpes de la vida. Así, se va desdibujando la joven inocente y soñadora del principio, pero lo más llamativo es que se puede seguir percibiendo que ese espíritu romántico nunca la abandona, porque está demasiado arraigado en su corazón. Es gracias a esto que la obra funciona, dado que el público se preocupa por ver qué le deparará el destino a través de los años.
Bevacqua saca a relucir también su calidad de cantante, reflejando las transiciones de su personaje con la voz. Es la voz principal de la mayoría de las canciones, ubicadas en tramos donde su personaje experimenta emociones distintas (por ejemplo, el anhelo, el amor y la desesperación). Su registro permite que escuchemos una fusión entre el estilo de teatro musical y el tanguero. Complementa su canto con el baile.

Pepe Cibrián Campoy, autor del libro y las letras, se aleja de los clásicos de la literatura que venía versionando para contar una historia bien porteña. El cambio parece favorecerlo (debo decir que no me había cerrado Excalibur), porque el guión es entretenido y dinámico, y no suele abusar del melodrama y estancarse allí, sino que busca la forma de alivianarlo. Esto no quiere decir que la historia no alcance los necesarios tintes oscuros. Por otro lado, agiliza la narración a partir de una combinación de la síntesis y la elipsis. Con esto me refiero a que, por ejemplo, un personaje le relata a otro lo que le sucedió, y no hay necesidad de mostrarlo (así, se saltean horas, días y años, sin perder cohesión narrativa). Ya había tratado de dinamizar El Retrato de Dorian Gray en su última reposición, pero a mí me había parecido que los cortes eran innecesarios.
Volviendo a Mireya, Cibrián usa algunas metáforas en sus letras (como las de la ruleta y las estrellas). Cabe aclarar que el desarrollo argumental de este musical tiene poco que ver con el de la película Los muchachos de antes no usaban gomina (1976), recordada remake de una cinta de 1937, con Susana Campos como Mireya y Rodolfo Bebán como Alfredo. Es más, hay cambios sustanciales, tanto en la personalidad de personajes como en los hechos. Cibrián hizo su propia versión, y ambas funcionan. Quienes hayan visto la película se darán cuenta de que la obra empieza mucho antes, explorando el pasado de Mireya. Un detalle es que, en la obra, hay un guiño a la dirección de arte del film: en la escenografía de “lo de Hansen”.

Una digresión interesante: en la película de 1976, hay un momento bastante extraño donde, de la nada, una escena en un parque se transforma en un musical. Esto se da una sola vez, aunque después Mireya cante brevemente Mi vida es una copa de champagne (no es cantante, como en la obra) y aparezca Néstor Fabián con la emocionante “Tiempos viejos”. Yo me refiero a otra cosa: a un cuadro que parece sacado de una comedia musical clásica e injertado en la cinta, donde un grupo de bailarines con trajes elegantes canta sobre los rápidos avances tecnológicos de la época: Velocidad. Velocidad. ¡Ya no saben qué inventar! (…) ¿Dónde iremos a parar? (el tema central de la película, según mi parecer, es la nostalgia). Todo esto, al ritmo de una coreografía sincronizada. Después, todo sigue normalmente y ya nadie canta en el parque. Una rareza.

Retornando al 2014, Ángel Mahler (compositor de la música original) sorprende en una faceta nueva, que da cuenta de su versatilidad. Sus composiciones tangueras y milongueras son notables y funcionales a la historia, además de tener ese dejo al estilo de teatro musical que ya nombré (y de recordarnos ese 2x4 de los tangos clásicos que le sirvieron de inspiración). Como ya ocurrió en otras obras de la dupla Cibrián-Mahler, es él quien realza algunas escenas con su partitura, y acrecienta el poder de las emociones. Por otra parte, es un gran pianista. La orquesta se completa con Dolores Stabilini (violín), Carlos Di Palma (contrabajo) y Alejandro Guerschberg (bandoneón), tres buenos músicos que se ensamblan bien gracias a las orquestaciones.

Cibrián agregó el personaje de Leandro Gazzi (Miguel), el incondicional amigo gay de Mireille, que desarrolla sus dotes histriónicos y le da una buena dosis de humor al espectáculo.
Damián Iglesias (Alfredo) puede componer con convicción roles muy distintos. En Mireya, tomó la posta de la puesta en escena y dirección de actores (Cibrián estaba ocupado con Priscilla). Las obras de Cibrián (después de todo, el director general) tienen un estilo particular de actuación, muy ligada al desborde. En este caso, ese estilo encaja dentro del marco costumbrista. Iglesias supera el desafío de escenificar flashbacks, de alternar prolijamente las escenas de texto con las canciones y de pulir los momentos de violencia.

Martín Repetto (Manuel) encarna a un villano odioso y Lorena García Pachecho (madre de Alfredo) causa rechazo por la rigidez de su forma de pensar, propia de las convenciones de la sociedad de principios del siglo pasado, preocupada por guardar las apariencias.

Por supuesto, como la música nos transporta a la danza porteña por excelencia, el baile tenía que tener un papel primordial. Para eso, se convocó al reconocido bailarín de tango Esteban Domenichini (por ejemplo, participó del espectáculo Tanguera) para el preciso diseño coreográfico. Es una de esas personas que llevan el tango en la sangre, y degusta cada uno de los pasos; los siente (si van esta semana, podrán verlo bailar brevemente). Trató de trasladar esta capacidad de hablar con el cuerpo al elenco, con movimientos de tango fantasía. El tango es una danza sumamente expresiva, donde parecería difícil no dejar al descubierto lo que uno siente. En la película, Alfredo decía “El tango es una música auténtica; nuestra” (la aristocracia de 1906, a la que pertenecía su familia, repudiaba esta danza).

En la misma línea de lo que comentaba sobre la síntesis del libro, se usa el tango como forma conceptual de relato. Así, por poner un ejemplo, varios encuentros entre Mireya y Alfredo y el desarrollo inicial de su pasión se resumen en un baile.

René Diviú hizo un vestuario acertadísimo, que refleja el efecto de la Belle Époque en Buenos Aires. Además, su diseño de escenografía contribuye mucho a la ambientación. Sin ser ampuloso ni invasivo, presenta numerosos recursos que captan la atención del espectador con simpleza y lo sumergen en cada locación (se recurre, frecuentemente, a grandes paneles que bajan y suben). El uso de ladrillos le da a la obra una estética fría, como la vida de Mireya (en la película dice “Mi vida no está hecha para la felicidad (…) Tengo lo que me merezco”). La rampa del foso diversifica las entradas y salidas a escena. Sí, de vuelta hay escaleras móviles, un sello de Cibrián.


El ensamble está compuesto por Eluney Zalazar, Bruno Pedicone, Nicolás Bertolotto y Verónica Pacenza. Todos ellos desempeñan algunos roles secundarios, además cumplir el rol de figurantes para darle vida a escenas que transcurren en exteriores o en reuniones. No se necesitaban más que esos cuatro bailarines para poder lucir algunas coreografías vistosas, que acompañan la acción dramática y canciones (a veces, con los protagonistas también bailando).

La iluminación es uno de los fuertes de Cibrián, aquí en dupla con Carlos Gaber (los mismos que firmaron la superlativa iluminación de la última reposición de Calígula). Con menor estridencia, repiten su particular estilo de dejar algunos sectores en foco y otras a oscuras, y sus cambios de color o intensidad marcan la transición entre una escena o una locación y otra sin necesidad de apagones totales o de que el actor salga de escena. Asimismo, la luz une bajo un mismo sentimiento a los personajes, aunque se encuentren a cierta distancia, y resalta la escenografía.

Finalmente, quisiera remarcar que los preadolescentes pueden disfrutar tranquilamente de este musical (lo aclaro porque vi algunos en la sala).

En resumen: El mejor musical de la dupla Cibrián-Mahler de los últimos años, con una actuación exacta de Gabriela Bevacqua. Despliega matices para transitar la vida de Mireya y pone sus habilidades vocales al servicio de una partitura expresiva y notable de Ángel Mahler. Todo esto, enmarcado en la cuidada puesta de Damián Iglesias.
-.-.-.El Espectador Crítico de Musicales.-.-.-

Más información:
Dirección de actores y puesta en escena: Damián Iglesias
Dirección musical: Ángel Mahler / Damián Mahler (según la función)
Dirección general: Pepe Cibrián Campoy
Teatro: Presidente Alvear (Av. Corrientes 1659)
Duración: 2 horas y 10 minutos (sin intervalo)
Funciones: miércoles a sábado a las 21 hs. y domingo a las 20 hs.
Precio de las entradas: $80, $100 y $120 // Miércoles (día popular): $50 y $80
Venta online: ctba.globalticket.com.ar/
Producción Ejecutiva: Ángel Mahler - Julieta Kalik - Santiago Zenobi
Producción Asociada: La Crypta S.A. - Complejo Teatral Buenos Aires
Prensa y difusión: Alejandro Veroutis, Alejandro Andolfi y Patricia Brañeiro

Fotos: www.facebook.com/pages/Mireya-Un-Musical-de-Tango/ (Nacho Lunadei y Cecilia Berardinelli)

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La crítica ya terminó, pero quiero hacer un apartado para referirme a algo que ocurrió el año pasado. Cibrián quiso responderle a la crítica del prestigioso diario “La Nación”, Susana Freire, que había hecho un comentario de El Retrato de Dorian Gray. Más allá de la disputa, el objetivo de esta mención no es tomar partido, sino publicar como curiosidad la lista de preguntas que, según Cibrián, sentenció en esa oportunidad que hay que saber responder para demostrar que uno sabe de musicales y de teatro. Para que sepa que me sometí a ese test, quiero decirle que yo pude responderlas.

Este es el extracto textual de la respuesta de Cibrián:
“ES SOLO UNA OPINIÓN, TU FUNCIÓN ES ACLARARLO, PARA ESO DEBES SABER MÚSICA, HABER VISTO 120 MUSICALES.
¿SABES QUIEN ES STEPHEN SONDHEIM?
¿ROGERS Y HAMERSTEIN?

CY COLEMAN
KANDER Y EBB
COLE PORTER (ESE SEGURO SI)
MICHAE BENNET
BERNADETTE PETERS,
MANDY PATIMKIN
JERRY HERMAN
MARY MARTIN
OKLAHOMA
SHOWBOAT
NO NO NANETTE
MARTIN GUERRE
ZERO MOSTEL
¿EL AUTOR DE MAME?
¿LA ACTRIZ QUE LO ESTRENÓ FAMOSISIMA?
¿QUIÉN ESTRENÓ HELLO DOLLY O GIPSY?
SI SABÉS LA MITAD DE LAS RESPUESTAS SABES DE MUSICALES.

PERO SABÉS QUIEN O QUÉ ES
IBSEN
HEDDA GABBLER
EL JARDÍN DE LOS CEREZOS
LOS SIETE LOCOS
ROBERTO ARLT
GOROSTIZA
LORCA
LOPE DE VEGA
DRAGÚN
ART
EL CONVENTILLO DE LA PALOMA
VIRGINIA
WOOLF

ALBEE
COSSA
WESKER
LUPPI
DORA BARET
ANA ITELMAN
LA GALVÁN
YO
ANGEL
JUAN RODÓ
EL CERVANTES
LOS ACE
LOS FLORENCIO SANCHEZ
EL LOLA MEMBRIVES
¿POR QUÉ?
PORQUE SABÉS DE TEATRO. DE MUSICALES NO.”

miércoles, 19 de febrero de 2014

10 reflexiones sobre "Casi Normales", de Brian Yorkey y Tom Kitt

Categoría: OBRA MUSICAL

10 reflexiones sobre Casi Normales
Título original: Next to normal
Libro y letras: Brian Yorkey. Música: Tom Kitt.

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2012 (Teatros Liceo, Apolo y El Nacional) – 2013 (Teatro El Nacional) – 2014 (Teatro Tabarís) – 2015 (Teatro Metropolitan Citi)

Calificación: 10 /10

¿De qué se trata?: Uno de esos poquísimos musicales perfectos, admirable desde el libro y la música. Lo recomiendo para cualquier persona, y sugiero que vayan sin haber averiguado demasiado sobre la obra y su trama (con saber que es sobre una familia con una madre bipolar que lucha por ser normal basta). Logra emocionar y generar identificación. Interpretaciones de primer nivel (sobre todo, de Laura Conforte) y una puesta que no da respiro (trabajada en distintos planos). De lo mejor que se ha hecho en materia de musicales en Argentina.

Teniendo en cuenta que Casi Normales llegó ya a su 5º temporada, habiendo pasado por 4 teatros (más la presencia del elenco en un concierto en Broadway) y cosechado muchos fanáticos (que la vieron una y otra vez, y vuelven a verla), me pareció que no resultaría interesante encarar esta nota con el formato de la tradicional reseña. En vez de una crítica, decidí discutir algunos de los puntos que me parecen centrales de la obra, y que exponen la brillantez con la que está aplicado a la historia el género de teatro musical. Además, los aspectos que seleccioné pueden ser útiles para aquellos que quiera interpretar una de las canciones (ya sea en una muestra o en una audición o en el living de su casa), porque dejan al descubierto algunas pautas actorales que pueden servir para meterse más en los personajes. Al final, dejé otros puntos planteados, para el que quiera seguir profundizando por su cuenta. Probablemente sean cosas que parecen elementales, pero es interesante tenerlas en cuenta.

Más información:
Dirección: Luis “El Indio” Romero
Dirección musical: Francisco Varela
Elenco: Laura Conforte, Martín Ruiz, Manuela del Campo, Matías Mayer,
Fernando Dente y Mariano Chiesa
Teatro: Tabarís (Av. Corrientes 831) 2015 (6º temporada): Teatro Metropolitan Citi
Duración: 2 horas y media (incluyendo intervalo de 10 min.)
Funciones: miércoles a sábados a las 21 hs. y domingos a las 20 hs. 2015: miércoles a las 21:30 hs., jueves a las 22:30 hs., viernes a las 22 hs., sábados a las 22:45 hs. y domingos a las 21:45 hs.
Precio de las entradas: $200 y $220 2015: $280 a $350
Promociones: 2x1 con Club La Nación (cupos limitados) y 30% de descuento con Cablevisión y Swiss Medical Consultar en Plateanet
CD: se obtiene comprando 2 entradas de $220 por Plateanet (NO se vende en el teatro)

ATENCIÓN: SI NO VISTE CASI NORMALES, POR FAVOR, NO SIGAS LEYENDO, PORQUE SE DISCUTIRÁN PARTES CLAVE DE LA OBRA
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(1)
---¿Cuál es el fundamento para las “Promesas” de Dan?---

Cuando Dan canta “Promesas”, está demostrando que nunca va a traicionar lo que prometió (renovando sus “votos de amor”). Pero hay más que eso. La canción tiene dos etapas. La primera habla de la juventud de Dan (Un pacto entre dos / que un niño hace tiempo juró). Esta parte está llena de la entrega ciega del amor (Y se lo digo a la chica más dulce y radiante…), y recuerda el comienzo de esas promesas cargadas de significado. La segunda parte nos lleva de vuelta al presente: Aunque el hombre olvidó sus razones nunca olvida lo que prometió. Sobre el final, Dan no es el mismo. Ya no se acuerda por qué prometió estar siempre al lado de Diana, pero asegura que nunca la dejará. Ya sea por costumbre o por lealtad o por honestidad o por virilidad o por sus votos matrimoniales o por cualquier otra cosa, pero no porque le encuentre sentido, sino porque está obligado por su pasado. Esta renovación de las promesas lo muestra mucho más cansado y con menos amor para dar, y es por esto que quien quiera cantar esta canción debe reflejar esta transición, esta dicotomía entre el pasado y el presente. En un punto de la obra, Dan se pregunta si el loco no es aquel que se sienta en la sala de espera de un hospital. No entiende cómo, habiendo estado él siempre presente y atento, las cosas no se solucionan (“Yo estoy”).

(2)
---¿Por qué Diana no puede vivir “Sin las montañas”?---

“Sin las montañas” es una canción muy sutil, y a algunas personas se les escapa su verdadero significado. En realidad, Diana no extraña ningunas montañas, sino que estas se usan como metáfora. Lo que realmente extraña es su vida antes de la medicación (esto explica por qué termina el cuadro deshaciéndose de las pastillas). Las montañas grafican los picos emocionales que Diana experimentaba. Versos como Esa euforia al subir / y la angustia al bajar reflejan la tendencia a los cambios de humor radicales propios del trastorno bipolar (las “subidas” y “bajadas”). Contenida por los fármacos, no puede sentirse libre (Nada es real). Vista así, es una canción bastante oscura. Si traducimos la letra original de la canción, sin preocuparnos por la rima ni la métrica, nos encontramos con un comienzo como este:
Había un tiempo cuando yo volaba más alto
Había un tiempo cuando la chica salvaje que corría en libertad era yo
Ahora la veo sentir el fuego
Ahora sé que me necesita para compartir
Yo no estoy

¿De quién habla cuando dice Ahora la veo sentir el fuego? De Natalie, para quien Diana “no está”. Por temas de adaptación, esto no aparece tan claro en la versión local (Hoy la veo y siento el fuego). Así, Diana anticipa lo que le dirá a su hija en la canción “Casi Normales”: Me veo en vos. Recordemos que “Sin las montañas” aparece después de que Diana se entera del noviazgo de Natalie, y eso le remite a su juventud, cuando quedó embarazada de Dan. En cierto punto, Diana quiere volver a experimentar ese desenfreno, porque está cansada de los controles constantes que, como “paciente estable”, recibe del Dr. Fine. La canción original termina Extraño las montañas / Extraño mi vida. La canción empieza más tranquila, evocando recuerdos, pero gana más fuerza a partir de la determinación de Diana, que se da cuenta de que puede “volver a vivir”, según su consideración.

(3)
---¿Por qué Natalie toma medicamentos?---

Sabemos que Natalie se siente muy presionada, porque nos lo demuestra al decirnos que “Todo lo malo se va” cuando toca una melodía de Mozart. Además, nos habla del juego de las apariencias: cuando uno escucha una pieza de Mozart, no se imagina su desequilibrio. Ella tiene que imitarlo y hacer de cuenta que todo está bien pese a la inestabilidad emocional que le provocan los conflictos familiares. Si vemos la letra en inglés de la canción, nos enteramos de que tiene que dar un concierto (que luego se muestra en la obra), en el que su actuación debe ser perfecta, para poder entrar becada a la universidad Yale. Como dice la canción original, sabe que todo está “a una sonata de distancia”. No obstante, no creo que Natalie empiece a tomar las pastillas de su madre por estrés, sino que tiene más que ver con lo que expresa durante “Superboy y la chica invisible”. Está cansada de quedar siempre al margen de toda atención. No la recibe de Diana, que nunca olvida a Gabriel (ni siquiera pudo sostenerla cuando nació), y tampoco de Dan, que siempre está ocupándose de Diana. ¿Cuál es su solución? Imitar a Diana, para ser notada por los demás y que se preocupen por ella igual que como hacen por su madre. Probablemente se trate de un mecanismo inconsciente. Sin embargo, en la fiesta formal a la que va con Henry, se da cuenta de que está siguiendo los pasos de su mamá.

(4)
---¿Cuál es la importancia de la “Luz”?---

Es sugestivo el contraste de “Luz en la oscuridad” (final del primer acto) con “Luz” (fin del segundo). La primera canción transmite una mezcla confianza, desesperación e incertidumbre (todo a la vez), y la segunda es un estallido de esperanza. En “Luz en la oscuridad”, Dan dice que hay algo de luz en su casa, pero al final de la obra, se queda a oscuras, cuando que Diana se va. La conclusión es que Diana representaba la luz en la vida de Dan, pero Dan no lograba que ella se sintiera como luz (se sentía una carga), y tampoco podía complementarla lo suficientemente bien. Es más, Diana sentía que su luz se apagaba, y que ya no podía brillar por sí sola, porque había alguien que se ocupaba de reavivarla todo el tiempo (Dan). De esta forma, nunca podría afrontar la vida sola. Su decisión es alejarse para poner a prueba su capacidad de brillar. Pero Dan, que ha dedicado 18 años a cuidarla, se siente descolocado; a oscuras. Es entonces cuando entra en escena Natalie, que tiene la oportunidad de, por primera vez, ser luz para su padre (que declara no saber estar solo). Nunca podría haber ganado esa fuerza si no fuera por la partida de Diana (y la charla previa madre-hija). Por lo tanto, enciende el primer foco de una cadena de luces de la que forman parte todos los personajes (esto se aprecia, desde lo musical, en el manejo de las armonías). Esto es un cambio con respecto a “Otro día más”, donde las armonías subrayan el “dolor”. De la determinación individual de prender luces se desprende el resultado final: una luz mucho más intensa; la suma de todas las demás. Pero, para encender luces individuales, los personajes tuvieron que atravesar un crecimiento personal, y así lograr que brille lo que antes se apagaba ante los obstáculos. A lo largo de la obra, está presente el fantasma del suicidio, pero siempre se supera. Si, de vuelta, vamos a la traducción del original, vemos lo siguiente:
Día tras día,
Dame nubes, y lluvia, y color gris
Dame dolor, si es lo que es real
Es el precio que pagamos por sentir
El precio del amor es la pérdida
Pero aún así pagamos
Amamos de todas formas
(…)
Sabiendo que los cielos más oscuros algún día verán el sol
(…)
Cuando abrimos nuestra luz
Hijos e hijas, maridos, mujeres
Pueden pelear esa pelea
Habrá luz

Es una luz madura, que entiende que debe nutrirse de las malas experiencias para poder sobrevivir y ser más fuerte. Es mejor poder sentir tanto alegría como tristeza que no sentir nada, porque esos instantes de amor lo compensan todo.

(5)
---¿Por qué Dan ve a Gabriel al final?---

Dan recién puede ver a Gabriel y asimilar su dolor cuando Diana se va de la casa. Antes de eso, ni siquiera pronunciaba el nombre de su hijo (Hasta que no me nombres, no me podés domar). ¿Por qué antes se mostraba indiferente? Porque, con Diana en el mismo hogar, no podía reconocerse débil, sino que su función era siempre mostrarse fuerte para poder lidiar con los problemas de su mujer. Además, a raíz de las alucinaciones de Diana, trataba de negar todo lo referido a ese pasado, y esa angustia contenida por tantos años ya no puede aguantar más dentro de su cuerpo, y hace catarsis apenas Diana se va a la casa de sus padres. Puede que esa negación (para proteger a Diana) le haya servido como mecanismo de defensa personal ante el dolor. Sé que le dijiste que yo no valgo nada / pero sé que sabés quién soy yo, dice Gabriel en la versión original. Luego, empieza a cantar con la melodía de “Soy yo”, la misma con la que Dan mostraba su incondicionalidad ante Diana. Esto remarca que el recuerdo de Gabriel siempre estuvo igual de firme que la determinación de Dan por ocultarlo, a pesar de que no era algo para pasar por alto tan fácilmente, sino un hecho trascendente.


Algunas cuestiones sobre las que se puede seguir profundizando…

6- ¿Hay uno, varios o ningún villano en esta historia? ¿Podría ser Gabriel, Dan o el Dr. Madden? Se puede buscar evidencia para cada uno. Por ejemplo, Gabriel se muestra macabro en “Un lugar”, una canción con dos lecturas al mismo tiempo (la de Diana y al del espectador).

7- La relación entre Diana y Dan es distinta de la de Natalie y Henry. Mientras que Dan se esfuerza por mantener a Diana al margen del triste pasado y poder decir frenéticamente “Está todo bien”, Henry acepta las debilidades humanas, y consuela a Natalie: Podés estar loca / o que estemos locos los dos.

8- ¿Cuál es el mensaje de la obra? La decisión de Diana de dejar el tratamiento psiquiátrico (aunque se sugiere que después lo retoma) puede parecer un poco controversial. Sobre todo, por su pregunta angustiante: ¿Y si lo que en mi mente usted buscó / no estaba en mi razón / y estaba en mi corazón? (acompañada de la imagen de aun médico que enyesa el pie incorrecto). Puede ser visto como una crítica a la preocupación desenfrenada de este siglo, donde la gente busca un diagnóstico rápido. A mí, me gusta más ver el mensaje como un recordatorio de que no hay que dejarse atropellar por los problemas, y que hay que buscar la solución siendo conscientes de nuestra fragilidad.

9- En “Atrapada y sin salida”, Diana cuenta que se siente oprimida, como si no la dejaran vivir su propia vida y la obligaran a seguir un guión (procedimientos psiquiátricos) y las indicaciones de un director (el Dr. Madden); como si fuera una actriz. Esto anticipa la decisión que tomará al final, donde tomará las riendas de su vida (como Nora del clásico Casa de muñecas, pero por situaciones distintas y en un contexto moderno). Entonces, no sólo se muda por la culpa que le produce ser una carga para su familia.

10- La música de Tom Kitt juega un papel fundamental para transmitir emociones, y es bastante bipolar. Hay, por ejemplo, canciones que no tienen cierre, melodías que se acoplan en distintos registros y silencios repentinos (por ejemplo, luego de ¿Hablan de sus depresiones / o del hijo que murió?), además de mucha potencia rockera que oscurece la atmósfera y música instrumental tétrica que acompaña escenas de texto (como cuando el Dr. Madden revela que quiere probar con la terapia de electroshock). Pero, para mí, uno de los momentos más logrados es el contraste entre la acusación de Diana a Dan con “No sabés” y su respuesta certera: “Yo soy”. A esto se suma la interferencia de Gabriel luchando por hacerse notar (“Soy real”). El resultado es un número poderosísimo.
-.-.-.El Espectador Crítico de Musicales.-.-.-

Fotos: facebook.com/casinormalesok

domingo, 9 de febrero de 2014

Crítica de "Nunca digas nunca", de Marisé Monteiro, con canciones de los años 60

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Nunca digas nunca

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Ciclo “Teatro en las Plazas”).

Calificación: /10


¿De qué se trata?: En los años 60, Gastón (Juan Manuel Bevacqua), un sexólogo, profesor y escritor no muy exitoso, se instala en una cabaña en el Sur Argentino, para compartir las vacaciones con Silvina (Yanina Groppo), su séptima mujer, unos años más joven que él. De repente, llega Dodó (Nacho Medina), el hijo adolescente que Gastón tuvo con su primera mujer. Luego de que éste sufra un accidente, arriba también su sobreprotectora madre, una cocinera famosa llamada Sabrina (Silvia Pérez). Vale aclarar que Silvina desconocía la existencia de Dodó y creía que Sabrina estaba muerta. Las complicaciones seguirán cuando una tormenta de nieve los deje varados a todos en la casa, y cuando llegue a ella el médico del pueblo (Mariano Depiaggi).

El punto fuerte de la obra: la actuación de Yanina Groppo, como Silvina.
De todos los integrantes del elenco, es aquella que transmite mayor frescura y naturalidad, y es la que logra el mejor trabajo vocal. El público lo reconoce, dándole un cálido aplauso (al menos, durante la función que presencié en la Plaza Gral. Manuel Belgrano, el 4/2). Su desempeño en el canto contrasta sustancialmente con lo que hacen sus compañeros (salvo por alguna intervención correcta de Mariano Depiaggi). Está claro que la mayor parte del elenco se mueve mejor como comediante que como cantante, un rol en el cual hacen agua.
Se podría objetar que, dentro de una comedia, esta situación no es grave, y se disimula que algunas versiones de canciones suenen desprovistas de afinación. Es el caso, por ejemplo, de “Como lo hice yo” (mítico tema de Sandro), que si se interpretara de la misma manera en un homenaje al gitano le ganaría a los actores el odio perpetuo de todas sus “nenas”. También, hubo ciertos problemas con el tempo, más allá de que hubo ciertas interferencias de sonido que distrajeron a los artistas. De todas formas, para ser un espectáculo al aire libre, el sonido estuvo bastante bien.
La música instrumental provenía de pistas pregrabadas. Cuando la de “Hace frío ya” comenzó a fallar, los actores no resolvieron muy bien el asunto en escena (la apuntada Groppo intentó). No obstante, debo reconocer que luego tomaron confianza y salieron adelante, terminando la canción a capella.

Les tocó nada menos que a Valeria Ambrosio (experimentadísima en musicales basados en canciones preexistentes) y a Leonardo Gaetani lidiar con las limitaciones vocales del elenco. Acertaron al tratar de mantenerlos dentro de un registro acotado. En lo actoral, donde pudieron trabajar con mayor comodidad, lograron mantener el ritmo de comedia de situaciones que el texto de Marisé Monteiro marcaba.
Con respecto al trabajo autoral de Monteiro, respeta esos códigos de sitcom y logra que toda la familia se pueda interesar por el relato (algo que, es justo decirlo, viene haciendo hace rato, con varios buenos trabajos aptos para todo público). Además, hace que las distintas generaciones se rían de cosas distintas. No obstante, tanto el humor como la historia resultan un poco predecibles, pero esto se debe a ese anhelo de querer entretener a un público variado (donde las distintas generaciones se ríen muchas veces de diferentes cosas). En la función a la que asistí, conté 8 reacciones de risas más o menos generales entre los espectadores. Algunos de estos chistes fueron festejados con aplausos, así como el comentario de que a los políticos nunca hay que creerles.
De todas formas, Monteiro parece comprender que la historia, en este caso, es lo de menos (por no ser extremadamente sólida) y pone el acento en el humor (básico) y, sobre todo, en las canciones de los años 60, su mayor acierto.
Eligió un repertorio divertido y alegre, que se puede acompañar con los shalalala, shubaduba y prrrrrr propios de la época. Además, apela al efecto nostálgico, dado que fueron canciones muy populares en nuestro país. Una buena idea fue elegir sólo fragmentos de estas melodías, para poder incluir una mayor cantidad sin extender demasiado la duración.
Si vamos a lo estrictamente dramático, muchísimas canciones parecen fuera de lugar dentro del guión (véase, por ejemplo, la inexplicable aparición de “Blowin’ in the wind”), pero queda claro que no se incluyeron para hacer avanzar el relato.
Por cierto, la obra tiene un buen arranque, con el personaje de Silvina bailando al ritmo de la disparatada “Sul Cucuzzolo”, de Rita Pavone.

Esta es la lista de números musicales:
1. “Te quiero ver bailar” (Los Náufragos)
2. “Contigo aprendí” (Armando Manzanero)
3. “Mi juramento” (Violeta Rivas – Chico Novarro)
4. “Cuéntame” (Fórmula V)
5. “Blowin’ in the wind” (Bob Dylan)
6. “Como lo hice yo” (Sandro)
7. “Love me do” (The Beatles)
8. “California dreamin’” (The Mamas & the Papas)
9. “Hace frío ya” (Hilda Lizarazu – Original en italiano: Nada Malanima)
10. “Un trotamundos” (Nicola Di Bari)
11. “Libre” (Nino Bravo)
12. “Lo mismo que a usted” (Palito Ortega)
13. “Yo no soy esa” (Mari Trini)
14. “Explota” (Rafaela Carrá)
15. “Un muchacho como yo” (Palito Ortega)
16. “Dame fuego” (Sandro)
17. “Y te has quedado sola” (Los Iracundos)
18. “Como yo te amo” (Raphael)
19. Popurrí final

La gran Mecha Fernández ideó una coreografía extremadamente simple, pero que respeta el estilo del período retratado. No obstante, hubo unos breves momentos de falta de coordinación entre los actores (a veces, se miraban entre ellos para corregirlo) y otros donde fijaban la vista en el piso.
El vestuario es lo suficientemente equilibrado (no es muy llamativo, pero no pasa desapercibido). La escenografía es buena y bastante detallada, y ayuda a imaginar la cabaña. Se utilizan efectos de sonido que contribuyen, también, a la ambientación o buscan hacer reír (algunos, con mayor suerte que otros).

La idea del gobierno de la ciudad de hacer teatro gratuito en las plazas es una iniciativa maravillosa, que permite acercar esta disciplina a una gran cantidad de personas, que lo celebran agradecidas. Lo mismo sucede con el "Festival Shakespeare", que es de una calidad altísima, y cuya cuarta edición comienza el 15 de febrero (http://www.festivalshakespeare.com.ar/).
La baja calificación que le puse a la obra fue para ser justo con las demás, pero no quiere decir que no la recomiende para quienes quieran disfrutar de una comedia liviana para toda la familia, que más allá de sus irregularidades despierta interés (en gran parte, gracias a sus canciones).

En resumen: Una comedia de Marisé Monteiro que, probablemente, merecía un mejor destino. Si bien el guión es simple, entretiene gracias a los fragmentos de canciones de los 60 (si uno deja pasar las regulares interpretaciones de un elenco que, mayoritariamente, se siente más cómodo en lo actoral que en el canto y en el baile). Una buena oportunidad para disfrutar de teatro al aire libre y en familia.

Más información: http://agendacultural.buenosaires.gob.ar/evento/nunca-digas-nunca-con-silvia-perez/8949
Próxima función: martes 11 de febrero, en Plaza Irlanda (Donato Álvarez y Gaona; Caballito)
Duración: 1 hora y 10 minutos
Fotos: http://www.buenosaires.gob.ar/noticias/continua-teatro-en-las-plazas-en-almagro

viernes, 7 de febrero de 2014

ESPECIAL: El bus de "Priscilla, la reina del desierto"

ESPECIAL:
El bus de Priscilla, la reina del desierto
Título original: Priscilla, queen of the desert

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Lola Membrives).

Les dejo fotos de la versión en papel que hice del bus/colectivo/micro del musical Priscilla, la reina del desierto, que se estrenó en el Lola Membrives el miércoles 5 de este mes. Una vez que se haya realizado la función de prensa, publicaré también la crítica.
Como podrán ver, uno de los laterales muestra la pantalla de LEDs en funcionamiento. El otro, el interior del vehículo. El frente es el mismo que en la película y la parte trasera es de una producción estadounidense de la obra. El zapato de arriba es de la versión argentina, así como el estampado que recubre la cara interna de la puerta.
Hagan click en las imágenes para verlas en mayor tamaño.
Saludos,
-.-.-.El Espectador Crítico de Musicales.-.-.-


Crítica de "Al final del arcoiris", de Peter Quilter, en versión de Masllorens y González del Pino

 Categoría: OBRA CON MÚSICA

Crítica de Al final del arcoiris
Título original: End of the rainbow

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Apolo).

Calificación: /10 


¿De qué se trata?: En 1968, Judy Garland (Karina K) es convocada a Londres para dar una serie de conciertos. Se instala en un hotel con su quinto marido y manager, Mickey Deans (Federico Amador) y su pianista y confidente, Anthony (Antonio Grimau). Allí, tendrá que sobrellevar su mala situación financiera, su adicción a las pastillas y el alcohol y su complicada relación con la prensa y quienes la rodean para poder cumplir con su compromiso.

El punto fuerte de la obra: la inmensa Karina K.
Al salir del teatro, escuché a una mujer decir “Me cansé de sólo ver el trabajo de esa mujer”. Lo decía en sentido positivo, porque reconocía el poder que tiene Karina K para hacer vivir a los espectadores emociones fuertes. Esto me remitió a una frase de Alejandra Boero que leí hace unas semanas en la revista “Noticias”, en una entrevista a Thelma Biral: “La gente no sabe, cuando va al teatro, cuánto va a tener que trabajar”. Y es probable que uno termine agotado y agradecido después de ver la actuación de Karina K, un verdadero tour de force, como se dice en teatro (un personaje difícil, que requiere destreza escénica y expone la habilidad de un artista).
Ella sabe empaparse de la esencia de sus personajes (cuentan que, para protagonizar Sweeney Todd, escuchaba hasta la grabación de la versión coreana), y se mete de lleno en el personaje de Judy, con todas sus facetas. En lo vocal, consigue rememorar su estilo inconfundible. Garland era una mujer de contrastes. Era capaz de sorprender al público al cantar, de repente, con mucha potencia, y luego volver a un tono más tranquilo, luciendo su registro amplio (a veces, también, jugando con el tempo). Por eso, la identificaba esa fuerza que tenía guardada dentro de un cuerpo pequeño y de 1,51 cm de alto, que parecía a punto de explotar cuando encaraba esas notas, pero se mantenía más firme que nunca. Me pregunto si esta forma de cantar no tenía que ver con su personalidad. Puede haber sido por su tendencia a mostrar cómo podía hacer todo al límite (lo mismo sucedía con las pastillas y el alcohol). Así, entregaba todo en escena y todavía tenía resto para más (como Karina K). También, puede haber sido una forma de mostrar seguridad, que ella podía hacer lo que quisiera en el escenario por sí misma, sin las presiones que tuvo que sufrir desde muy joven por parte de los estudios fílmicos MGM. Allí, la acomplejaban por su aspecto estético (por ejemplo, le ponían carillas sobre sus dientes torcidos o le indicaban cuándo y qué comer). También, según ella misma declaró, le daban pastillas para mantenerla enérgica por varias horas de rodaje y, luego, pastillas para que se pudiera dormir, hasta que la despertaran y le dieran nuevamente pastillas que la vigorizaban, como si fueran un robot con botón on/off. Entonces, su voz poderosa y su rebeldía le pudieron haber servido para mostrar que ella era mucho más de lo que aparentaba, y que era una mujer fuerte que nadie podía controlar (al menos, eso creía ella).
Karina K recrea con maestría y excelente técnica vocal a esa mujer frágil que se revitaliza en el escenario y, a la vez, hace catarsis. Versiones desgarradoras como las de “You Made Me Love You” y “Come rain or come shine” están cargadas de expresión, al igual que el emocionante final. Cuenta la anécdota que Judy grabó una canción para la película Nace una estrella en 27 tomas (durante 3 días) hasta conseguir la emoción esperada.
Desde lo actoral, adopta una postura para mostrar esa vulnerabilidad (además, bajó de peso) y mantiene una actitud sumamente hiperquinética, tanto al moverse como al hablar, o simplemente al agarrar un cigarrillo. Además, adopta el histrionismo de Judy, utilizando gestos característicos (que traen reminiscencias, también, de su hija Liza Minelli), y hace que sintamos pena por su debacle.


Antonio Grimau compone magníficamente, con sensibilidad y sutileza, a un pianista homosexual, logrando superar su gran actuación en El precio. Se anima, incluso, a cantar unas líneas.
Federico Amador tiene un rol difícil, al compartir escenario con dos grandes actores. Sin embargo, logra otorgarle a su personaje ciertas ambigüedades que requiere, que no es conveniente adelantar.

El texto de Peter Quilter, en una buena adaptación de los cotizados Fernando Masllorens y Federico González del Pino, es generoso con la actriz protagónica, a quien cede casi todo el peso de la obra (como ya le había pasado a Karina K en Souvenir). Aquí, no hay intriga por ver qué sucederá ni vueltas de tuerca, sino que la prioridad es pintar a una leyenda como Judy Garland en 1968, cuando estaba próxima a su muerte, de la mano de anécdotas interesantes. Un acierto es la forma en la que entremezcla el drama con el humor, y otro es la dosificación de las referencias al pasado de la artista durante la Era Dorada. Las canciones (cuyas versiones en castellano fueron hecha por Alberto Favero y Karina K) también están bien intercaladas. Por supuesto, está “Over the rainbow” (debo confesar que, a los 6 años, por culpa de mi mamá, yo era fanático de El Mago de Oz; tanto del libro como de la película, su versión teatral y el musical The Wiz). Particularmente, me gustó la inclusión de “Get happy”. Aclaro de vuelta: este no es un musical, sino una obra con música.
Hay cierta ironía en la forma que Judy Garland terminó convirtiéndose en el Norman Maine que su personaje trataba de proteger en Nace una estrella.


Alberto Favero aporta su profesionalismo en la dirección musical y en el piano, para darle vida a grandes melodías de la mano de Arturo Puertas (contrabajo) y Quintino Cinalli (batería).

Tanto la dirección de Ricky Pashkus como la escenografía (de Héctor Calmet) y el vestuario (de Pablo Battaglia) podrían sintetizarse en una sola palabra: realismo. La obra es muy humana, y por eso conmueve.
La iluminación de David Seldes sirve para marcar la transformación de Judy en el escenario, en contraste con su vida en el hotel.

En resumen: Karina K encarna a Judy Garland con una entrega conmovedora, y se sigue consolidando como una de las mejores actrices de nuestra escena. Desde lo vocal, logra versiones desgarradoras y poderosas de algunos clásicos de la artista. La dirección de Ricky Pashkus se focaliza en darle realismo a la obra.
 -.-.-.Espectador Crítico de Musicales.-.-.-

Más información:
Dirección general: Ricky Pashkus
Producción general: Javier Faroni
Teatro: Apolo (Av. Corrientes 1372) – Tel.: 4371-9454
Desde el 11/9: Teatro Astros (Av. Corrientes 750)
Precio de las entradas: $180 y $200. Ahora: $180, $220 y $240.
Funciones: jueves y viernes 21 hs, sábado 21:30 hs. y domingo 20 hs.
Duración: 1 hora y 40 minutos
Promociones: 2x1 con Club La Nación y 15% de descuento con Visa Citi

Para cerrar, les dejo algunas frases de Judy que encontré en Internet, y que reflejan algo de lo que se ve en la obra:

“Yo quería creer e intentaba creer con todas mis fuerzas en el arcoiris que trataba de de atravesar y no podía. ¿Y qué? Muchas personas tampoco pueden”

“En cuanto a mis sentimientos hacia “Over the rainbow” [de El Mago de Oz], esa canción se convirtió en parte de mi vida. Es tan simbólica sobre mis sueños y deseos que estoy segura de que es por eso que, a veces, asoman lágrimas en los ojos de las personas cuando la escuchan”

“Cuando viviste la vida que yo viví, cuando amaste y sufriste, y estuviste locamente feliz y desesperadamente triste... bueno, ahí es cuando te das cuenta de que nunca vas a poder sentar cabeza y establecerte en un lugar. Tal vez es mejor morirse antes”

“Soy una mujer que quiere estirar sus abrazos y acoger a 40 millones de personas entre sus brazos”

“Soy una leyenda. Entonces, ¿por qué estoy tan sola?”

“Detrás de una nube, hay otra nube”

“Siempre tenés que ser una versión propia de primera clase, en vez de una versión ajena de segunda clase”

“¿Creés que podés hacerme cantar? Podés llevarme allí, claro, pero ¿podés hacerme cantar? Yo canto por mí misma. Canto cuando quiero, sólo para mí. Canto por mi propio placer, cuando quiero. ¿Entendés eso?”

Nota: esta última frase contrasta con lo que el personaje de Judy dice en la obra (que canta para la gente). Yo creo que el público la devolvía a la realidad y le daba aliento. De hecho, fue él quien la inmortalizó. No obstante, esta frase muestra su costado indomable (eso que yo había percibido en su forma de cantar). Cuando ella veía que la gente quería que cantara, ella tenía ganas de de cantar, y ese era el “placer” al que puede referirse: el de compartir una conexión secreta con el público, que hiciera felices a ambas partes.